Hace un par de semanas, la diseñadora venezolana Carolina Herrera dio una declaración polémica sobre los influencers en la Latin American Fashion Summit, una cumbre sobre moda que se ha celebrado en Cartagena de Indias.

La reconocida diseñadora dijo: 

Las influencers son algo que parece muy importante. Yo no lo entiendo mucho y voy a explicar por qué. Para mí, no son el estilo de la moda. Son el estilo del dinero, ellas no tienen su estilo. Ellas se ponen lo que les den para un show.

Algo que no sorprende, a menos que sea un fashion vlogger, que en ese caso seguramente pusiste el grito en el cielo. Claro que varias influencers de tendencias defendieron su trabajo, alegando que si Carolina Herrera no quería este tipo de promoción que era aceptable, pero que no las pusiera a todas en el mismo saco.

Es cierto, la señora Carolina Herrera en enero cumplirá 81 años y bien podríamos argumentar que es su visión a la antigüita lo que hizo que opinara esto. O no. Depende de qué lugar del espectro te encuentres, ya que no es ningún secreto que si una marca patrocina a un influencer y le da lo suficiente, lo más seguro es que promocione el producto asignado.

Al final, este es el punto de los influencers y microinfluencers para las marcas, obtener patrocinio sin que los costes sean muy grandes y llegar a nichos específicos de forma directa. Su trabajo está en obtener patrocinios, así que no es para nada descabellado lo que declaró Herrera, pero es parte de lo mismo si no hay exclusividad contractual.

Sea como sea, los influencers han encontrado un camino dirigiendo a las masas hacia diversos productos, apoyados en una gran personalidad o en lo puramente aspiracional. Y es aquí donde muchos de ellos han perdido lo que movía masas.

Los influencers son la demostración de que todos podemos ser famosos, como los quince minutos de fama de los que habló Warhol en su momento, y sin duda, estas celebridades las sentíamos más parecidas a nosotras, más cercanas. Lo cierto es que muchos han perdido la credibilidad, precisamente por lo que menciona Herrera, ya que venden cualquier cosa que les llegue al precio, aunque sea malo, dudoso o no implique algo propio.

Claro que cuando hablamos de influencers de moda es una cuestión meramente aspiracional y para que una casa de moda decida buscarte, ya hablamos de cuentas con millones y millones de seguidores que les prometen a las marcas llegar a nuevos targets y ventas seguras.

En este momento el poder de influencia se mide por medio de likes, algo que gracias a la desaparición de estos en redes sociales meramente aspiracionales como Instagram, pueden marcar el fin de una era y de estos nuevos trabajos como influencers.

Lo cierto es que es algo que aún están probando, no es que ya se vaya a eliminar esta fuente moderna de dinero e influencia, pero sin lugar a dudas, las nuevas generaciones son más escépticas con los influencers, así como Carolina Herrera. Tal vez porque nacieron siendo influidos por personas así, tal vez porque ellos no buscan tanto lo aspiracional sino lo que se siente real, o conscientemente falso, como es el caso de las E-Girls e E-Boys.

Es una realidad que las personas que influyen personas siempre han existido, sólo han cambiado de plataforma, pero a pesar de que algunos estudios son muy positivos con respecto al futuro de los influencers, hay otros que declaran que han llegado al cenit de su poder y ahora sólo van en descenso.

Lo cierto es que si Instagram decide quitarles su mayor poder que son los likes, sin duda, habría que ver cómo van a evolucionar o cuál será la forma en que las marcas seguirán llegando a pequeños targets.

Tal vez si este cambio sí ocurre, Carolina Herrera habrá ganado, ya que siempre es más confiable apostarle a una celebridad que sostiene su fama con base en talento o admiración más allá de tener una personalidad divertida, utilizar bien el photoshop o tener un gran manager.

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