El fin de una era, Facebook está por abandonar su nombre

Vida y estilo Calendario 21 oct 2021 Paulina Martínez

¡Se cayó el internet! Fue el grito de pánico que el pasado cuatro de octubre se escuchó al unísono. Parecía el fin del mundo, escenarios conspiracionistas empezaron a ser parte de una conversación colectiva en Twitter, todos se mudaron a Telegram y otras aplicaciones de mensajería instantánea para alertar sobre lo sucedido, acudieron a Tik Tok para buscar respuestas y no faltaron los videos que explicaban lo que pasaba... Pausa, ¿no se había caído el internet? Ah, no, se cayó Facebook, WhatsApp e Instagram, pero es casi lo mismo, ¿cierto?

Fue un aproximado de seis horas en las que estas tres aplicaciones estuvieron caídas. ¿Qué lo causó? Según los comunicados oficiales se trató de un “cambio de configuración” que involucró al equipo que maneja el tráfico de la red. Igualmente, aseguraron que no hay evidencia de que los datos de los usuarios de dichas redes se hayan comprometido. 

Apenas sopla un poco el viento y la gente lo anuncia como tormenta, y otros cuantos como huracán. Algo así sucedió con este evento, las teorías conspiracionistas no faltaron, la desconfianza de los usuarios se agudizó y narrativas apocalípticas invadieron la atmósfera. Sin embargo, esta reacción nos hace replantearnos hacia dónde estamos dirigiendo nuestras expectativas, cómo percibimos el mundo virtual y la red, cómo interactuamos con la humanidad y desde qué trinchera nos cuestionamos la vida y sus matices. 

En marzo de 2018 iniciaron las primeras dudas sobre la falta de privacidad y seguridad de Facebook, después de que los datos de 87 millones de usuarios fueran recopilados por la firma británica Cambridge Analytica para su venta. Esto ocasionó un giro en el que campañas electorales estadounidenses se amoldaron a los perfiles indecisos para así influenciarlos de una u otra forma. 

El carpetazo se dio con una multa de cinco mil millones de dólares, algo con lo que tuvo que enfrentarse, incluso físicamente, Zuckerberg al esforzarse por evitar palidecer ante las cámaras en su comparecencia frente al Congreso estadounidense. 

Como piezas de dominó, las dudas acosaron a la red y sus aliadas (WhatsApp e Instagram). Sin embargo, el mundo pareció olvidarlo, o al menos lo dejó pasar como un evento desafortunado y ya, para entonces continuar de una app a otra compartiendo un poco (o quizá demasiado) de su vida.

Ante un escenario en el que el, a menos que vivamos bajo una piedra, ya reconocemos a Facebook como la reina de Silicon Valley y el mundo en general, es lógico pensar que su caída traería una ola de alerta ante sus usuarios. Como si fuera poco, recientemente su creador, Zuckerber, anunció que el próximo 28 de octubre, durante su retransmisión anual de Connect, el principal evento de Facebook donde muestra sus avances de Realidad Virtual, dará a conocer el nuevo nombre de Facebook.

¿El inicio o el final de todo?

Así es, el fin de una era ha llegado y este cambio es la prueba. Aunque nuestra dependencia a estas redes sociales sea tanta que pensamos en el fin del internet, cuando se caen, hay que recordar que únicamente hablamos de tres aplicaciones (las tres mosqueteras del internet, quizá). 

Se trata de un rebranding que, según afirman, no afectaría a la red social propiamente, sino al conjunto de la empresa. De esta manera, Facebook permanecería como producto independiente junto a WhatsApp o Instagram, bajo Horizon u Horizon Worlds (según rumores sobre el nombre).

No es marvel, pero sí hablamos del metaverso, un espacio que conecta la realidad virtual y aumentada para que confluyan todas las plataformas sociales y de mensajería que cobija la firma. 

En este sentido, se ha anunciado que se piensa contratar a más de 10 mil empleados en Europa para trabajar hacia esta dirección. Esto supondría el lanzamiento de dispositivos como lentes de realidad aumentada que nos permitan chatear por WhatsApp, actualizar nuestro Facebook o incluso poder consultar las últimas publicaciones de Instagram. 

Sobre esta línea, también se advierte que se sumará el trabajo de la subsidiaria Oculus (que desarrolla tecnología de realidad virtual), quienes han conseguido armar un casco inalámbrico a un precio accesible con el que han sumado una cantidad importante de usuarios. 

“Nuestro metaverso jugará un papel determinante en la evolución de Internet, como lo hizo en su momento el Internet móvil”, explicó el Marck al respecto. 

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