La pandemia de la Covid-19 ha sido un hecho inédito para todo el mundo, y aunque en nuestro país la cuarentena no fue obligatoria, es cierto que gran parte de la población se confinó en su hogar.

Claro que vivir meses saliendo lo menos posible, con el miedo que brinda la incertidumbre, y teniendo que sopesar el hecho de que el “enemigo” es algo invisible que puede estar en cualquier esquina, no es fácil.

Muchas personas han tenido muchos costes psicológicos, que agravaron los ya existentes, o crearon formas no saludables de lidiar con todo lo que sucedía.

No ha sido un proceso fácil, pero no hay una verdad absoluta, sobre todo si hablamos de emociones, y es que cada cual la vive y la percibe dentro de sus propias limitaciones, contextos y cuestiones subjetivas. Lo que nos deja con cientos de miles de posibles formas de vivir una pandemia.

En todo este sube y baja de emociones encontradas, de miedo, de sobreinformación, de hartazgo, de cansancio, de ansiedad y de estrés, cuando las medidas de aislamiento comienzan a bajar, es posible que nos encontremos ahora con el llamado desconfinamiento psicológico.

No es fácil regresar a habitar el espacio público cuando allá afuera es que está el enemigo, tampoco es fácil regresar a convivir (con medidas de salubridad) con nuestros seres queridos sabiendo que el virus se contagia de humano a humano, no es fácil regresar al transporte público cuando suele ser un lugar reducido que transporta a millones al día…

Es decir, no es fácil regresar a vivir la nueva normalidad.

Muchas personas pueden estar incluso lidiando con el llamado síndrome de la cabaña, es decir, un estado emocional temporal, que es el miedo a salir de la casa, con sintomatología similar a una crisis de pánico, incluso síntomas depresivos. En este síndrome se piensa qué significará salir y convivir nuevamente. 

Todo acompañado de miedos, temores y ansiedad, justamente respecto a la situación del desconfinamiento.

Ahora el lugar seguro es el hogar, y tan sólo pensar en salir genera síntomas de angustia, ansiedad y estrés. E incluso, al no poder manejar estos sentimientos, llega la frustración y la desesperanza de sentir que no pueden con esto.

La pandemia no ha sido fácil para nadie, pero sentir que nos dejó sólo con las herramientas emocionales que poseemos, además de la alienación y la desesperación del sedentarismo, puede ser muy complicado para ciertas personas.

Por ello, lo que los expertos recomiendan es, si realmente los pensamientos y sentimientos están intercediendo en nuestra vida, buscar ayuda profesional. La salud mental es primordial para cualquier situación en nuestra vida, y está bien aceptar ayuda del resto de persona.

Recordemos que la ansiedad, el estrés y el miedo son respuestas de nuestro cerebro cuando se encuentra en peligro, por lo que queramos o no, vamos a tener que lidiar con estos sentimientos por un tiempo largo. Lo que debemos hacer es prepararnos y continuar con la vida de la mejor forma.

Y sin duda, una de las mejores formas es practicando un deporte. Las clases en línea continúan, los parques están abiertos con precauciones, incluso, en la CDMX los gimnasios están de vuelta con las medidas pertinentes.

El mejor deporte para combatir la ansiedad depende de cada caso, cada persona se siente mejor practicando un deporte u otro, por lo que tal vez sea momento de que experimentes un poco con cómo responde tu cuerpo. Cada disciplina deportiva es beneficiosa en distintos aspectos.

Las actividades aeróbicas, como el running o la natación, mejoran la circulación sanguínea y la capacidad cardiovascular y facilitan un mejor descanso; de igual forma, pueden ayudar a la sociabilización (siempre con seguridad, claro está), lo que baja increíblemente los niveles de ansiedad.

Por otra parte, el yoga, actividad de menor intensidad, es recomendable porque ayuda a controlar la respiración, ganar consciencia sobre el cuerpo y gestionar de manera más positiva el día a día. 

La meditación tal vez no es un ejercicio sumamente físico, pero sin duda es parte de las mejores actividades que recomiendan los expertos para manejar nuestras emociones. Y ayudarnos a encontrar paz en situaciones tan adversas como puede ser la que lidiamos en este momento.

Lo más importante es nuestra salud mental, ya que mente sana, cuerpo sano, nuestra primera barrera contra los diversos microorganismos allá afuera. 

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