El teatro de títeres es una de las formas de espectáculo más antiguas que ha sobrevivido hasta ahora y, por supuesto, el cine no ha estado exento de su encanto. Con cuerdas y operadores humanos cuidadosamente ocultos en los años sesenta y setenta, la serie Thunderbirds, orgullosamente hecha a mano, inspiró un auge de los titiriteros, por ejemplo, con el éxito de la serie de televisión The Muppet Show de Jim Henson (quien también dirigió la película Labyrinth con David Bowie) que dio lugar a su primera aventura cinematográfica, llevando a las marionetas a Hollywood. 

El trabajo de Henson y su equipo llegó a dominar rápidamente su éxito en la gran pantalla, generando no sólo una serie gratificante de películas de los Muppets, sino un puñado de otras historias entre las que destaca The Dark Crystal (El Cristal Encantado), una reluciente y sombría aventura de fantasía que sólo podía haberse realizado con marionetas. Quizá sin darse cuenta, la película también logró exponer la naturaleza a menudo extraña y perturbadora de los títeres, lo que condujo a una serie de películas de terror inventivas, por lo general, centrada en los títeres.

Tras ser un director reconocido de la pantalla chica gracias a The Muppet Show, Henson se dedicó a buscar suerte en Hollywood con películas protagonizadas por marionetas y, tras realizar The Muppet Movie y The Great Muppet Caper, junto a Frank Oz creó The Dark Crystal, la cual fue promocionada como la única película de acción real en la que no aparecía ningún humano, por lo que consideramos importante hablar de su tardado rodaje. A pesar de ser una de las producciones con mayor presupuesto (25 millones de dólares) se necesitó más de un lustro en lograr dar vida al guion escrito por David Odell y el propio Jim Henson. Necesitaban poner atención en todos los detalles y confeccionar las marionetas, a lo cual se sumaron 28 semanas de rodaje debido a que los técnicos que accionaban las marionetas debían ocultarse para no salir a cuadro, ¿valió la pena tanto esfuerzo? La cinta se convirtió rápidamente en la favorita del público y, para algunos, en una de culto.  

No puede resumirse mejor: es una película rara de ver y no existe nada similar a ella que no haya salido de la cabeza de su director. Pero al mismo tiempo, esa estética tan única es la que le dio su segundo aire en el mercado del home video. Por lo menos, fue lo que convenció a David Bowie de protagonizar la próxima película de Henson, Labyrinth (1986). 

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Tres décadas después del lanzamiento de The Dark Crystal, Netflix lanzó una serie a manera de secuela titulada El cristal encantado: La era de la resistencia. Esta es una pequeña producción quizás no tenga las batallas del nivel de Game of Thrones o de El Señor de los Anillos, pero tiene la belleza y el corazón de las grandes historias sobre el amor a la humanidad y el viaje del héroe en un show que en 10 capítulos ha logrado cautivar al público de la plataforma streaming. Y mientras Disney busca revivir un clásico de buena manera, la secuela en forma de serie de The Dark Crystal lo ha logrado, pues se trata de un espectáculo visual que respeta la obra original. El rasgo más evidente de esta veneración es la bien lograda decisión de mantener las marionetas en lugar de emplear CGI, todo un homenaje para la primera película en la que no aparecía ningún ser humano, combinado con las nuevas técnicas que puede proporcionarle el avance del cine. 

El cristal encantado: La era de la resistencia nos ubica en el corazón de Thra, una fuente de poder indecible. Pero está dañada, corrompida por el malvado Skeksis, y una enfermedad se extiende por toda la Tierra. Cuando tres Gelfling descubren la horrible verdad detrás del poder de los Skeksis, se desarrolla una aventura. También se encienden los fuegos de la rebelión y comienza una batalla épica por el planeta. 

En su versión en inglés, el cast de voces cuenta con un elenco espectacular. Los protagonistas son interpretados por Taron Egerton (Kingsman: El Servicio Secreto), Anya Taylor-Joy (Fragmentado), Nathalie Emmanuel (Game of Thrones), Natalie Dormer (Game of Thrones) y Alicia Vikander (Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft). Además de estrellas consumadas como Mark Hamill (Star Wars), Helena Bonham Carter (Fight Club), Mark Strong (Kingsman: El Servicio Secreto), Jason Isaacs (Harry Potter y la cámara secreta) y Simon Pegg (Run Fatboy Run).