En un momento en el que, debido a la crisis sanitaria global, el confinamiento nos está llevando a vivir a los seres humanos aislados y separados los unos de los otros, florece un álbum que es fruto de la colaboración, la solidaridad y la unión entre artistas. Nos referimos a “Ramas” (Wonderwheel Recordings, 2020), el tercer álbum de El Búho, uno de los productores de electrónica orgánica más prestigiosos en todo el mundo, y uno de los referentes más icónicos de la unión de músicas de la tierra con electrónica de vanguardia.
El esperado tercer larga duración de Robin Perkins bajo su álter ego de El Búho ve la luz a través del Wonderwheel Recordings y cuenta con 19 colaboraciones de artistas de 12 países diferentes. El resultado es a la vez sorprendente y diverso, pero el sonido y las marcas de agua más reconocibles de El Búho siguen siendo el hilo que recorre todas las pistas: el tronco de cada una de las ramas.
Casi dos decenas de artistas forman parte de este álbum, disponible tanto en digital como en una edición física con formato de doble LP, y en donde encontraremos las coaliciones musicales que El Búho firma con Chancha Vía Circuito, Baiuca, Klik & Frik (los tres compañeros suyos aquí, en Sonder), Barda, Tremor, Thornato, Rumbo Tumba, Joaquín Cornejo, Kraut, QOSQI, Rodrigo Gallardo, Stas, Nickodemus, M. Rux, Aluna Project, DJ Raff, Didacte, Captain Planet y Alex Hentze.
Nacido de la necesidad de experimentar y compartir con otros artistas con los que comparte circuito, carretera y apreciaciones artísticas, “Ramas” es el deseo del productor británico de desafiarse creativamente a sí mismo, obligándose a ver sus propias ideas y estilo de producción desde una perspectiva diferente, y ver cómo sus ideas acababan siendo transformadas por los colaboradores de este disco.
Por si fuera poco, y continuando con el espíritu de colaboración El Búho hizo una convocatoria abierta a bailares y coreógrafos a través de sus redes sociales. La respuesta fue tan abrumadora como global: cada uno de ellos, procedentes desde México hasta Taiwán, Sudáfrica o las Islas Galápagos, eligió la canción que más le inspiró y grabó un vídeo de su baile en un lugar único y hermoso.
De esta manera, las ramas de este proyecto se extienden incluso al territorio tanto audiovisual como dancístico, creando un árbol infinito que, aunque acaba de nacer, seguirá creciendo imparable.
Información e imágenes: cortesía de SONDER.