Los cuestionamientos son la base de toda civilización inteligente, o al menos eso se ha demostrado desde nuestra perspectiva humana. Somos seres con capacidad interrogatoria, alimentada por la genuina curiosidad de saber cómo funciona el mundo que nos rodea y la imaginación de cómo hacerlo funcionar desde otros ángulos. 

En este sentido, gran cantidad de mentes han generado ideas que han revolucionado al mundo y la forma de cómo lo miramos y transitamos por él. Tal fue el caso de Nikola Tesla, gran científico serbio estadounidense, que aportó más de una idea e innovaciones para que nuestra civilización creciera exponencialmente. 

Su llegada al planeta fue un 10 de julio de 1856, en Croacia, y desde entonces el mundo todavía no lo sabía, pero una gran mente había aterrizado en este plano dimensional para dejarnos todo un legado científico y trascendental. 

Hablamos de una mente de hace más de dos siglos, misma que demostró estar bastante adelantada a sus contemporáneos. A pesar de haber creado múltiples inventos revolucionarios y por ende haber creado una gran cantidad de fortuna, porque además de ser parte del gremio científico también tuvo un papel de showman, Tesla murió casi sin dinero. 

Fue el cuarto hijo de Milutin Tesla, un sacerdote ortodoxo y Djuka Mandic. Se cree que después de que su padre lo presionara para dedicarse a la iglesia, se formó como ingeniero en el Instituto Politénico de Graz, Austria y en la Universidad de Praga. 

Su intención siempre fue especializarse en matemáticas y física, pero lo que a él verdaderamente le fascinaba era la electricidad. Tras haber trabajado en París para Continental Edison Company, emigró a los Estados Unidos en 1884.

En 1915 salió un informe del New York Times en donde afirmaba que Tesla y Edison compartirían Premio Nobel de Física. Sin embargo, y sin saberse bien las razones, ninguno recibió el premio. Existen rumores de que Tesla se negó a compartir el premio con Edison. 

La muerte del científico serbio estadounidense, llegó un 7 de enero en 1943 en alguna habitación del Hotel New Yorker, sitio que había convertido en su casa tras los últimos 10 años de su vida. 

Un aniversario reflejado en el futuro y las guerras patentales

Para conmemorar el aniversario de su nacimiento, nunca está demás enmarcar algunas de sus mayores aportaciones para el mundo contemporáneo. 

Uno de sus inventos más populares y genuinamente innovadores que marcaría la diferencia entre el viejo y nuevo mundo fue la bobina. Se trató de un sistema que constaba de dos partes: una bobina primaria y otra secundaria. Estas contaban con su propio condensador en donde se almacenaba energía eléctrica, como una batería. 

La bobina de Tesla fue un transformador que producía chispas al generar alto voltaje a baja corriente. Su trabajo en este artefacto fue la base de los circuitos utilizados para las primeras radios. 

Claramente, esta fue la tecnología que ocasionó una guerra entre Tesla y el famoso desarrollador de la corriente continua: Edison, quien de hecho había contratado a Tesla prometiéndole una suma de 50 mil dólares para solucionar problemas con la alimentación de CC. A lo que Tesla quiso cambiar a corriente alterna. Sin embargo, por el miedo a perder las regalías, Edison buscó desacreditar la energía CA de Nikola a través de una campaña de desinformación, mostrando a esta energía como una peligrosa. 

La cultura popular ya se ha encargado de ilustrar esta revolucionaria pelea, y un ejemplo es la cinta de Alfonso Gomez Rejon: The Current War (Una guerra brillante). En esta película protagonizada por Nicholas Hoult como Tesla y Benedict Cumberbatch como Edison, podemos ver un poco más de cerca la guerra de genios anteriormente mencionada. 

De hecho, la discusión entre ambos genios llegó a tanto, que Edison electrocutó a dos animales callejeros con la tecnología de Tesla para mostrarle, falsamente, al mundo lo peligrosa que era su invención. Mientras que Tesla contrarrestó el ruido electrocutándose públicamente con 250,000 voltios utilizando corriente alterna para demostrar que era seguro.

Más allá de esta ardua discusión, Tesla representó grandes cambios para que el mundo fuera como lo conocemos hoy en día. Por ejemplo, Guglielmo Marconi es reconocido como el inventor de la radio, pero no podemos ignorar el hecho de que el empresario italiano lograra hacer la primera transmisión de radio transatlántica con tecnología de 17 patentes a nombre de Tesla. 

En este sentido, Tesla también mantuvo una guerra de patentes con Marconi, siendo que en 1943, la Corte de la Suprema de los Estados Unidos revocó las patentes de radio de Marconi y se las entregó a Tesla y a otros dos científicos, Oliver Lodge y John Stone.

A decir verdad, el universo de las patentes y las ideas es una complejidad que sigue teniendo sus serias discusiones. Sin embargo, no podemos omitir las trascendencia de Tesla en nuestro mundo contemporáneo y sus innovaciones en el pasado. Además, como dato curioso, recordemos que el joven científico también se dedicó a ratos a la exteriorización de su mundo interno a través de la poesía. Por lo que cerraremos este artículo con unos versos de uno de sus poemas:

“La electricidad, esa

vida iluminada de los átomos, el magnetismo

y sus amperios, poco importan. Más esencial

que todos mis inventos, que los oleajes

de voces que hice viajar por el aire,

que el motor polifásico, la luz portátil,

circuitos y osciladores,

ha sido el artefacto de madera

que diseñé para sostener a mi paloma blanca

mientras se soldaban sus huesos

y recuperaba el vuelo. Nada mejor he hecho,

que por ella me juzguen. 

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