06 jul 2020
Un día como hoy pero de 1907, en Coyoacán nacía Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, una mujer que supo conducir su dolor y su fuerza a la pintura, convirtiéndose en un referente de la cultura pop y la cultura mexicana en el mundo.
En este punto Frida Kahlo es tan icónica dentro de los referentes del mundo que podríamos ponerla a un lado de los mariachis y el tequila, una de las bebidas favoritas de la pintora. Tal vez hablamos de los tópicos cuando a un extranjero le preguntamos sobre México, pero que a pesar de los detractores, su casa (y museo) es un punto obvio para cada extranjero que pisa la Ciudad de México.
Pero su alargada sombra en el arte posrevolucionario, es tan grande que poco a poco se ha convertido en una obsesión de la cultura pop. No hay tianguis o mercado de artesanías en el que no encontremos playeras, bolsas, aretes, pulseras, y casi cualquier objeto en el que podamos ver su icónico rostro.
FOTO: Toni Frissell / Public domain
Su adopción del estilo mexicano que tanto la caracteriza, sin duda, es una respuesta al nacionalismo posrevolucionario, pero que hoy por hoy vemos casi como su sello personal que ha encantado al mundo entero.
Pero sin duda, más allá de su imagen y su estilo, lo que ha cautivado a millones ha sido su vida y la forma de plasmarla en pinturas. La estética surrealista de la pintora, denominada así por el propio André Bretón pero rechazada por Kahlo, ha sido denostada por muchos pero amada por miles que empatizan con el sufrimiento de la mexicana.
Por lo que siempre que hablamos de la pintora de Coyoacán nos vemos envueltos en continuas contradicciones, como el papel en la cultura pop a pesar de sus ideales propios, su visión de la vida que ha sido adoptada como una de las tantas mártires que amamos en México. La calidad de su pintura, según los críticos y según sus fans; lo que declaraba como ideales en cuanto al género, pero que se veían eclipsados por su relación con Diego Rivera.
Lo que sin duda nos obliga a contraponer la vida de una mujer con un accidente y múltiples operaciones, contra el personaje que se ha creado en la historia reciente.
Frida Kahlo no siempre ha sido en la historia mexicana lo que es ahora, tal vez por sus afiliaciones partidistas, su sexualidad libre o por la monumental figura de su esposo.
Lo que es cierto es que han acabado esos días en los que su Casa Azul era un tilichero lleno de polvo y de entrada libre. Tal vez gracias al interés de Madonna en Kahlo, siendo una de las primeras que comenzó a comprar obra de la mexicana, es que hoy por hoy sentimos a Kahlo más como una leyenda que como una persona que realmente existió.
Una leyenda en la que impera mucho más su vida personal y sus sufrimientos que sus ideales políticos, su formación pictórica o incluso su obra.
Sea como sea, Frida Kahlo es casi un referente obligado cuando se piensa en México, y lo que ha hecho que llegue a la cultura pop de todo el mundo.
Tal vez el más reciente ha sido su cameo en Coco (2017), en la que Miguel se encuentra con Frida Kahlo en el otro mundo, y ella continúa siendo una artista, ahora no pictórica sino performancera.
Claro que este paso era bastante obvio, sobre todo si Pixar deseaba recrear las creencias e ídolos de México.
Aunque ya hablamos de Madonna y su amor incondicional por Kahlo, vale la pena hacer hincapié en la portada de Rebel Heart (2015) en la que Madonna recrea una famosa fotografía de Kahlo.
A esto se le une la increíble colección pictórica que Madonna tiene de la pintora, y que incluso es una “prueba de amistad” con las personas que entran a su hogar.
Mi nacimiento es una obra realizada por Frida Kahlo en 1932, y en 1990, Madonna contó a la revista Vanity Fair que la pintura se encontraba en un lugar muy especial de su casa, y que ella utilizaba la obra para saber quiénes en verdad son sus amigos: “Si a alguien no le gusta este cuadro, entonces no pueden ser mis amigos”.
Y para terminar, sin duda, debemos de hablar de las colecciones fashionistas que han sido inspiradas por la particular estética de Kahlo. Y aunque han sido más de una docena, sin duda, resalta la de Jean Paul Gautier en 1998, y la de Kenzo en 2012, siendo esta última creación del diseñador nipón Kenzō Takada, por lo que hablamos de una inspiración no sólo occidental, sino oriental.
Así pues, sea cual sea tu perspectiva sobre Frida Kahlo no podemos obviar la importancia que tiene en el mundo, y vale la pena festejar su aniversario 113, sobre todo en momentos en los que la resiliencia parece la única opción para ser felices en esta nueva normalidad.
Por lo que, “pies para qué los quiero si tengo alas para volar”.
