Ves a alguien, cruzas miradas, y las pupilas no mienten, se atraen. Hacen match, pero no se detienen y cada quien sigue su camino. Abres Tinder: deslizas hacia la izquierda, izquierda, izquierda, pausa, ves su perfil: amante viajero, con gran sentido del humor, ferviente lector, ¿por qué no? Deslizas a la derecha: Match. Salen, se conocen, su libro favorito es El Alquimista de Paulo Coelho, adiós. ¿Qué falló? Nada, ningún algoritmo podría advertirnos quién está realmente detrás de cada perfil que vemos, ¿o sí?
Más allá de una descripción ambigua, un par de fotos con tus mejores ángulos y otro par que hablen más de tu personalidad, las aplicaciones para citas se han convertido en una red de infinitas posibilidades. Cuando la novedad de conocer a alguien a través de click parecía ideal, ahora se ha convertido en casi lo mismo que salir a algún bar, evento o lo que sea para conseguirlo. Somos demasiados, y demasiados buscamos esa conexión de la que tanto nos habla el mundo y el idílico de las almas gemelas.
Aunque muchos podríamos asegurar que Tinder ha muerto o se ha convertido obsoleta para lo que promociona: conocer al amor de tu vida (o bueno, a un próximo amante), lo cierto es que sigue siendo una de las aplicaciones más descargadas en todo el mundo.
Tan sólo en noviembre de 2020 se registró un récord en descargas en México, superando las 202,200, lo que representó un incremento de alrededor del 36.4% en comparación con lo reportado anteriormente. En todo el mundo alcanzó acumular más de 78 millones de descargas en 2021, según la base de datos de App Magic.
Algo que la publicidad no dice es que antes de encontrar al “amor de tu vida”, muy seguramente tendrás que atravesar un campo de desilusiones en donde cada perfil parecía mucho mejor en la app que en la vida real. Sin embargo, algo que nadie vería venir es que en un intento por encontrar el amor, termines perdiendo miles de dólares.
Es decir, nos han advertido lo caro que puede ser el amor, ¿pero tanto como para quedarte casi en la quiebra? Por más que estemos intentando reconstruir el amor romántico del que tanto nos hablaron en Disney y demás películas chic flicks, y toda la teoría activista que hay alrededor, no podemos dejar de admitir que aún quedan vestidos en el rincón de nuestro pecho de anhelar un gran y tórrido romance, como en las películas.
Un día despiertas, abres Tinder, deslizas hasta encontrar el match ideal. Salen, se conocen y el match se siente como de película. Del otro lado de la pantalla sí existía un millonario que viajaba en su jet privado y guaruras que protegen al que, además de sus billetes, no puedes negar que físicamente es atractivo. Estás viviendo el sueño, construyes una relación y te enamoras.
Pasan unos meses y te advierte que está en peligro, que necesita que le prestes una suma importante de dinero. Lo haces y desaparece. Te aplicó un ghosteo, pero un tanto más sofisticado y bastante caro. Esta no ha sido tu historia (toquemos madera para que nunca lo sea), pero sí es la historia de la mujer noruega Cecilie Fjellhøy, la sueca Pernilla Sjoholmy la holandesa Ayleen Charlotte.
Como si se tratara del guion de una película Hollywoodense para pasar el rato, Simon Leviev, ahora conocido como estafador de Tinder, conquistó a más de una mujer a través de Tinder para estafarlas por millones de dólares. En esta historia hay viajes, dinero (o la apariencia de este), “amor”, pasaportes falsos y hasta cambios de identidad en repetidos intentos por escapar de la justicia de diversos países. Esta historia no es una película, pero ya cuenta con su documental en la plataforma de streaming Netflix: The Tinder Swindler.
Simon Leviev, quien anteriormente se llamaba Shimon Yehuda Hayu, nació en Tel Aviv en 1990 y es parte de una familia ultraortodoxa judía. De acuerdo con The Times of Israel, se trata de un personaje en la vida real que se enfrentó ante la justicia desde 2011, cuando fue acusado de fraude por sustraer y cobrar cheques de colegas.
Sin embargo, logró escapar con un pasaporte falso antes de ser arrestado y huyó hacia Europa. Fue durante años que no se supo nada de él hasta que en Finlandia en 2015 fue capturado por delito de estafa, después de que tres mujeres distintas lo acusaran. Ahí fue sentenciado a tres años de prisión.
Para 2017 regresó a Israel y fue cuando hizo el cambio de nombre legal, para convertirse oficialmente en Simon Leviev, con el que ahora el mundo entero, y gracias a Netflix, conoce. Desde entonces, se dedicó a buscar mujeres a través de Tinder y a estafarlas.
"Lo que ocurrió después fue casi como entrar en la película El show de Truman, donde él muestra que tiene un guardaespaldas y que en realidad vuela en un jet privado", explicó la directora del documental, Felicity Morris, para The Guardian.
Entonces la película comienza, el set lo tiene preparado. Los elementos para hacerlo parecer millonario están listos. Acción, enamora a tres mujeres, viajan por el mundo, se presenta “una crisis” que sus supuestos “enemigos” lo persiguen y entonces estafa y desaparece.
La historia se dio a conocer a través de un reportaje publicado por el diario noruego VG, para entonces ser replicado a distintos medios y así convertirse ahora en un documental. Más allá de la historia que los medios manejan, Leviev sostiene ser inocente, incluso expresó lo siguiente en una entrevista con el canal 12 de Israel:
"Tal vez no les gustó estar en una relación conmigo, o no les gusta la forma en que actúo. Tal vez rompí sus corazones durante el proceso. Nunca les saqué un dólar; estas mujeres se divirtieron en mi compañía, viajaron y vieron el mundo con mi dinero”.
Asimismo, antes de cerrar su cuenta de instagram y de convertirse en un sujeto viral escribió lo siguiente:
"Compartiré mi versión de la historia en los próximos días cuando haya resuelto cuál es la mejor y más respetuosa manera de contarla, tanto para las partes involucradas como para mí".
Nunca el amor había salido tan caro, pero no cabe duda que esta historia se lleva el premio. Porque como dirían, la realidad superó la ficción. Leviev se convirtió en todo lo que las apps como Tinder y demás intentos por encontrar el amor en la era digital intentan evitar. Sin embargo, nuestra esperanza por encontrar a un alma gemela sigue invicta para muchos, pero ojalá no salga tan caro.
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