Ya sea que tu hogar sea chico o grande, que tengas internet y una televisión de pantalla plana, después de tantos meses, los espacios comienzan a sentirse más ajustados. Por lo que encontrar nuevas formas de salir de esos espacios, cada vez se vuelve más crucial.
Y el cine puede ser una de las grandes puertas que nos conectan con otras realidades, pero tal vez transportarnos a lo que sucede en Suiza no es lo que deseamos, sino irnos aún más lejos.
Por lo que les recomendamos películas de época, con bellos escenarios y bellos conjuntos de ropa, que sin duda, nos sumergen en otros tiempos bien lejos de los nuestros. Y sin duda, una buena intervención de vestuario en una cinta, nos pone de buen humor a todos.
Maria Antonieta, de Sofia Coppola
La última época de la monarquía francesa ha sido el fetiche estilístico de decenas de películas, libros y series. Tan sólo imaginar el castillo de Versalles lleno de vestidos ampones, tacones masculinos, polvo de arroz y pelucas, hace a casi cualquier amante de la estética suspirar.
Y sin duda, la leyenda Maria Antonieta, aquella joven reina que cuando sus asesores le dijeron que su pueblo no tenía pan para comer y ella respondió que comieran pasteles, la cúspide del despilfarro y la superficialidad francesa es el centro de la película de Sofia Coppola. Si no deseas hurgar en la verdadera intención de la directora, sin duda, adentrarte en ese mundo de colores pastel, sexo y excesos, es una buena forma de olvidar lo que sucede en el mundo.
El gran Gatsby, de Baz Luhrmann
Muchos dicen que los años 20 del siglo pasado fue la última década para ser feliz, y la adaptación cinematográfica de la novela homónima de F. Scott Fitzgerald, El gran Gatsby, parece la prueba de ello. Siguiendo la historia del millonario y traficante de alcohol, Jay Gatsby, a través de los ojos de un aspirante a escritor, nos encontramos con fiestas multitudinarias, llenas de despilfarro, hombres en traje y flappers.
Un Nueva York de los años 20s en el que las ilusiones y engaños son el pan de cada día, nos encontramos con una historia de amor imposible, que se mezcla con una exuberancia inaudita. Tal vez demasiado fantasiosa, pero por ello, es una cinta que vale tanto la pena para alejarnos de la realidad y entrar a una donde el alcohol y la fiesta es lo único que importa.
Carol, de Todd Haynes
De los años 20 en Nueva York, nos transportamos a los años 50s, con una sociedad diametralmente más recatada, sobre todo en los estratos más adinerados. En ella nos encontramos con un amor que parecería imposible, entre Carol (Cate Blanchett) y Therese (Rooney Mara), la primera es una mujer adinerada y sofisticada, la segunda es una aspirante a fotógrafa que trabaja en una tienda departamental.
Con un óptica intimista, pero a veces fría, nos encontramos con una película de época bellamente grabada y adaptada. Una joya en cuanto a producción y vestuario, que nos dejará con un buen sabor de boca, así como viñetas preciosas de lo que pudo ser esa época en Estados Unidos.
Roma, de Alfonso Cuarón
Esta cinta ambientada a principios de los años 70 en la Ciudad de México, es un goce estilístico no por nada algo que todos han elogiado es la reconstrucción casi perfecta de esa época. Que además de seguir a la familia de clase media que transita años convulsos íntimos y sociales, nos encontramos con una ciudad perfectamente recreada a la época, así como el brutal contraste entre la clase acomodada y la clase más pobre.
Una joya que si no te atrae la historia lenta y meditativa, sin duda, los travellings que descubren una ciudad que ya no existe más que en recuerdos, es motivo suficiente para regresar a ella y dejarse llevar por esa época.
Call Me By Your Name, de Luca Guadagnino
Tanto los detractores como los amantes de esta adaptación de la novela homónima de André Aciman, se unen en la increíble estética que encontramos. Los detractores dicen que es demasiado artificial, los amantes creen que es perfecta por la armonía visual en cada escena.
Esta cinta ambientada en los ochentas, en medio del esplendor del verano en Italia, donde presenciamos el amor entre Elio (Timothée Chalamet) y Oliver (Armie Hammer), es sumamente artificial, el mundo nunca ha sido así de estético y perfecto. Pero justamente ese grado de estética irreal, hace que sea una película perfecta para alejarnos de nuestra realidad. Pocas películas transmiten esa sensación de belleza tan pulcra.
En los noventa, de Jonah Hill
Es cierto, los noventas en realidad no están tan lejos, y la estética está regresando a la moda, pero sin duda, para todos aquellos adolescentes noventeros siempre será un placer regresar a aquellos años simples, sin smartphones, sin redes sociales y sin pandemias. Así pues, esta ópera prima del actor Jonah Hill es un viaje a esos tiempos más simples.
Un viaje nostálgico y tranquilo a esa década que pasaba más lenta que estos años, y nada mejor que la estética skate para recordarla de mejor forma.
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