El furor por ver algo que amamos, no tiene edad. Tal vez sea una cuestión universal, o específica de los tiempos en los que vivimos, pero esa emoción que comienza en tu estómago, que dilata tus pupilas, y gritar es la única forma de liberarlo, no comienza ni termina con un número.

Conforme pasa el tiempo, nuestra posibilidad de asombro decrece, y cada vez necesitamos más para que esa ráfaga de hormonas nazca, cuando somos niños, hasta ver una botarga de nuestro programa favorito en la calle, puede causar esa emoción. Claro que todo ello aumenta cuando está acompañado de una parafernalia mayor, y un show digno de nuestra imaginación.

Y la imaginación es una de las principales características que el show de Disney On Ice: Mundos fantásticos regala a los más pequeños, y a los que no lo son tanto. 

Gracias a un recorrido con los personajes más antiguos de esta casa productora, Mickey, Minnie, el Pato Donald y Goofy, podemos llegar a los mundos de personajes más actuales y queridos, como Toy Story, La sirenita, Cars y Frozen.

Aunque en primera instancia te preguntas cuál es la necesidad de que sea sobre hielo, la facilidad de movimiento, así como los pasos arriesgados, te lo responden enseguida. Actores y bailarines sobre un piso firme, no tendrían la capacidad de volar y llegar de un extremo a otro en tan solo unos cuantos movimientos. Lo que permite que las historias que ya conocemos se lleven a cabo sin ningún impedimento.

Otra de las primeras cosas que te percatas cuando llegas a tu asiento en el Palacio de los Deportes, es que el escenario es pequeño en relación al espacio, y a veces se echa en falta un poco más de pista para que los personajes no se sientan amontonados. 

Aun así, los recursos son ocupados de la mejor forma, ya que aunque el plato fuerte son los personajes, las historias que se cuentan no necesitan de tanta producción, ya que apelan directamente a la imaginación.

Es cierto que se apoyan mucho de historias que la mayoría conocemos, pero sin duda al no poder recrear todo, por obvias razones, la imaginación es un recurso con el cual las historias se ven alimentadas y, a pesar de tu edad, terminas tan conmovido como la primera vez que viste la cinta. Lo que es cierto, es que los productores conocen el gusto de los asistentes y por obvias razones, estas historias son las que más aditamentos y producción tienen detrás. 

Es un show que no decae ni una sola vez, ya sea porque te contagias de la emoción de los más pequeños bailando y gritando al ver a sus personajes favoritos, o porque logra transportarte a tu infancia. Sea cual sea la razón, es un show que se disfruta por el empeño de los bailarines, las coreografías y las historias memorables llevadas al live-action.

Sin duda, el momento más memorable de la velada, fue cuando la princesa Elsa canta y baila el mayor éxito de la franquicia Frozen, “Libre soy”, y escuchas a cientos de niños gritando el coro, al final contagiando a los más grandes.

Una viñeta que sólo se puede asemejar a los grandes conciertos dirigidos a adultos, cuando llega la canción que todos conocen y arenas completas se dejan llevar por la euforia.

La emoción de las masas por un gusto en común, sin duda, no tiene edad.

No dejes pasar la oportunidad de soñar despierto con tus historias favoritas en Disney On Ice: Mundos fantásticos, con los personajes de Cars, Toy Story, La sirenita y Frozen, quienes estarán en el Palacio de los Deportes por tiempo limitado, tan sólo hasta el 9 de febrero.

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Fotografías cortesía de Prensa Ocesa