Aunque podría resultar lo más universal posible, por algo existen dos días de los besos, esta acción boca a boca es muy rara. Según los expertos, quienes analizaron 168 culturas diferentes, menos de la mitad de las sociedades se besan con los labios. Sólo 46% lo hace desde un sentido romántico.
La principal razón por la que se cree que esto pasa, es que la sensualidad entre personas se puede expresar de muchas otras maneras, más allá del acto de besarse. De igual manera, entre más grande es la complejidad social, es más frecuente que exista el acto de besarse.
A pesar de que no es una acción universal, los antropólogos teorizan que esta necesidad es debido a que existe un gusto innato por el tacto labial desde que somos bebés. Asociamos tocar con los labios con el acto de amamantar y ese es un reflejo natural, un estímulo que nos resulta positivo.
Mientras que existe otra teoría que se remonta al pasado evolutivo. Apunta a que las madres y sus hijos se unieron en un vínculo labio a labio por un proceso conocido como premasticación de trasferencia de alimentos.
Las madres de nuestros ancestros más antiguos podrían haber premasticado los alimentos durante los primeros años de sus hijos y haberlos transferido directamente a sus bocas. La práctica, que ha sido observada en chimpancés y en otros simios grandes, se habría dado con el proceso en el que se iniciaba la ingesta de sólidos, tras el destete.
Ya que desde bebés asociamos de manera positiva lo que esté relacionado con la sensibilidad de nuestros labios, los expertos teorizan que el besarnos tiene que ver con ello también.
"Entre más ropa vistas, más alta es la frecuencia de besarse. Entre menos ropa uses, menor es la frecuencia", señalan los expertos. Se ha encontrado que entre cazadores y recolectores no hay besos.
Pero hay "una excepción": los inuits en el círculo polar ártico. Siendo el único grupo de cazadores y recolectores que se besan: se trata del famoso beso esquimal que consiste en frotar las narices mas no los labios".
¿Por qué? En otros lugares, los cazadores y recolectores no llevan ropa. Eso significa que pueden tener un encuentro sensual con cualquier parte del cuerpo, pero cuando tienes ropa, la única sensualidad que está disponible, la única sensación táctil que hay disponible, es el rostro humano.
Lo importante de los besos labiales y otros tipos de besos es que se trata de un momento de compartir información íntima. Se trata de confianza y de conexión y todo sirve al propósito común de acercarnos a personas que nos importan.
Besarse, presionando los labios, es un comportamiento casi exclusivamente humano. Según los expertos también pudo ser una expresión evolutiva. Ya que el aroma puede revelar todo tipo de información útil: dieta, enfermedades, estado de ánimo y afinidad.
Así pues, las habilidades olfativas de los humanos no son tan buenas si se comparan con las de muchos de nuestros parientes mamíferos. El resto de animales tienen un mejor olfato, por lo que no es necesario acercarse tanto para saber la información que importa.
Otra cosa curiosa de los besos es que viene y va el acto. La evidencia escrita más antigua que existe de un comportamiento parecido a besarse se remonta a unos textos hindúes en sánscrito védico de unos 3,500 años de antigüedad.
Hemos visto la llegada y la desaparición del acto de besarse en el mundo por una variedad de razones. Hubo emperadores que le prohibieron a su pueblo besarse porque pensaban que no era un privilegio que la gente debía tener.
Y con la covid-19 vimos desaparecer los besos (en mayor o menor medida), incluso se barajeó crear CGI para crear escenas sensuales sin poner en riesgo a los actores. Pero así como han llegado y han desaparecido, hay algo que es un hecho, siempre regresan.
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FOTO: Anne Nygård en Unsplash