Hoy celebramos el Día Internacional de la Madre Tierra, pero antes de encender las velas y lanzar confeti, ¿nuestro planeta está en condiciones de hacerlo? Es decir, cuando nos sentimos enfermos, es muy raro que, incluso siendo nuestro cumpleaños o una fecha especial, tengamos ánimo de festejar. ¿Será que la Tierra se encuentra en condiciones de celebrar su día?
Fue en 2009 que la Organización de las Naciones Unidas decretó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra. Sin embargo, lo cierto es que fue desde 1968 que hubo eventos que marcaron esta agenda, cuando el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos organizó el Simposio de Ecología Humana para que estudiantes de diversos lugares escucharan a científicos hablar sobre los efectos del deterioro ambiental en la salud humana.
Después de dos años de sucedido el simposio, en 1970, el senador y activista ambiental Gaylord Nelson propuso al gobierno norteamericano que se formara una agencia ambiental, pero no fue hasta después de diversas manifestaciones masivas en las que acudieron miles de universidades, escuelas públicas y comunidades, que la presión social dio resultado. En ese mismo año el gobierno estadounidense creó la Agencia de Protección Ambiental, y al mismo tiempo formó leyes especiales al cuidado del medio ambiente.
Aludiendo a este logro, al menos en Estados Unidos, en 1972 se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente: La Cumbre de la Tierra de Estocolmo, el objetivo principal fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales.
Tras este breve recorrido histórico, regresemos a lo que supone este día, que más allá de una celebración y más, es un día de conmemoración y sensibilización. En realidad, es así cómo funcionan la mayoría de los Días Internacionales.
La salud de nuestro planeta está en estado crítico, sin afán de ser alarmistas. Es decir, sólo falta ver lo que ha sucedido en los últimos meses para comprobarlo. Piensa en los incendios en Australia, en que este año se han registrado mayores temperaturas terrestres, Kenia está sufriendo la peor invasión de langostas y la situación sanitaria que vivimos a nivel mundial. Esto por mencionar los hechos naturales, y no indagar en las conductas (incluso con polémicas legales) que atentan contra nuestra biodiversidad.
Es claro que la salud de nuestro ecosistema está sufriendo una etapa de crisis. De acuerdo con PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% proviene de animales. Esto sólo es una muestra de cómo nuestra salud está estrechamente relacionada con la salud animal y ambiental.
Además, este Día de la Madre Tierra, coincide con el Súper Año de la Biodiversidad, en el que se determina el papel de la diversidad biológica como indicador de la salud de la Tierra.
Pero antes de que el panorama nos arroje a un tono gris sobre las expectativas que podamos tener al respecto del futuro de nuestro planeta y nuestra humanidad, te daremos unos consejos sencillos que ayudarán a que esta fase se quede en fase y no en una constante.
La Organización de las Naciones Unidas tienen un programa en el que invitan a la población mundial a ser parte del cambio, se llama Actúa Ahora y tiene como propósito invitarnos a que, desde acciones individuales, reduzcamos este deterioro de la salud ambiental de nuestro hogar.
Comidas sin carne
En las pequeñas acciones podemos ver grandes resultados. Sin caer en discursos moralistas, según las Naciones Unidas, la industria cárnica es responsable de más emisiones de gases de efecto invernadero, que las compañías petroleras más grandes del mundo. Igualmente, su producción contribuye al agotamiento de los recursos hídricos y es el principal impulsor de efectos de deforestación.
Para aterrizar el hecho, pensemos en la producción de una sola hamburguesa de carne. Necesitaríamos aproximadamente mil 695 litros de agua, lo que equivale al doble de lo que una sola persona bebe durante todo un año. En conclusión, ahorras más agua evitando comer carne, que bañándote en menor cantidad (aunque claramente también es una acción válida, además de que las soluciones no son sencillas y cualquier actividad humana implica el uso de energía, pero piénsalo).
Luces apagadas
Esta acción la hemos escuchado hasta el cansancio, pero, ¿realmente le hacemos caso? Bueno, pues es un buen día para sensibilizarnos más en el tema y recordar la gran importancia que esta pequeña acción tiene.
Para empezar el sólo hecho de apagar las luces, incluso si lo haces por segundos, ahorra más energía de la que se necesita para encenderla (sin importar qué tipo de bombilla utilices).
Productos locales
Otra recomendación es consumir productos locales y de temporada. Se trata de una acción mínima y que impacta en distintas áreas, apoyas a un negocio pequeño y a uno que no contamina con grandes camiones que recorren largas distancias, además de tener implicaciones adicionales de protección de ecosistemas y de la biodiversidad local, de la cual uno también forma parte.
Desenchufar
Algo tan sencillo como, entre menos energía se utilice, menos energía se produce. En promedio, los hogares consumen un 30 por ciento de energía a nivel mundial.