En su carrera como realizadora cinematográfica, Sofia Coppola ha presentado una filmografía de valor, con retratos de personajes melancólicos y aburridos que, a pesar de consumirse por sus anhelos, carecen de grandes expectativas. Apoyada por actores de renombre, la directora ha construido personajes sensibles aunque fríos cuando se trata de aceptar lo que escapa a su control… Con esta cinta confirmamos que aunque la hija del gran realizador cinematográfico Francis Ford Coppola (director de Apocalipsis Ahora y la saga El Padrino) no destacó como actriz, su talento como autora era indudable, como reveló en su cúspide estilística: Lost in Translation.
Lost in Translation (Perdidos en Tokio en México) se estrenó en los cines el 12 de septiembre de 2003 y fue una revelación. “Nunca esperé que la gente se conectara tanto con la película”, admitía Coppola. “Hay algo acerca de ser ingenuo que te permite saltar a las cosas de una manera más libre”. El filme exhibía influencias del cine de Wim Wenders, la nouvelle vague y el trabajo de autores como John Cassavetes, y funcionó por su excelente montaje (en el que estuvieron involucrados autores como Steven Soderbergh), secundado todo por la confianza y compenetración de los dos protagonistas, interpretados por una Scarlett Johansson aún no tan grande en la industria y el siempre magnífico maestro de la comedia, Bill Murray.
Lost in Translation parecía un milagro cinematográfico en un año en el cual la industria de cine estadounidense presentaba, como casi siempre, productos atractivos pero sintéticos, con metas como desarrollar a la misma industria y servir de escape a la rutina de los espectadores (lo que considero válido), antes que sensibilizarlos con el detalle y sutileza de las emociones. Ese año se estrenaron Master and Commander: The Far Side of the World, The Matrix Revolutions, Daredevil, Big Fish y excelentes obras grandilocuentes, que recordaban la grandeza casi perdida del Hollywood histórico, como The Lord of the Rings: The Return of the King.
“La idea de Lost in Translation realmente comenzó cuando vi a Charlie [Brown, el apodo del actor Fumihiro Hayashi, 1964–2011] interpretar 'God Save the Queen' en un bar de karaoke”, dijo Coppola a IndieWire. Con esto ella aprovechó la visita de la musa y desarrolló el proyecto con base en sus propias experiencias en Tokio. El resultado la reflejó a sí misma con el personaje Charlotte (Johansson), la joven esposa abandonada sola en el Tokyo Park Hyatt por su esposo fotógrafo (Giovanni Ribisi), personaje construido con base en el anterior esposo de Coppola, el director uber cool Spike Jonze (Being John Malkovich, Her). El resultado fue una película que no se integraba al cine-espectáculo y apelaba al cine propositivo en la exploración del lenguaje, en este caso con la meta de transmitir sensaciones sin decir demasiado.
Para lograrlo, el proyecto necesitaba forzosamente de Bill Murray en el papel de Bob Harris, la estrella de cine de mediana edad en Tokio, que filma un comercial de Suntory Whisky. Curiosamente, hasta la semana previa al inicio del rodaje, Murray no tenía contrato y la producción no sabía si el actor aparecería o no en la filmación.
Sobran las anécdotas de esta producción; por ejemplo, las expectativas iniciales no eran altas durante su estreno, pero sorpresivamente Coppola presentó una estupenda historia de (des)amor, poco ortodoxa y con personajes rotos en el centro de Tokio, entre letreros de neón, carteles de otras estrellas de Hollywood anunciando café y cerveza y bares de karaoke. Lost in Translation resultó ser un gran éxito de taquilla y además recibió nominaciones al Oscar, como Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Guion Original (se lo llevó en este último rubro).
(SPOILER) Y creíamos que nunca sabríamos lo que Bob Harris le susurra a Charlotte al final de Lost In Translation (FIN DEL SPOILER); pero quizá podremos conocerlo de rebote en la nueva colaboración de Bill Murray y Sofia Coppola, acompañados ahora por la actriz Rashida Jones, en la nueva película de la realizadora, On The Rocks.
En esta película Bill Murray y Rashida Jones interpretan los roles de padre e hija. Jones asume el papel de Laura, quien recurre a su padre Félix (Murray) para pedirle consejo después de que sospecha que su esposo puede estar engañándola. No obstante, Laura no se abre con Félix porque sea su progenitor, sino porque sabe –como sospecha que también es su marido– que este es un mujeriego. Cuando Felix conoce el dolor de su hija, insiste en que investiguen un poco más. De esta forma Coppola nos lleva a través de Nueva York, para desarrollar la relación entre los personajes principales.
On The Rocks aún no tiene fecha de estreno pero queremos disfrutar la película y explorar los elementos autobiográficos de los involucrados, por el peso de sus nombres, pero también para comprobar cómo es que las historias de los otros se relacionan con las emociones y sutileza de las nuestras.
Y además hoy Bill Murray celebra siete décadas de vida. ¡Felicidades!
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