Hace mucho tiempo que el dicho “una imagen vale más que mil palabras” es cada vez menos cierto, ya que la manipulación en imágenes y videos es cada vez más refinada, y si no la miras detenidamente podría confundir a varios.
Los Deepfakes es la tecnología que nos ha traído videos como el de Jennifer Lawrence con la cara de Steve Buscemi, o videos más constructivos como el usado en el Museo de Salvador Dalí, donde el pintor español revive para encantar a los asistentes a su exposición.
Ya sea de una forma educativa o una forma “divertida” los videos que utilizan la tecnología Deepfake están alertando al mundo, ya que teorizan que podría ser la digievolución de las Fake News. Pero esto más allá de ser alarmante por la creación de tecnología que podría “causar guerras nucleares”, lo es porque denota la poca atención que le damos a lo que vemos día a día.
Es cierto que le damos a una publicación menos de 3 segundos antes de continuar nuestro recorrido por las diversas redes sociales, y precisamente esto hace que a menos que nos interese algo nos quedemos a leer o ver. Si captar la atención de alguien es difícil, lograr el paso de ver la información e investigar si es verídica, es aún más complicado.
También es cierto que pocas veces nos tomamos el tiempo de entender el valor de la información y nuestro papel en las redes sociales, tal vez es que pocas veces pensamos la repercusión que tenemos al poner un granito de arena en el tsunami que significa que algo se vuelva viral.
Justamente el juego de la confusión y la información ha hecho que las Fake News funcionen, al grado que han cambiado el rumbo de elecciones, y por tanto, el rumbo de un país. Por algo tan simple y tan complejo como es el confort que genera la inmediatez.
También es propio denotar que llevamos muy poco tiempo viviendo en la época de la hiperconectividad, así que la misma raza humana se ha vuelto un poco más ingenua frente a estas nuevas formas de control. Algo similar a cuando los asistentes a la primer película salieron corriendo al ver un tren yendo hacia ellos.
Lo que sí, es que sin importar la época y la civilización, el miedo se ha utilizado como un controlador de masas, por lo que tampoco hay que caer en el alarmismo que algunos periódicos han querido crear a raíz de esta tecnología, porque corremos el riesgo de caer en la paradoja de no podemos creer en nada, así que no creemos en nada.
El internet y las redes sociales sólo han hecho que la información sea más fácil de consumir, y el hecho de lanzar cientos de entradas con información falsa para esconder la que es verídica sólo responde a la forma en la que nos informamos.
De igual forma ha ocurrido en otros momentos, ya sea omitiendo información o no dándole la importancia que merece, por lo que más allá de caer en el miedo de “no podemos creer en nada”, es más sabio preguntarse ¿en algún punto pudimos confiar al 100% en algo?
Sólo es cuestión de ser críticos con el bombardeo que recibimos a diario, sobre todo en momentos clave como pueden ser las elecciones de un país, o una crisis de algún tipo, en el miedo e incertidumbre es más fácil lanzar mentiras que las personas pueden creer. Para ejemplo el rescate de Frida Sofía, que aún ahora no sabemos si fue real.
Así que hagámosle caso a Barack Obama aka Jordan Peele: “manténganse despiertos…”