Deepfakes, entre el escándalo y nuevas armas digitales

Vida y estilo Calendario 20 oct 2021 Paulina Martínez

Mientras el ser humano no corrompa las leyes de la robótica, mismas que creó el divulgador científico y escritor, Isaac Asimov, el mundo se mantendrá en su cotidiano caos coexistiendo de manera natural. Estas tres leyes defienden, ante todo, la vida humana, protegiéndola de cualquier agresión que las máquinas, robots o Inteligencia Artificial pudiera causar. 

Estas advertencias parecen más una trama de una película de ciencia ficción que de nuestra realidad, pero lo cierto es que estamos muy cerca de que esto ya no se trate únicamente de una novela o cualquier ficción. En este sentido, también se interpone un debate, quizá las máquinas o la Inteligencia Artificial todavía no sean capaces de hacernos daño como tal, pero, ¿qué hay de las personas que están detrás de ellas tomando decisiones que pueden perjudicar a terceros?

Hay mucha tela de donde cortar al respecto, pero por lo pronto pensemos en los Deepfakes y las grandes repercusiones que está teniendo. 

Imagina poder manipular a una persona por completo, ponerla a hacer lo que sea, desde las cosas más simples hasta las más perversas, con solo un click (por así decir). Como si se tratara de un dios, o de un titiritero capaz de jalar los hilos precisos para hacerte hacer lo que se le ocurra. 

Pues esto ya es una realidad. ¡Calma! No temas, un día no estarás sentado haciendo tu vida, cuando de repente tu cuerpo comience a moverse de manera involuntaria a ti, cual brujería vudú. Sin embargo, será mejor estar atentos al universo virtual en donde sí puede pasar. Hablamos de una tecnología que puede hacer parecer que una persona está haciendo algo, cuando en realidad no, se trata de un fotomontaje superfino que puede engañar a simple vista. 

Como casi todo en el mundo, hablamos de un arma de doble filo. Como si no fueran suficientes las fake news, el juego está cambiando con los deepfakes. La desinformación está más latente que nunca, ¿quién hubiera pensado que en plena era de la información sería esa, precisamente, el arma letal para diferentes guerras políticas, sociales y discursivas? 

Pausa, ¿qué son y cómo sirven exactamente? 

El término “deepfake” proviene de la tecnología subyacente “deeplearning”, la cual es una forma de IA (Inteligencia Artificial). Los algoritmos de este aprendizaje profundo se enseñan a sí mismos a resolver diferentes problemas al momento de tener grandes conjuntos de datos, estos se utilizan para intercambiar caras en videos y contenido digital para crear medios falsos de apariencia realista. 

Los métodos que existen para crear estos deepfakes son varios. Sin embargo, el más común está basado en el uso de redes neuronales profundas con codificadores automáticos para intercambiar caras. ¿Cómo funciona? Más que nada, necesita un video como destino para usarlo como base, después una colección de videoclips del rostro que se utilizará. 

Lo increíble también radica en que no se trata de un sistema tan “complejo”, es decir, el video destino puede ser un clip cualquiera, incluso uno de una película de Hollywood, mientras que los videos de la persona que se desea suplantar, pueden ser aleatorios y descargados hasta de Youtube. 

Todo radica en el funcionamiento del codificador automático, el cual es un programa de IA de aprendizaje profundo y se dedica a estudiar los videoclips para entender cómo se ve la persona en distintos ángulos, condiciones ambientales y demás. Después, mapea a la persona con el verdadero individuo que hay detrás del video en el que se va a montar la imagen y asimila características comunes. 

Asimismo, otro sistema de aprendizaje profundo automático se suma a la misión, hablamos de las Redes Adversarias Generativas (GAN, por sus siglas en inglés), que sirve para detectar y mejorar cualquier falla en el deepfake, una clave importante que ocasiona que algunos detectores de esta tecnología puedan equivocarse. 

La nueva amenaza de la IA

Se trata de una herramienta realmente sofisticada, pero una que, sin duda, podría verse entre las maravillas artísticas cinematográficas, como entre los verdaderos peligros reales. Es decir, mientras más avance la tecnología esta herramienta podría ser cada vez más y más fina, interfiriendo así a niveles electorales, tensiones políticas y hasta misma actividad criminal. 

De hecho, sin todavía tratarse de una tecnología súper refinada, ya ha representado problemas reales. Tanto así que, sobre todo por cuestiones políticas estadounidenses cuando iban a cambiar de presidente, el FBI advirtió que se aumentaría la circulación de contenido digital manipulado durante 12 o 18 meses. Igualmente, aseguró que esto podría ser utilizado para llevar a cabo distintos ciberdelitos, como el phishing (suplantación de identidad para obtener datos o información confidencial).

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