Tres nombres, tres discos, 13 canciones que recorren su discografía entre pulcras reversiones de éxitos, otras más osadas apropiaciones y sus principales melodías, dentro de la inmensa paleta de emociones.  

¿Cómo logró la agrupación Galaxie 500 edificar con tanta simpleza su universo sensitivo?  

Las voces que parecen provenir de un lugar distante, las guitarras hipnotizadas por un mismo riff distorsionado contra una base rítmica que repite una misma frase una y otra vez, como un mantra sonoro, hasta que la canción llega a su conclusión. Esta era la música de Galaxie 500. En su breve paso por este mundo (1987-1991), este trío estadounidense oriundo de Boston, Massachusetts, creó un legado sonoro que ha tratado de ser imitado y que hasta ahora no ha sido mejorado.  

¿Qué hay en esas profundas sensaciones que trascienden el paso del tiempo? Damon Krukowski, Dean Wareham y Naomi Yang tomaron el nombre de Galaxie 500 del auto de la Ford Motor Company y a finales de los años ochenta irrumpieron en una escena subterránea que con el mismo espíritu punk creaba su propia identidad, se nutría del intercambio y era posible por las ganas de querer hacerlo. Una fusión sonora que permitió que los sonidos del Velvet Underground, The Modern Lovers, Big Star, The 13th Floor Elevators, Love, Joy Division y The Feelies se mezclaran en un cuarto de ensayo donde se gestó un sonido diferente.  

La agrupación sólo editó tres discos de estudio (Today, On Fire, This Is Our Music), publicados originalmente con la disquera Rough Trade, y tuvo unas cuantas grabaciones en vivo como todo el catálogo de esta fugaz historia que terminó con la salida de Wareham.   

Estas bases musicales son parte de la columna vertebral en las exploraciones que han continuado sus integrantes en los proyectos alternos como Luna, Dean & Britta y Damon & Naomi. 

Tras la separación de Galaxie 500, Wareham reorientó su talento específicamente en Luna, liderando a la formación hasta convertirla en una de las más elegantes (y también reconocibles) de la escena independiente norteamericana de los años noventa, estatus perpetrado en base a títulos imprescindibles como Bewitched (1994), Penthouse (1995) o Pup Tent (1997). 

Dean Wareham es un tipo que no esquiva su loable pasado, pero que tampoco deja de mirar hacia adelante enfrascado en la búsqueda de nuevas canciones. Precisamente esa mezcolanza ha sido motivo de su vista en la CDMX, durante la celebración del Festival Marvin a celebrarse del 27, 28 y 29 de octubre.  

Wareham se presenta en dos noches memorables. Ejecutando canciones de Galaxie 500, por un lado, así como de Luna, en otra fecha para los seguidores de su música que te lleva, como por ahí dijeran, a brincar planetas hasta ver uno vacío.  

 

 

 

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