De poetas a músicos malditos

Celebridades Calendario 08 dic 2020 Paulina Martínez

Cuando Charles Baudelaire advirtió la llegada del poeta hastiado a este mundo, sin quererlo inauguró un nuevo territorio para la poesía. Desde entonces, aquel poema que le da inicio a su libro de Las flores del mal, “Bendito”, ha valido como himno para quienes hallaron un refugio en la literatura contestataria, cuando fueron relegados y apartados del mundo real y la academia literaria por ser “diferentes” al resto. 

Mientras diversos artistas buscaban enaltecer la belleza, desde la estética de las palabras y figuras, los poetas malditos, nombrados así por el poeta francés Paul Verlaine en 1884, se resistieron a la idea de que la poesía era sinónimo de belleza. 

Diabólicos, blasfemos, satánicos, perdedores, los apestados, marginados, los raros, diferentes, disolutos, o como más se te ocurra adjetivarlos, los poetas malditos se gestaron ante la idea contraria de lo que el arte suponía desde las ideas platónicas. En lugar de caminar hacia la luz, fueron ellos los que se arriesgaron (o se resignaron) a ir hacia la niebla de las emociones humanas. Hablar de la muerte desde el pútrido olor que dejamos en la Tierra cuando nos marchamos, hasta la desolación que te queda cuando el mundo se convierte en el principal enemigo. 

 

Los incomprendidos y su legado musical

Casi podríamos decir que hoy, en pleno siglo XXI, a la mitad de una pandemia y demás caos en el mundo, estos tópicos no parecen ser tan ajenos a nuestra narrativa contemporánea. Sin embargo, la esencia de la poesía maldita sigue permaneciendo más allá de las palabras y las páginas. Pues los genios poetas que han sabido tejerlas desde lo sublime del horror y la desilusión, pareciera que han cobrado vida en el pentagrama de la música, en donde la ola de compositores malditos reclamó su lugar en el mundo del rock y demás géneros resignados a una vida sinsentido en la que los días nublados son el panorama de la falsa felicidad.

Se les ha nombrado de diversas maneras, pero el principal título hace referencia al club de la muerte, y es que podríamos comenzar por identificar a los miembros del Club de los 27. Hablamos de Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Jim Morrison, Amy Winhouse, Janis Joplin y demás figuras del entretenimiento. Y aunque no podríamos definirlos a todos en esta línea narrativa maldita, sí podríamos asumirlos como aquellos que trazaron un camino en la música con la esencia de los poetas malditos, con todo y sus aires místicos e irreverentes hacia la vida misma. 

Entre los clásicos de la historia del rock, recogemos las historias de aquellos desgraciados que en su descontento con este mundo terrenal, se arrancaron la vida, pero no antes sin haber construido un legado dentro de la música. Hablamos de los protagonistas de la poesía maldita contemporánea traducida en acordes y diversos géneros que marcaron una época. Desde el grunge, el postpunk, hasta el rock alternativo. 

 

Las voces de las almas muertas

Ian Curtis, el líder de Joy Division, quien desde su genialidad y sensibilidad, componía piezas grises y resignadas a un tono metálico, en el que la vida se envolvía en la acortanada resignación de vivirla, se convirtió en uno de los principales poetas malditos del rock. Con su corta pero relevante discografía, Curtis trasladó el concepto de la literatura maldita a los escenarios de la música contemporánea. 

Más allá de su profunda depresión, ataques epilépticos y su clara agorafobia, Ian Curtis se enfrentó al paralelismo entre la literatura y la música. Porque a pesar de su encuentro cercano con los clásicos franceses malditos, Curtis también reparó en escritores como Gógol, Kafka y William Burroughs para la construcción de un legendario bagaje musical. 

Antes de convertirse en el músico quizá arquetipo, Curtis ya advertía una sensibilidad en su visión del mundo escribiendo poesía desde su adolescencia. Por eso no extraña el preciso cuidado que plasmó en su música y el contenido de sus letras. A esto, prestamos especial atención a uno de sus escritores favoritos. Se trata de Nikolái Gógol, el dramaturgo, novelista y escritor ruso del siglo XIX, quien destacó principalmente por su obra Almas muertas.

Si eres fan del músico, seguramente ya sabes a dónde va todo esto, y es que esta novela narra la historia de un caballero de mediana posición social que recorre todo Rusia comprando las “almas” de los siervos (o esclavos) muertos por las que sus viejos dueños debían pagar un impuesto (incluso si ya hubieran fallecido), con el fin de parecer un hombre con muchas riquezas. En el camino, el caballero se encuentra con un montón de personajes paranoicos, corruptos y codiciosos que Gógol satiriza a lo largo de la narración.

De ahí proviene el nacimiento del no tan conocido popularmente, pero memorable tema “Dead Souls” de Joy Division. La canción se publicó después de que terminaran de grabar Closer en marzo de 1980, mismo año en el que Curtis se arrancó la vida. En este sencillo escuchamos gritos de fondo, con voces a manera de pesadillas, podríamos decir que se trata del himno de los músicos malditos y su estado inconformes y aterrorizado por un mundo que no los entiende. 

 

 

Más nombres y legados

Si bien, hablar de cada uno de los músicos malditos que han existido y siguen existiendo, representaría elaborar una antología verdaderamente gruesa, pensemos en aquellos íconos que han representado a generaciones enteras. Claramente Kurt Cobain es otro personaje al que se alude mucho en esta narrativa, y no es raro pensarlo, pues más allá de lo que significó musicalmente, su personalidad depresiva venía acompañada de todo aquello que acosa a estos escritores malditos, y más allá de esto, logró plasmarlo desde su genialidad y golpe de suerte ante un público cansado y fastidiado por no hallarse representado en la falsa melancolía de la música y entretenimiento popular de entonces.

Igualmente, será útil reparar en aquellos a los que no comúnmente se les asocia con el término, pero que sin duda han plasmado en sus letras de manera casi inequívoca esta esencia maldita. Por ejemplo, hablemos de Depeche Mode. Para aterrizar mucho más rápido en el punto, pensemos en el sencillo “Wrong”, que muy al estilo Bukowskiano, ya retrata una insoportable resignación e inconformismo sobre la vida y su lugar equivocado en ella. 

 

 

Aunque el inicio de Depeche Mode está fuertemente arraigado a los ritmos y estética del synth pop, también fueron abandonando gradualmente la ligereza estética de su discurso (aunque desde el comienzo les gustó abordar temas tabú) para transferirse a territorios más oscuros y crudos sobre asuntos más serios. 

Pensemos en canciones como “Everything Counts”, del álbum Construction Time Again (1983), en el que hablan sobre las finanzas y la depresión económica. Por otra parte, en temas como “Master and Servant” y la balada “Somebody”, retrata la visión maldita (literariamente hablando) sobre el amor, las relaciones, y su lado oscuro. Igualmente, pensemos en el hastío del poeta maldito y su incomprensión hacia temas interétnicos o religiosos, con sencillos como “People Are People” o “Blasphemous Rumours” de Some Great Reward (1984).

Es decir, encontraremos un amplio catálogo de poetas malditos contemporáneos en el ala musical si seguimos buscando, y es que ahora más que nunca, el mundo ha demandado una visión cruda y realista de lo que la sociedad ha construido en distintos matices. 

Porque más allá de la romantización de la crueldad humana, la poesía maldita y sus derivantes, han significado un refugio para aquellos que no logran encajar de una u otra manera en el mundo y sus reglas. Porque, ya sea con poesía, literatura, filosofía o música, siempre habrá un sitio al cual recurrir mientras la vida siga aferrándose a nuestra alma.


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