Leer es uno de los hábitos más antiquísimos en nuestra humanidad, y aunque anteriormente era una de las fuentes de entretenimiento más populares, hoy en día nuestro esparcimiento ha trascendido de las páginas a las pantallas y al dopanómico scroll con el que nos encanta pasar el tiempo muerto.
Sin afán de satanizar a la tecnología y su manera de haber cambiado nuestras dinámicas como humanidad, cabe distinguir que el mundo de la lectura también ha dado un giro importante en cuanto a sus formas narrativas para conseguir nuestra atención.
Ahora que la vida ha cambiado radicalmente y no únicamente por la virtualidad de las cosas, sino por la reconfiguración de nuestras rutinas a raíz de la pandemia, es un hecho que cada vez es más difícil conseguir que las personas se concentren. Se trata de un problema real en el que, de hecho, afecta principalmente a las infancias.
Si de por sí el mundo ya está lleno de estímulos, en los ojos de un niño todo es mucho más vívido. Entre información, novedades y demás sorpresas que el exterior ofrece, es difícil conciliar la concentración en tareas específicas y no tan “divertidas”, como estudiar, leer o hacer la tarea.
Igualmente, y esto nos pasa a todos en cualquier edad, la tecnología y las nuevas dinámicas en las que nos involucramos con ella, como la constante navegación en diversas redes sociales, el consumo de videos inmediatos, imágenes y demás, nos han hecho codependientes de estos estímulos que, aunque no nos satisfagan al cien o nos encanten, nos provocan una segregación de dopamina el sólo estar mirando.
¿Le puedo ayudar en algo, joven? No, gracias, sólo estoy viendo. De ser una frase comúnmente escuchada cuando paseamos entre los pasillos de alguna tienda departamental, se ha convertido en la dinámica en la que invertimos gran parte de nuestro de manera virtual. No por nada ahora la concentración se ha convertido en un tema en el que ya no cualquiera puede presumir de lograrlo fácilmente, mucho menos un niño.
En este sentido, nos preguntamos, ¿cómo es que un niño con acceso a redes sociales podrá, o si quiera querrá, cambiar TikTok por un libro? Casi siempre miramos el hábito de la lectura como uno poco común, sobre todo cuando hablamos de las infancias.
Sin embargo, existe y reside en aquellas mentes que han encontrado de este un gusto más que una obligación. Porque también es verdad que las instituciones nos han alejado, sin querer hacerlo precisamente, de las maravillas que habitan en los libros.
Al verlo como una obligación es muy probable que el rechazo se interponga como escudo con el que preferimos darle la vuelta. Asimismo, intervienen los factores tecnológicos que encontramos actualmente. Se trata de un campo en el que las posibilidades de estudio abundan, pero definitivamente es verdad que el hábito de la lectura cada vez es menos común.
¿Cómo invitar a leer a un niño? Es importante que las infancias lean ya que el ejercicio de la lectura como tal estimula sus cerebro y nos ayuda a concentrarnos más cuando el momento lo amerite.
Para esto, se recomienda que la invitación a la lectura hacia las infancias sea sutil y no una obligación, pues de este modo solo lograremos alejarlos más.
Algunos tips para que sea más sencillo, es darles libertad de elección, aunque no tengan toda la información de lo que sucede en el mundo, tiene la capacidad de crítica y discernimiento, con objeto a desarrollarla aún más, es importante que ellos decidan qué leer.
Igualmente, es importante ser asertivos y jugar con la “recompensa” para incentivar la lectura. Que se dé de manera casi orgánica y natural, sin horario estricto, el tiempo de lectura debe acomodarse e intentarse que se mire como un pasatiempo o hobby para el niño.
La literatura está llena de libreros e infinitos títulos que nos invitan a leerlos, pero ¿qué hay para los lectores más jóvenes? Igualmente, existe una amplia oferta para ellos, pero ahora hacemos una selección entre literatura juvenil e infantil, que han sido bien recibidos por su público.
El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger
Escrita por J. D. Salinger, y publicada en 1951, esta novela es un poco atrevida, pero sin duda recomendada para un público juvenil. Quizá no es un libro que le regalarías a tu sobrino de cinco años, pero sí a uno que comienza a entrar en la pubertad y está interesado por salir de los lugares comunes.
En esta novela corta seguimos la historia de un “niño normal que vive en el Nueva York de posguerra, lleno de dudas y miedos, enfrentado a un fracaso escolar que le frustra, con unos deseos alejados de la realidad, mediocre y, por tanto, extremadamente especial en su normalidad”.
El árbol rojo, de Shaun Tan
En realidad recomendamos todos los títulos del escritor e ilustrador japonés, Shaun Tan, pues de hecho podría funcionar como un escritor para todas las edades. A pesar de tener un catálogo únicamente de libros ilustrado, Tan aborda temas universales que vivimos desde en nuestras diversas etapas de nuestras vidas.
El árbol rojo narra la historia de “una niña que camina cabizbaja por las calles de un mundo surreal, nadie entiende nada, el mundo es una máquina sorda sin sentido ni lógica. Los problemas llegan todos de golpe y las experiencias maravillosas se escapan. El futuro se percibe como una amenaza y la soledad se suma a la confusión”.
La elegancia del erizo, de Muriel Barbery
Hablamos de la segunda novela de la escritora francesa, Muriel Barbery (28 de mayo de 1969). Fue publicada en 2006 y se convirtió en uno de los éxitos de la temporada, pues vendió más de un millón de ejemplares y se mantuvo 30 semanas en el primer lugar de ventas.
Una historia conmovedora, fácil de leer, pero en la que es inevitable no empatizar de manera cercana con la protagonista. Sin duda, una historia que atraviesa toda una reflexión interna entre las dos protagonistas, quienes te harán tener la visión ingenua y amarga de la vida, con un conciliador desenlace para entender y atesorar el por qué de la vida.
“En el número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Dos de sus habitantes esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene doce años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por sobrevivir y vencer la desesperanza. La llegada de un hombre misterioso al edificio propiciará el encuentro de estas dos almas gemelas”.
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