Cuando vemos juntos dos conceptos anacrónicos, como el de la meditación junto con el nombre de una de las figuras más importantes en el séptimo arte, nuestro interés en verdad despierta. Es decir, ver qué tienen en común un método ancestral con motivos espirituales, y el poderoso nombre de David Lynch, es una pregunta intrigante. 

Empecemos por lo primero, recordemos que el genio responsable de cintas como Blue Velvet (1986), Dune (1984) o el aclamado programa televisivo Twin Peaks (1990-1991, además de la 3a temporada de 2017) ha inspirado a más de una generación a lo largo de su carrera profesional. Su excéntrica, pero convincente mirada del mundo, ha generado diversas filas entre sus seguidores. Porque más allá de ser un visionario cinematográfico, también es un gran maestro para la vida. 

Mucho antes de que el concepto de la meditación trascendental se convirtiera en una tendencia en la red de los hashtags, los antiguos yoguis ya la practicaban con fines puristas e espirituales. Incluso, el mismo Lynch ha sido partícipe de esta práctica desde antes de que el internet existiera. 

Por allá, en la década de los 70, el cineasta cambió su forma de relacionarse consigo mismo y el mundo, a través de la meditación trascendental, lo que influyó tanto en su salud mental, como en su proceso creativo. 

“Empecé la Meditación Trascendental en 1973 y no he dejado de practicarla desde entonces dos veces al día. Me ha dado un acceso sin esfuerzo a una reserva ilimitada de energía, creatividad y felicidad. Este nivel de vida se llama conciencia pura y es un tesoro”, argumenta el cineasta en su sitio oficial David Lynch Foundation, organización fundada en 2005 cuyo objetivo es mejorar la vida de las personas a través de la meditación.

El interés de Lynch por la meditación trascendental, comenzó cuando vio los resultados positivos de su práctica en niños y veteranos que sufrían estrés postraumático, así como mujeres que fueron víctimas de violencia. Pero antes de seguir, ¿qué es exactamente la meditación trascendental?

En pocas palabras, se trata de una práctica desarrollada en la India por Majarishi Majesh Yogui, y consiste en la repetición de mantras. Para aterrizar la técnica, en su página oficial el cineasta explica que se trata de una técnica simple, natural y sin esfuerzo que se practica 20 minutos dos veces al día. Para hacerlo, sólo necesitas estar sentado cómodamente con los ojos cerrados. Además, cabe aclarar que no se trata de ninguna religión, filosofía o estilo de vida. 

Entre los distintos beneficios que contiene esta práctica, sobresale el de permitir que la mente de pensamiento activo se enfoque hacia adentro, para así experimentar un nivel de conciencia naturalmente más tranquilo y pacífico. Además, mientras se practica la meditación, de acuerdo con Lynch, el cuerpo goza ampliamente de un descanso profundo y rejuvenecedor, mientras que el cerebro funciona con una coherencia significativamente mayor.

En sus propias palabras, durante una ponencia sobre el tema en 2009, Lynch afirmó que “cuando yo empecé a meditar estaba lleno de ansiedad, miedo, enojo y depresión que canalizaba hacia mi esposa. Después de dos semanas de meditación ella me preguntó qué me estaba pasando. Le dije que a qué se refería. Y me dijo que quería saber hacia dónde se había ido mi enojo. Esos estados de ánimo son bellos en una película, pero son veneno para el cineasta”. 

Más allá de lo que cualquier filosofía no occidental pueda decirnos sobre los ancestrales métodos para conectar con nuestro ser interior, lo que comenta Lynch al respecto de este tipo de meditación es la prueba de cómo el mero enfoque correcto puede orientarnos hacia una paz interior. 

Es decir, no es esencial, pero tampoco es inválido, tener una guía espiritual con algún propósito más allá de una técnica. Los resultados que visualizamos en la meditación van mucho más allá de cualquier creencia o motivación religiosa, es más un estado puro del ser humano que intenta conectar con su propia naturaleza. Así es como Lynch ha encontrado de este proceso uno muy útil para su carrera y su vida personal. 

“Quiero más ideas y más energía para trabajar y más felicidad en el proceso. ¿Y en dónde consigues todo esto? En tu interior y mientras más consciente seas, más profundo podrás ir para atrapar esas ideas”, comentó en una entrevista a Los Angeles Times.

Incluso, el afamado director de cine no pudo dejar escapar esta fascinación por la meditación trascendental de sus manos creativas. Por lo que realizó un documental en 2016 en el que habla a detalle sobre lo que significa esta técnica y cómo lo ha apoyado a lo largo de su carrera.