¡La primavera ha llegado! Y, sí, quedarte en casa suena como una buena opción para disfrutar de una película. Aunque amemos el cine en cada estación del año, la primavera es una metáfora de la juventud que nos transporta a un periodo de la vida alegre y de inusitada frescura. En el cine, la estación seguido alude a esa etapa de la vida en que las emociones florecen. 

Por esa y mil razones más no podemos pensar en una mejor forma de recibirla que con una lista en su honor. 

La última primavera  

Una historia que se remonta a una Europa prebélica del s.XX, donde viven solas dos mujeres mayores de Cornualles, las hermanas Janet (Maggie Smith) y Úrsula (Judi Dench). Tras una tormenta, su vida tranquila se ve alterada por la presencia de Andreas, a quien recogen en su casa. Se trata de un joven polaco que no habla inglés. Tras ir descubriendo detalles de su pasado y de su personalidad, hará que las mujeres recuperen sentimientos que ya tenían olvidados. 

El drama se basa en un cuento de William J. Locke y se estrenó en el año 2004. Marcó el debut como director del actor Charles Dance (a quien podemos ver en la serie Game of Thrones en el papel de Tywin Lannister), quien cambió la edad de las protagonistas y convirtió la trama en una historia sobre la vejez, la felicidad y el amor.

Las estaciones de la vida 

 La película nos transporta a un mundo de iconografía oriental, en el que las puertas aisladas en el vacío, el agua en todas sus formas, los árboles y los animales sustentan una historia de aprendizaje desarrollada en las cuatro estaciones de la vida, cuyo mensaje es muy claro: el deseo de posesión lleva en sí mismo la destrucción de lo que más quieres. 

Bajo la dirección de Kim Ki-duk (1960-2020), nos presenta la historia de dos monjes (uno viejo y uno joven) que viven en un templo, el cual está situado en un valle alejado de las grandes urbes. Las estaciones van pasando y el joven va creciendo y experimentando sensaciones como la tristeza, el amor, la lujuria, la envidia y el perdón, bajo la atenta mirada del maestro. 

Nadie es inmune al poder de las estaciones ni a su ciclo anual de nacimiento, crecimiento y decaimiento. Ni siquiera los dos monjes que comparten una ermita flotante rodeada de montañas. Ellos, al igual que todo ser humano, son incapaces de evitar los avatares de la vida, los deseos, el sufrimiento y las pasiones.  

Las Flores del Cerezo 

Dirigida por Doris Dörrie en el año 2008, se trata de un drama intimista de sabor oriental que sigue el viaje de Rudi (Elmar Wepper), un funcionario recién jubilado que decide, junto con su mujer Trudi (Hannelore Elsner), ir a visitar a sus hijos a Berlín. Pero ella fallece de manera repentina y a él le diagnostican una enfermedad terminal. En lo que se supone un acto de despedida emprende la travesía. Pero Rudi se enfrentará a la fría acogida de sus primogénitos mientras sobrelleva la soledad y depresión tras la muerte de su mujer.  

Rudi entonces comienza un nuevo viaje a Japón para ver a su hijo predilecto y así cumplir el sueño de su esposa. El trayecto se efectúa en plena primavera y ante la poca comunicación con su hijo, el hombre entablará amistad con una joven japonesa bailarina que lo ayudará a sanar su corazón roto a través del baile. 

Big Fish 

Tim Burton, sí el director que utiliza de forma peculiar los tonos oscuros, góticos y los rasgos atormentados de sus personajes, realizó en 2003 una cinta primaveral. Se trata de una adaptación de la novela homónima escrita por Daniel Wallace, con William Bloom (que significa florecer en inglés) como su eje, que regresa a su hogar de la infancia cuando su padre cae muy enfermo, allí comenzará a vivir nuevas experiencias que le llevarán a otros lugares del mundo. En la cinta, los colores y las flores cobran tal significado que, inevitablemente, nos trasladan a esta estación del año. 

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Foto: pixabay.com