Son momentos en los que se habla mucho de visibilidad e inclusión, pero ¿realmente entendemos de qué se trata? Las movilizaciones sociales y coyunturales son el reflejo de la vida resistiendo. Cuando una estrella muere, explota y lo único que queda de ella es su luz viajera, la misma que posa cada noche sobre nuestras cabezas, esa es la vida aferrándose a la vida. Esto también sucede en las luchas sociales, cuando un grupo minoritario es exiliado y marginado de los estándares “normales”, el sentimiento de resistencia y lucha es lo que lo salva de su extinción. 

Así surge Cuórum Festival Independiente de Cine Experimental de Diversidad Sexual y Género de Morelia, de esta necesidad de que las voces silenciadas exploren la creación dentro del mundo cinematográfico. “Creamos un espacio propio donde todos tenemos voz, además de mostrar el talento nacional e internacional de cine ‘Queer’”.

Desde 2016 se encendió la llama que le daría vida al festival en su totalidad, cuando en ese año formaban parte del Programa de Diversidad Sexual del Festival de Cine de Morelia. Ahora, en 2019, se ha independizado esa sección para darle vida como festival, y se estará celebrando del 23 al 27 de octubre en dos sedes en Morelia, una es el Palacio de Clavijero y la segunda será en el Centro Histórico de Morelia. 

Cuórum se refiere a la presencia suficiente de asistentes para decidir sobre algo dentro de las formalidades establecidas, de ahí que el nombre de este evento sea tan significativo. La diversidad sexual no es algo nuevo ni reciente, la naturaleza es tan vasta y enriquecida, que nos ha brindado la oportunidad de poder ser seres individuales, cada uno con su propia historia y su propia manera de contarla. Lo que sí es un hecho, es que apenas la visibilización de esta misma naturaleza de la vida se está incluyendo dentro de nuestros paradigmas sociales y culturales. 

Por eso Cuórum tiene el objetivo de “llegar a más mentes y conciencias con un mensaje de fuerza, unión y equidad, donde se rompan divisiones y nadie se suelte la mano”. 

El corazón de este festival está en la competencia de cortos mexicanos, en la que 16 cortometrajes mexicanos competirán por la presea La Camelina de Plata, será seleccionado por un jurado integrado por destacadas figuras en la industria cinematográfica internacional, de Argentina. Chile, Cuba y más. 

Dieter Kosslick, director festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale), es la inspiración para esta edición, por lo que se estará conmemorando en la sección de retrospectiva.  Igualmente, el festival contará con la sección de Mirador, enfocada en estrenos nacionales e internacionales de largometrajes de ficción y documental. También estará la sección de Paladar, y presentará cortometrajes internacionales de documental y ficción. Estas secciones no incluyen los 16 cortometrajes que estarán en competencia. 

En las revueltas por los derechos humanos y la búsqueda de la equidad y justicia, los crímenes de odio han sido expresiones de violencia que atentan contra la comunidad LGBT+ en México y en todo el mundo. Sin embargo, es nuestro país de los más altos en estas cifras negras, quedando en segundo lugar, después de Brasil. Antonio H Álvarez, subdirector del festival, recalcó esta arista en conferencia de prensa, e insistió en la importancia de esta apertura en el mundo del séptimo arte. 

La programación también contará con un tributo a Teo Hernández, cineasta mexicano fundamental para el cine experimental francés y mexicano. Se presentarán tres de sus documentales: Tables D’Hiver, Nuestra Señora de París y Estrella de Ayer. 

Como parte de este trabajo para visibilizar a la comunidad e incluirla en la “normalización”, Cuórum también otorgará talleres para la realización de un cortometraje, para la interpretación de cine y el periodismo cinematográfico. 

¿Quiénes somos sin la mirada del otro? Más allá de una tesis existencialista o filosófica, la vida humana también se desarrolla en una constante lucha para ser escuchados. Somos tantos, y tantas son nuestras formas de expresarnos y reconocernos, que a veces podemos quedar marginados en la ola de la indiferencia o el extrañamiento de la otredad. Si no somos iguales, entonces no queremos entender al otro. Por eso visibilizar a los grupos minoritarios siempre ha sido de un movimiento que agarra fuerza y coraje para dejar de subsistir, y exigir dignidad dentro de su existencia. 

Los espacios del arte y la creación como trincheras activistas surgen de la inquietud por esta exploración del ser. Es decir, ¿qué es el arte, si no una autoexploración del ser? Las preguntas primitivas, quiénes somos, a dónde vamos, de dónde venimos, etc., perseguirán para siempre nuestra existencia. Esto también significa abolir panfletos, dogmas y prejuicios. No buscamos una verdad absoluta, porque al momento de creer hallarla, no tendría caso seguir explorando en el arte, ni mucho menos en un movimiento social. La crítica y la teoría, dentro de esta área, no es panfletaria, es una indagación de la que surgen y surgen más dudas, pero también se gana inclusión y visibilización. 

La vida es movimiento, y por eso las luchas sociales resisten y se transforman, cada vez con una mirada más amplia, inclusiva y empática. También somos lo que vemos en los demás, por eso es importante entendernos para entender nuestro entorno y quienes lo conforman, antes de rechazarlos. Solo basta con la presencia suficiente, para erradicar la violencia y construir nuevas realidades. Cuórum le toma la mano a la causa y a sus adjuntos para seguir caminando uno de un lado del otro, nadie adelante, nadie atrás. 

Imagen: Carmen y Lola, película de Arantxa Echevarría (sección Mirador).