Cosas que no sabías que te hacen tener uno pésimo rendimiento en tu entrenamiento

Vida y estilo Calendario 03 ago 2021 Paulina Martínez

Cuando en nuestra rutina diaria está el entrenamiento fijo, muy pocas veces reparamos en aquellos detalles que pueden hacernos tener un malo o pésimo rendimiento a la hora de estar ejercitándonos. Sin embargo, siempre es importante mirar con atención los detalles y los cambios en nuestras rutinas que puedan estar afectándonos severamente. 

Cosas que quizá no son tan pequeñas pero pueden pasar desapercibidas a la hora de nuestro rendimiento físico, como por ejemplo el descanso, resfriados, estrés o ansiedad son, en realidad, factores claves que pueden estar alterando nuestra capacidad de nuestro entrenamiento. 

Estos factores pueden afectar negativamente a nuestra rutina diaria. Igualmente, otros aspectos como el consumo de alcohol, son puntos claves en nuestro mal desempeño. Así que es indispensable dominar estos factores que, por más que uno quiere, no puede eliminarlos de la noche a la mañana (sobre todo pensando en el estrés o la ansiedad) para conseguir marcar la diferencia a la hora de nuestro entrenamiento. 

Al mal descanso, una mala calidad de esfuerzo

Aunque parezca obvio y nuestros padres, maestros, entrenadores y demás nos hayan inundado con el sermón de la importancia del sueño, cabe destacar la falta de sueño como uno de los principales factores que nos hacen tener un mal rendimiento a la hora de entrenar, y en nuestras demás actividades en general. 

Ningún café o bebida energizante ayudará a reponer las horas de descanso que le hacen falta a nuestro cuerpo. La falta de sueño siempre nos va a provocar una alteración en la percepción del esfuerzo, pues al estar más cansados tendremos la sensación de estar realizando un esfuerzo superior al que realmente haríamos en condiciones normales, incluso cuando el esfuerzo sea igual o hasta menor. 

Temperatura en el gimnasio

Aunque parezca difícil de creer, la temperatura que tenga el sitio en donde realizaremos nuestra actividad física es uno de los factores que pueden beneficiar o perjudicar nuestro rendimiento, según sea el caso. Por ejemplo, en temporada de calor es fácil que los gimnasios ocupen sus aires acondicionados a todo su potencial, convirtiendo el centro en algo bastante fresco. Sin embargo, aunque esto suene a una delicia, puede ser perjudicial, sobre todo si estamos recibiendo el aire directamente. Por ejemplo, no será una gran idea que alguna máquina esté debajo de la salida de aire. 

Por otra parte, cuando el frío afuera es insoportable, el modo calefacción puede ser bastante contraproducente, pues cuando salimos del gimnasio y nos enfrentamos a la temperatura real, nuestra salud se compromete. Por eso lo ideal es, siempre, mantener una temperatura media en la que ni el frío ni el calor sofoquen el recinto, y así nuestro rendimiento será mejor y no se verá afectado por esta circunstancia externa a nosotros y nuestro cuerpo. 

Al respecto de la temperatura, cuando entrenamos con calor nuestro sudor corporal se incrementa. Esto significa que habrá una mayor pérdida de líquidos en nuestro organismo, por lo que hay que mantenernos bien hidratados durante nuestro entrenamiento, si no queremos sufrir desvanecimientos o cualquier otro tipo de situaciones desfavorables. 

Mientras tanto, cuando entrenamos en temperaturas bajas, nuestro rendimiento se puede ver afectado, pero todo depende de qué tipo de ejercicio estemos haciendo. Por ejemplo, si es un ejercicio físico de alta intensidad, es decir, que involucre movimientos explosivos y rápidos, y el ambiente es frío, es más fácil que nos lesionemos, por eso es importante calentar bien el cuerpo antes de comenzar nuestros ejercicios. 

Cómo influye el estrés y la ansiedad

Cuando nos encontramos ante situaciones de mucho estrés o vivimos episodios fuertes de ansiedad, el rendimiento de nuestro ejercicio se ve afectado negativamente, pero, ¿por qué y cómo?

En este factor no podemos dejar de mencionar lo recientemente sucedido durante los Juegos Olímpicos Tokio 2020, sobre la gimnasta Simone Biles, quien ha decidido retirarse para salvaguardar su salud mental. Al respecto, la exgimnasta olímpica declaró ante los medios lo siguiente: 

“Cuando estás en una situación de alto estrés colapsas y no sabes cómo manejar todas esas emociones. Debo enfocarme en mi salud mental y no poner en riesgo mi salud y mi bienestar”. 

 
 
 
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 La gimnasta olímpica ha dado una lección importante al mundo, el cuidado de la salud mental y el autocuidado va mucho más que ejercitarse. Por lo que este punto es de extremo importante, y no hay que dejarlo pasar por alto. 

En cuanto al estrés y la ansiedad, estamos hablando de dos conceptos que se cobijan bajo el plano psicológico de nuestro organismo, por lo que de manera automática, ante una situación de tensión o presión, nuestro organismo crea una serie de mecanismos de defensa para afrontar el problema, afectando nuestro rendimiento físico. 

El estrés y la ansiedad ocasionan falta de concentración, lo que influye en nuestra coordinación motriz provocando rigidez muscular elevadas, lo que puede desencadenar una lesión muscular de mayor o menor gravedad. Igualmente, nos puede  ocasionar un estado de nerviosismo durante el ejercicio. 

Asimismo, en los últimos años este tema sobre la salud mental ha destacado en distintas áreas, incluso en la deportiva. Por lo que ahora se han sumado los psicólogos deportivos, sobre todo para quienes practican deportes de alto nivel de competición. 

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