Cuando pensamos en la Inteligencia Artificial fácilmente pensamos en los escenarios que escritores y conspiracionistas nos han descrito durante años. ¿Qué pasaría si la tecnología del ahora es el peligro del mañana? ¿Será que algún día nos gobiernen las máquinas?
Es decir, en una narrativa en la que la tecnología nos está acercando cada vez más a aquellos escenarios que siempre hemos soñado, o de los que queremos huir, es fácil considerar que estamos más cerca a ver todas estas historias como posibilidades cercanas a que sean únicamente historias.
Cuando hablamos del desarrollo de la Inteligencia Artificial hablamos de un universo de posibilidades en el que podemos pensar en la curación de enfermedades terminales, hasta pensar en la creación de robots humanoides que desarrollen tareas y más actividades humanas.
Asimismo, Michelle Huang ha creado una Inteligencia Artificial que ha sido capaz de volverse su niña interior. ¿Cómo fue esto?
Durante toda su infancia y hasta la fecha, Michelle Huang ha tenido la costumbre de escribir en diarios sobre su vida, desde hablar sobre quejas de la tarea hasta emocionarse cuando su crush hablaba con ella.
Ahora ha utilizado toda esa información para entrenar a una Inteligencia Artifical con la que ha podido mantener una conversación conmovedora. Algo como haber hablado con su niña interior, pero desde una tecnología superior.
Se trata de un programa computacional que aprendió con base en las ideas expresadas en estos diarios. Michelle Huang, una artista que ha centrado su trabajo en la Inteligencia Artificial, tuvo la idea de crear a su propia niña interior para conversar con ella.
Este programa se consolidó en una representación de sus ideas de su infancia, con una mezcla de vocabulario “dosmilero”. “Una simulación bastante adecuada de cómo habría sido platicar conmigo misma de niña, utilizando datos reales de ese momento y sin arriesgarme a proyecciones actuales”, explicó la artista
i trained an ai chatbot on my childhood journal entries - so that i could engage in real-time dialogue with my "inner child"
— michelle huang (@michellehuang42) November 27, 2022
some reflections below:
La conversación abordó diversos temas, desde perseguir sueños hasta ver cómo resolver situaciones que en aquel momento parecían realmente complicadas.
Al final, se remontó en un proyecto entre la ciencia y el arte en el que Young Michelle, nombre de la IA, terminó por preguntarle a Huang: “¿Cómo te terminó de ir después de todos estos diarios? ¿Estás feliz con tu vida?”
Más allá de la tecnología, las historias de ciencia ficción y demás, este fue un ejercicio en el que a través de recuerdos escritos en el que la artista pudo viajar en el tiempo para generar una conversación con ella misma.
“Platicar con Young Michelle me recordó partes de mí que había escondido. Fue como levantar un espejo a la versión más honesta, más pura de mi esencia”, expresó.
La noticia nos conmueve desde varios ejes en los que las preguntas sobre los niveles que la tecnología ha alcanzado. Asimismo, ¿hasta qué punto una IA podría realmente sustituir a la raza humana?
Se ha pensado, equivocadamente, que poder albergar una cantidad enorme de datos de cualquier tema y tener un algoritmo que ayude a descifrar estos datos de manera oportuna puede hacer que un robot supere nuestro razonamiento. Sin embargo, no se trata únicamente de tener una habilidad matemática cuántica para poder hacerlo.
La humanidad ha dado saltos gigantes con la tecnología, pero ¿por qué una IA no tendría que pasar por años de maduración para convertirse en un ser autosuficiente? Se trata de un dilema que los científicos y filósofos han abordado, no basta con generar una IA con datos específicos que nos hagan pensar que piensa como nosotros. Los seres humanos requerimos de una educación y maduración para la formación de nuestro propio criterio, un proceso que va más allá de resolución de problemas o información extra.
De hecho, esto está perfectamente representado en un cuento de Ted Chiang, escritor de ciencia ficción que también es desarrollador de software. El cuento se titula “La vida de los elementos del Software”, un cuento filosófico científico en el que habla de cómo una tecnología tiene que ser educada como cualquier ser humano en sus primeros años de vida, hasta llegar al punto de la independencia en la que pueda tener completa libertad de tomar su propias decisiones a partir de su propio criterio.
Esta obra de Huang nos inspira y motiva hacia un diálogo que siempre tenemos con nosotros mismos, pero expresado desde el exterior. Sin embargo, también nos hace pensar en la crianza de la tecnología, específicamente de la IA para poder llegar hasta escenarios grandilocuentes en los que entonces sí nos superen las máquinas como raza humana.
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