Cómo revivir tus plantas y no matarlas en el intento

Vida y estilo Calendario 05 jul 2021 Paulina Martínez

Invariablemente, a todos se nos ha muerto una planta, o por lo menos ha estado a punto de morir bajo nuestro cuidado. Si algo hemos aprendido de la naturaleza en todos estos años de evolución, es que la resiliencia es la clave para la supervivencia. Sin embargo, no muchas veces conseguimos que nuestros cuidados y atenciones sean suficientes para mantener vivas todas nuestras plantas. 

Cuando esto sucede, el mar de dudas nos azota con preguntas como, ¿no le ponemos suficiente agua?, ¿o les ponemos de más?, ¿será que está triste en ese rincón? Y entonces cerramos con nuestra dramático existencialismo, ¿por qué ninguna planta me dura, por qué siempre mato a mis plantas? 

Antes de poner la mano en la frente y dejarte llevar por la gravedad al suelo, respira hondo y mantén la calma. No siempre tenemos la habilidad que nuestras abuelas han tenido por los siglos de los siglos, para la conservación de los jardines más exquisitos y perfectos que existen en el mundo; pero antes de pensar en habilidades ancestrales, capacidades y demás dones que podemos padecer, pensemos en las razones por las que nuestras plantas mueren. 

La razón primordial es por falta de agua, aunque también puede ser por exceso de ella, por muy contradictorio que esto pueda parecer. De hecho, y algo interesante de saber es que las plantas soportan más a la falta de riego, que al exceso del mismo. Por eso es que hay que tener delicadeza al momento de regar una planta. 

Es momento de descubrir la verdad y analizar lo que sucede con nuestras plantas moribundas, ¿qué está pasando? Antes que nada, te recomendamos observar todas las plantas que tengas e introducir un dedo en la tierra para comprobar si está seca o húmeda, si está seca es momento de regarlas. 

Resucita las hojas muertas

Si observas que todas las hojas están secas, no corras por la basura inmediatamente, antes ve por un cuchillo y airea la tierra. Cuando nuestras plantas están secas, la tierra se endurece y compacta, así que airearla con un cuchillo ayudará a que las raíces respiren. Únicamente ten mucho cuidado con no romper las raíces.

Lo siguiente es regar la tierra con abundante agua fría. Es importante que el agua esté realmente fría y no tibia, mucho menos caliente. Derrama el agua poco a poco, para que esta sea absorbida por la tierra seca. 

Una vez hecho esto, pausa el riego cuando la tierra esté bien mojada y veas que ya no puede  soportar más agua sin encharcarse. Deja que la planta descanse unas dos o tres horas, tiempo en el que la planta irá eliminando su excedente de agua. 

Después rocía las hojas con agua, de preferencia recurre a un atomizador para mejores resultados. 

Esperar, la paciencia como resucitación 

Es momento de esperar, recuerda que la paciencia es una virtud y quizá en esta ocasión sea la que reviva a tu planta, ya que necesitará tiempo para rehidratarse nuevamente e intentar mantenerse con vida. 

Si a lo largo de los días aparece una hojita verde, es porque tu planta ha resucitado y la paciencia se ha materializado en forma de vida. Una vez que esto suceda, es momento de retirar el resto de hojas secas para dar lugar a las  nuevas hojitas que están por llegar. 

De no suceder esto, tienes que estar preparado para lo peor. Si a lo largo de los días posteriores a este intento, no sale ninguna hoja verde y se mira igual de triste y seca tu planta, es momento de dejarla ir y agradecer el tiempo que estuvo junto a ti. 

Más alternativas

Otra solución para intentar revivir a tus plantas secas es seguir lo siguientes pasos:

  • Corta todas las flores, hojas y ramas secas.
  • Saca la planta de su maceta, con extremo cuidado de no quebrar la raíz.
  • Coloca tu planta en un recipiente lleno de agua tibia durante 10 minutos.
  • Permite que drene el exceso de agua en un plato.
  • Después coloca la planta en una bolsa de plástico y ciérrala. De esta manera provocarás un efecto invernadero para hidratar las hojas mucho más rápido. 
  • Si la planta no estaba muy seca, bastará con dos horas. De lo contrario, si estaba en extremo seca, será mejor esperar dos días (es importante ir observándola cada tanto, para mejores resultados). 

¿Y si ahogué a mis plantas?

Cuando el problema es la otra cara de la moneda, la solución se encuentra en otro camino. Antes que nada, para saber si este es el problema, debes observar tus plantas y si ves que tienen hojas amarillas y apenas sin nuevos brotes, seguramente es porque ya la ahogaste. El exceso de agua hace que sus raíces no puedan absorber el oxígeno necesario para sobrevivir. Si esto te pasó, te sugerimos que sigas los siguientes pasos:

  • Saca la planta de su maceta con extremo cuidado para no dañar sus raíces. 
  • Envuelve la tierra con papel absorbente en varias capas, déjala así durante 24 horas. 
  • Cambia el papel cada vez que se vaya empapando. Al inicio esto sucederá con frecuencia. 
  • Después coloca la planta en su maceta con tierra nueva.
  • No la riegues durante un par de días y ve cómo mejora. 

¿Y si el enemigo es el sol?

Otro factor importante es que también nuestras plantas pueden estar muriendo debido al sol, más que nada al exceso del mismo, para esto te damos esta solución.

Primero retírala del sitio en donde se encuentra y busca un sitio en donde la sombra sea más abundante que la luz del sol. Después, no quites las hojas quemadas, pues estas protegerán a  las inferiores. Te recomendamos rociarla con agua cada tanto para evitar resequedad. De esta manera, poco a poco tu planta sanará.

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