Justo cuando estás en la mejor parte del sueño, un sonido apabullante comienza a perturbar la escena, la trama y tu tranquilidad. Abres los ojos y la escena de aquel sueño desaparece poco a poco, el despertador ha hecho de las suyas una vez más. Ya sólo quedan fragmentos de un recuerdo, la sensación de saber la historia completa, pero en realidad ya no queda más de ella.
Soñar siempre ha sido un misterio en el que las diversas ramas científicas, artísticas y hasta ontológicas, se han aventurado a naufragar entre sus mareas y olas, para indagar de qué van, qué significan y saber más sobre aquel mundo onírico que visitamos cada vez que cerramos los ojos para dormir.
Al respecto, todos hemos escuchado distintas teorías, análisis y demás. Sin embargo, nadie nos puede negar la frustración que sentimos cuando no recordamos del todo o en su totalidad todo el sueño en general. Incluso, hay quienes aseguran no soñar nada, y esto no es otra cosa más que un trastorno del mismo sueño.
De acuerdo con el profesor adjunto de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard, especialista en el sueño y cognición, Robert Stickgold, quienes no recuerdan sus sueños son quienes se quedan dormidos pronto, duermen profundamente y pasan del sueño a estar completamente despiertos.
Para este problema, se recomienda beber tres vasos de agua y evitar licores, ya que estos suprimen el sueño MOR (movimiento ocular rápido), conocido en inglés como REM, lo que te forzará a levantarte al baño, pero, ¿por qué esto ayudaría?
De acuerdo con Stickgold, “Despertarse a media noche a menudo permite recordar los sueños. Además, mucha gente notará sus sueños hipnagógicos, o esos pequeños sueños que tenemos mientras nos estamos quedando dormidos”.
Asimismo, el doctor recomienda repetir internamente la frase, antes de dormir, “recordaré mis sueños” tres veces. Igualmente, es aconsejable tener una libre a la mano a un lado de nuestra cama, para escribir lo que soñamos inmediatamente cuando nos despertemos. Ambos pasos nos ayudarán a tener presente el anhelo de recordar nuestros sueños.
Imagen: Aziz Acharki en Unsplash
El mundo de los sueños es un universo misterioso, casi como si habláramos de otro planeta y civilizaciones alienígenas. Sin embargo, es fascinante tener la sensación de llegar a esta tierra cada vez que dormimos.
Al momento de acostarnos, el día entero, recuerdos y demás pesares llegan a nosotros en forma de lluvia. Como si se tratara de un meme en el que justo cuando estamos apunto de conciliar el sueño, nuestros enemigos: ansiedad, depresión, estrés y compañía, llegan para desvelarnos todavía mucho más.
Más allá de esto, pensemos en toda esa recapitulación de información. Se trata de algo meramente evolutivo que representa un periodo en el que nuestro cerebro busca identificar con qué trabajar mientras dormimos.
Es decir, prácticamente, nuestro guionista onírico se dedica a escribir la obra a través de lo que nos ha pasado en el día, sobre lo que hemos pensado, nuestras preocupaciones y demás, y una vez elegida la trama arranca la película. No se trata de una historia lineal, pero sí de una que querremos recordar al día siguiente.
Por eso también es recomendable que al momento de despertar no abramos los ojos inmediatamente. Lo mejor es no moverse, ya que cada movimiento o percepción sensorial tiende a borrar el sueño de nuestros recuerdos.
“Quédate medio dormido y reproduce lo que recuerdes en tu mente. Al reproducirlo ya que estás despierto, se guarda de manera diferente y podrás recordarlo. Tal vez hasta aparezca mucho más en tu cabeza”, afirma Stickgold. Así que los famosos cinco minutos más, nunca tuvieron más sentido que ahora, pues serán el pretexto para nuestra recapitulación onírica matutina.
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