Empíricamente se ha comprobado que es una mentira que los opuestos se atraigan, o tal vez no tan determinante, pero usualmente los seres humanos buscamos afinidades con las personas que nos rodean. Pero si eres una persona “fifí” que se enamora de una persona “chaira”, ¿podrá funcionar su amor prohibido que murmuran por las calles?
La respuesta es depende, pero según los expertos que han realizado estudios en Psicología Social, han demostrado que las parejas que se mantienen a lo largo del tiempo tienden a ser similares en inteligencia, atractivo físico, nivel educativo y estatus socioeconómico.
Por lo que en primera instancia, este amor prohibido actual que planteamos no tendría mucho futuro, ya que una inclinación política muchas de las veces no sólo implica tener filias con un movimiento o partido político, sino una meta de vida. Característica fundamental para pasar el resto de tu vida con alguien.
Lo cierto es que el mundo está atravesando por momentos convulsos y muy polarizados en cuanto a política, en los que sólo saber que hay un otro que piensa distinto, ya causa un rechazo inmediato. Pero claro que si las diferencias no son abismales y radicales, es posible que existan puntos de convergencia.
También puede darse el caso que tengan valores en común, independientemente del partido político por el que voten. Digamos que en la urna son enemigos, pero en casa comparten ideales ecologistas, es muy posible que salgan adelante.
Ya que la principal base en la que se sustenta una relación a largo plazo son los valores con que cada uno rige su vida, y entre más comunión, es más probable que sean felices para siempre.
Cosas tan “simples” como que creen en la igualdad, en la educación privada, que prediquen en ayudar al otro, o que por igual odien la impunidad, pueden hacer que dos polos opuestos se encuentren y prosperen su relación.
Pero no sólo en valores afines se encuentra el éxito de una relación, sino en la comunicación y gestión de conflictos. Una comunicación defectuosa puede tumbar cualquier relación, sin importar la afinidad que exista entre ustedes, y claro que una rencilla política puede ser la gota que derrama el vaso, pero el problema no radica ahí.
La psicóloga Georgina Burgos explica para La Vanguardia que “es muy posible construir una relación de pareja plena y fuerte aunque ambos tengan ideas políticas contrapuestas. El buen funcionamiento dependerá, en primera instancia, del modo en que la pareja gestione los conflictos de la relación. Siempre los habrá en diferentes áreas, en las que puede incluirse también la diversidad en las preferencias políticas. Para lograrlo, es importante fundamentar la relación en el respeto mutuo y en la aceptación del otro en la diversidad y las diferencias.”
Aquí el punto es ser empático con el otro, escucharlo y no esperar que cambie de opinión, sino que se sienta reconocido y valorado como a ti te gustaría que la otra persona tomara tus posturas. Una relación con puntos de vista diferentes puede enriquecer mucho la relación, y si se gestiona bien una rencilla, estarán del otro lado como pareja.
Además, las opiniones y posturas políticas diversas exploran los matices humanos, y mientras no dañen a nadie, ¿por qué tratar de censurarlas?
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