Por allá de los dosmiles, cuando uno quería tener un detalle con una persona especial, era común recurrir a quemar un CD en el que copiabas todas aquellas canciones que te recordaban a ella, ¿recuerdas? En realidad se convirtió en una tendencia, era bastante común ver a las personas cargar con su discman escuchando aquellas grabaciones. Pero ¿cuál sería el equivalente en nuestro tiempo contemporáneo?
Hemos dejado de un lado la quema de CDs para sustituirla con la música desde las plataformas streaming, pensemos en Spotify, Google Music y Apple Music, y las demás que existen en el mundo virtual. A decir verdad, el concepto de la industria musical ha experimentado cambios significativos. Sin embargo, la esencia por generarle a alguien una compilación especial sigue vigente, pero definitivamente el formato y la modalidad han cambiado.
El arte de programar listas de canciones no es para cualquiera. Porque más allá de las pretensiones que se tengan respecto a la selección musical, saber proyectar lo que el motivo de aquella playlist quiere transmitir es la verdadera clave. Es decir, si pretendes crear una lista para bailar en una fiesta urbana, evidentemente no vas a poner canciones de Sigur Rós o Chopin. La clave está en distinguir los ritmos y saber cuándo sí y cuándo no quedarán acorde.
Si bien, programar una lista de música personal ya es un asunto complejo, ahora imagina programar una playlist para alguien en específico. Es decir, uno de mis pasatiempos favoritos es crear playlist con distintos motivos, desde la contemplación del fin del mundo, hasta el verano en confinamiento que estamos viviendo. Claramente, cada una de estas listas contienen música de mi preferencia. Sin embargo, buscar qué ritmos, melodías y sentido se quiere es el verdadero reto para armar una playlist.
En realidad, generar una playlist tiene su encanto desde la narrativa en la que se plantea. Existen distintos motivos por los que nos decidimos a armar una, ya sea con una temática en especial, o con una intención de recordar, o hasta de olvidar. Cada motivo, apela a momentos emocionales personales que nos trasladan a escenarios específicos. Por eso, si pensamos armar una playlist para alguien más, lo importante será preguntarnos con qué intención se crea.
Pensemos en que si queremos armar la playlist para que esa persona nos recuerde, o para hacerle saber qué canciones nos recuerdan a ella. Las posibilidades son muchas, también está la idea de armar una playlist para alguien en la que ambos colaboran y ponen canciones que entre los dos quieren que conozcan, o sólo para recordar qué canciones les recuerda uno a otro, y viceversa.
Para simplificar todo, te recomendamos tres pasos esenciales para seguir al momento en el que quieras armar una playlist. Además, esto te servirá para una playlist personal, o para alguien más.
Elige la temática
Piensa en que no es lo mismo una fiesta de aniversario de bodas, que una despedida de soltera, la decoración, el lugar y la vestimenta cambian radicalmente. Lo mismo sucede al momento de hacer una playlist, así que por eso definir de qué la quieres exactamente ayudará a que todo encaje perfectamente, tanto en el ritmo como en las letras de las canciones. Recuerda que no siempre significa que se trate de un mismo género, puedes mezclar canciones hip hop con rock, y más siempre y cuando empaten en el espíritu de lo que se busca proyectar.
Arranca con fuerza
Si quieres que tu lista sea independiente al algoritmo del aleatorio y quieres darle un orden propio, entonces será bueno que elijas una canción con fuerza para arrancar. Se trata de las primeras líneas de una novela, las responsables de que te quedes leyendo o cierres el libro, igual que los primeros cinco minutos en una escena de cualquier película. Entonces piensa cómo invitar a tu espectador a quedarse (incluso si se trata de ti mismo).
Encuentra una narrativa sonora
Esto en realidad es muy sencillo, y como ya mencionamos anteriormente, no se trata de buscar un género en específico (a menos que esa sea la intención de la playlist). Una vez que encontramos el ritmo esencial de lo que queremos proyectar, es fácil dejarnos guiar por el mismo tempo y la misma narrativa sonora.
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