De por sí el mundo real ya es abrumador, ahora imagina el virtual, que no deja de ser un reflejo de lo tangible. Aunque muchas veces funciona como una ventana, para escapar de la pesadez de nuestras rutinas y la asfixia de ser tanta gente en un mismo espacio, lo cierto es que luego resulta contraproducente.
Mientras huimos del ruido de la ciudad, del tráfico, de la gente que va de mal humor de un lado a otro sin importarle nada, intentamos desconectarnos y tomamos el celular. Corte A, el mismo escenario se traslada a la pantalla: sigue la pelea eterna por tener la razón, noticias y más noticias alarmantes, el fin del mundo siempre es en otra parte, pero a veces sentimos que está más cerca que nada. Entonces empieza el pánico, el caos, el desorden y las infinitas peleas virtuales entre desconocidos, los hashtags y las teorías de conspiración sobre el final de la humanidad.
Muchos hablan de las redes sociales como una nueva oportunidad para tener una voz pública, pero a veces pareciera que es más la pared de cualquier baño público en el que sólo escribimos por escribir sin cambiar nada en absoluto, eso o quizá sólo es el hastío expresado en estas líneas. Lo cierto es que muchas veces por más que queremos huir de este universo virtual, la realidad no deja de serlo y más que un escape resulta incluso un espacio más abrumador, pero lo curioso es que a veces es más difícil dejar de hacerlo.
Además, más allá de poder representar un calabozo de angustia y estrés, lo cierto es que esto se ha convertido en una adicción generacional. De acuerdo con un estudio de Deloitte, más de la mitad de los usuarios con acceso a dispositivos móviles revisan el celular hasta más de 50 veces al día, siendo la primera consulta a los pocos minutos de despertar. Y mientras seguimos la misma línea contradictoria por la que caminamos como especie humana, según un informe de Havas Worldwide afirma que 6 de cada 10 personas creen que sus vidas serían mejores si no perdieran tanto tiempo en el teléfono.
Por eso te damos unos consejos para alejarte, al menos por un rato, del mundo virtual y poder regresar a este sin que te afecte de más.
Para disminuir las horas de consumo, hay que administrar mejor el tiempo…
Quizá suena obvio, tanto, que se vuelve en realidad bastante absurdo plantearlo. Lo cierto es que cuando tenemos bien organizado nuestro tiempo del día es más fácil mantener la atención a cumplir lo que nos dispongamos y así evitar perder horas yendo de una red social a otra, para terminar desenfocando nuestras metas del diario.
Planificar nuestro día nos ayudará a mantenernos enfocados, lo que ayudará con las inevitables ganas de sumergirnos en el mundo virtual.
Integra nuevas actividades o aficiones a tu día
Para ayudarnos a crear un entorno mucho más sano y libre de pesadez, también es óptimo que nuestras actividades no giren en torno a las nuevas tecnologías. Darnos un respiro para leer cierto tiempo al día, para correr, salir a caminar o pasear a nuestra mascota (si tenemos).
Dentro de esto también aplicaría organizar actividades como ir al cine, a un taller de pintura o lo que siempre quisiste hacer en la vida, ir a una clase de yoga, de música, o incluso sólo organizar salidas al cine o un café. El punto es que te des momentos de plena libertad tecnológica en los que puedas disfrutar más del instante, que de estar atado a una conversación virtual, ya sea con conocidos o desconocidos.
Dormir sin pantallas…
Algo que ayudará en definitiva para alejarnos de la tecnología, y poco a poco no engancharnos en ellas, sobre todo en el dispositivo móvil, es respetar nuestra hora de sueño. Es común que lo último y lo primero que vemos al dormir y al despertar sea nuestro dispositivo móvil. Ya sea por la alarma o por querer pasear un rato en la red en lo que conciliamos el sueño.
Bueno, pues lo mejor será romper con ese hábito de una vez por todas, intentando dejar el celular lejos de nuestra cama para que al cerrar nuestros ojos o abrirlos sea la luz natural la que nos despierte (a menos de que se madrugue y despierte aún de noche) y no la de la pantalla.
Estas son solo tres medidas que nos ayudarán a reducir nuestro consumo de tecnología móvil, sobre todo la del celular, pero son tres pasos concretos que están enfocados en un objetivo claro y que nos ayudará a mejorar nuestra calidad de vida a la larga, desde lo emocional, hasta la salud física que esto representará.