Cómo acompañar a alguien en un duelo

Vida y estilo Calendario 26 sep 2021 Paulina Martínez

La muerte es el misterio con el que hemos cargado desde los inicios de la humanidad. Un misterio tan grande como nuestra ignorancia sobre el universo y la vida misma. Mientras diariamente se descubren nuevas especies de insectos, planetas y una larga fila de etcéteras, saber qué hay del otro lado de la vida, sigue siendo un completo secreto.

Mientras algunas creencias sostienen que lo siguiente a la muerte habita en el cielo, limbo o el infierno, otras exploran la posibilidad de la reencarnación, con la finita búsqueda de la iluminación suprema. Cada sistema de creencias resguarda una “explicación” o una “respuesta”, si así lo queremos ver. Más allá de cuál sea la respuesta que elegimos creer, o no creer, lo cierto es que cuando un familiar cercano se marcha a esa orilla, la pérdida nos invade de manera en la que el dolor se nos atraviesa como daga en el corazón.

Cuando alguien a quien queremos muere, la vida se opaca y muchas veces seguir adelante se vuelve confuso y complejo. El dolor puede ser sutil, o tan efervescente como un volcán. Muchas veces puede llegar como una lluvia calma que no cesa, y que no hace ningún ruido molesto, hasta que sin darnos cuenta estamos en plena inundación; a veces puede llegar como un grito huracanado que lo deshace todo al instante, para después buscar la calma.

Sin duda, todos tenemos maneras distintas de enfrentar nuestros dolores del mundo. Asimismo, enfrentar y asumir el dolor que nos ocasiona la muerte de alguien cercano es algo que cada quien vive diferente, pero no por eso debe asumirlo en soledad. Si te tocó estar del otro lado en donde un cercano acaba de sufrir una pérdida inconciliable, ya sabrás que no es un asunto sencillo de sobrellevar, pero seguramente también te preguntarás de qué manera apoyarlo sin ser tan invasivo, pero tampoco tan distante.

Cuando queremos a alguien, siempre encontramos la manera de ayudarlo. Sin embargo, ante un escenario así, será mejor dirigirnos desde cuestiones prácticas hasta más profundas. De inicio todos sabemos que las expresiones de amor y las palabras siempre son reconfortantes para el alma, pero a veces quizá sea mejor ofrecer ayuda para resolver asuntos prácticos que deben atenderse de manera oportuna.

Cómo acompañar el duelo

Es importante que el tema se hable cuando la persona que atraviesa el duelo lo decida. Es importante que al hablar de la persona que falleció se usen los tiempos verbales pasados, y no hay que tenerle temor a mencionar las palabras “muerte”, “murió”, “muerto”, etc., reconocer y asumir lo sucedido es un gran paso para quien vive el duelo, por lo que necesita que su entorno se comience a dibujar de la misma manera.

Cuando la respuesta al dolor se convierten en problemas para comer o del sueño, es importante atenderlos. Para esto, podemos invitar a la persona a dar un paseo largo a pie, para buscar que encuentre cansancio y hambre. Claro que no podemos hacer esto diario, pero estar ahí constantemente, y buscar este tipo de paseos ayudará a que la persona que vive el duelo también encuentre el entorno para hablar e ir soltando la carga.

Asimismo, si la persona desea estar sola, también habrá que respetar esos espacios de soledad y privacidad. No podemos insistir, solo hay que procurar que no se aísle en totalidad.

Del duelo y sus habitaciones

Muchos hemos escuchado hablar sobre las etapas del duelo de la teoría Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Por lo que será mejor estar preparados para cada una de estas y saber apoyar al otro sin estorbar en su proceso, pero tampoco hacerle sentir que lo hemos abandonado.

Recordemos que el duelo, desde una perspectiva psicológica, es el proceso psicológico que una persona enfrenta después de una pérdida. Principalmente, consiste en la adaptación emocional a la pérdida. Se trata de toda una experiencia compleja que engloba también factores fisiológicos, cognitivos y comportamentales.

Más allá de las definiciones, la pérdida de cualquier objeto de apego nos ocasiona un duelo, si bien, la intensidad y sus características varían según sea lo que se haya perdido, ya sea una ruptura amorosa, una parte del cuerpo, o hablemos de la muerte de un ser querido cercano, la naturaleza de esta última es la más relevante y significativa que afecta nuestras vidas.

Por eso es importante mantenernos cerca de alguien que haya sufrido una pérdida de esta índole. No seremos ninguna especie de salvador, pero sin duda, ser el apoyo y el sostén de quién atraviesa una pérdida de este peso, será de gran utilidad y ayuda.

La vida sigue y a veces es la lección más importante y compleja de entender en este camino que andamos, pero sin duda, merece la pena recordarlo de vez en cuando y mirar hacia adelante. Quizá por eso la muerte seguirá conservando sus misterios y secretos, por algo el orden natural de las cosas ha dictado que así sea, nunca hay que desconfiar de la naturaleza y su inteligencia, que parece oculta a nosotros mismos, pero sin duda, influye en cómo vemos el mundo y cómo nos movemos en él.

El duelo es parte de nuestras vidas diarias, lo asumimos de menos a mayor escala según las circunstancias que se atraviesan en el camino y en nuestras distintas etapas, pero sin duda hay que aprender a vivir con él, y no permitir que nuestra visión ni la de nuestros queridos se opaque por el dolor. Entre todos los misterios que ocasiona la muerte, el más grande es el misterio de la vida, asumamos el duelo como parte de ella, y continuemos.

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