Muchos dicen que las divas han muerto, que todas se quedaron en el siglo pasado y que hoy sólo podemos ver copias de lo que ya se hizo.
Casi como un purista de la narrativa que argumenta que Platón dictaminó todas las historias posibles, y que la humanidad sólo toca repetir lo que se sabe desde hace cientos de años.
Tal vez es un poco extremista el pensamiento sobre la muerte de las divas del pop, pero alguna vez lo dijo Madonna, ya existen muchas formas de darse a conocer y no necesariamente con la entereza y terquedad que lo hicieron las divas que hoy en día siguen vigentes.
Y vaya, así como es posible que jamás regresen las supermodelos de la escuela noventera de Cindy Crawford y Naomi Campbell, también es posible que en mucho tiempo (o tal vez nunca) no volvamos a ver a una Cher, una Madonna o una Mariah Carey naciendo de la nada.
Cher, la más grande de esta camada irrepetible, el 20 de mayo cumple 75 años, con una carrera de 60 años tan multifacética como su moda. Una mujer que ha triunfado en el mundo de la música, de la actuación, como presentadora de programa de variedades, como ícono fashionista y gay, como estandarte del empoderamiento femenino, y en la polémica.
Tan actual y activa, incluso en pandemia ya que lanzó un cover de “Chiquitita” en español, que es difícil creer que este 2021 cumple 75 primaveras.
Cherilyn Sarkisian nació el 1946 en una familia desestructurada, su madre era una cantante sin éxito que frecuentaba bares de mala muerte en California, coleccionando relaciones efímeras con hombres, mientras que su padre, el inmigrante de origen armenio John Sarkisian, ni siquiera la vio nacer.
Con éxito y rentabilidad como apellidos, Cherilyn Sarkisian tuvo su primer acercamiento a la fama con Sonny Bono, quien la introdujo al mundo musical por un arrebato de impaciencia con sólo 16 años con The Ronettes. Sony Bono y Phil Spector grababan “Be My Baby” para el trío, pero una de las coristas no llegó y Bono le pidió a Cher entrar a la pecera a grabar los coros ella misma.
Demostrando por primera vez su mayor talento, el de la oportunidad de estar en el lugar correcto, en el momento adecuado, haciendo lo necesario para llegar a la cima.
Así fue como Cher comenzó una de las alianzas artísticas más importantes de su carrera, creando Sonny & Cher, dúo que comenzó a entrar a las listas de éxitos, ganando dinero al infiltrarse en las modas de su tiempo, como un aspecto hippie sin ser hippie. Él fue su primer esposo, con quien tuvo a su primera hija, Chastity.
Fue hasta 1966 que Cher creó su primer éxito individual como Cher, “Bang Bang (My Baby Shot Me Down)”.
Después que su matrimonio con Sonny Bono falló, Cher creó el personaje más rentable de su carrera: ella misma. Un personaje con un hedonismo individualista icónico, y que nos ha dejado algunas de las frases más importantes de la cultura pop sobre la independencia femenina.
Desde asegurar que no dejó a Sonny Bono por otro hombre, sino por una mujer, ella misma. Denominar a los hombres no como necesidad, sino como un lujo, un postre que amaba pero que no era necesario. Así como asegurarle a su mamá que ella era el hombre rico, después de sugerirle que debía sentar cabeza con un hombre acaudalado.
Y vaya que después de aquello, determinó el mito de ser una mujer dominante e independiente, con una docena de aventuras con hombres de todas edades que no duraban más de un año, como el actor jovencísimo en ese tiempo, Tom Cruise, o Gregg Allman, con quien tuvo a su segundo hijo, Elijah Blue, pero su matrimonio duró apenas un año.
En este sentido, desde su efímero matrimonio con Allman, Cher sólo se ha comprometido con su carrera musical y cinematográfica, entendiendo que invertir en su cuerpo era como si un corredor de carreras lo hiciera con su automóvil. Así fue cuando comenzó su mítica reconversión física en los años 80.
Desde 1980, sus operaciones suman más de dos decenas e incluso se han difundido datos del coste individual de cada intervención.
Se ha gastado más de dos mil dólares en borrarse las marcas de acné de su rostro, más de 15 mil dólares en tres operaciones de pecho, tres mil dólares en quitarse dos costillas para estilizar su cintura, otros tres mil para inyectarse silicona en la barbilla y más de cuatro mil en la que sería su intervención más icónica, la rinoplastia que se efectuó en 1987 para reducir su gran nariz, la cual siempre le había incomodado.
De nuevo, todas estas intervenciones de escultura moderna, coincidió con su incursión en el cine en películas icónicas de los ochentas, como Las brujas de Eastwick, Máscara y Hechizo de luna, que le valió un Premio Oscar, y uno de los look más icónicos de la premiación, un diseño transparente con incrustaciones de joyas.
También fue el preámbulo a su reflotamiento musical en los 90, primero con “The Shoop Shoop Song” y más tarde con su último gran éxito decisivo, en 1998, con el lanzamiento de la canción “Believe”.
En “Believe” se hizo uso por primera vez del efecto vocal generado con AutoTune. El descubrimiento del efecto fue totalmente casual, a cuenta de los productores Mark Taylor y Brian Rawling, que detectaron que una voz podía recibir una textura artificial y robótica si se modifica erróneamente un filtro digital que servía para corregir defectos de afinación.
Así fue como Cher terminó de convertirse en el monstruo exitoso y rentable que hoy en día sigue sonando. Una diva hecha a sí misma, que como regalo de cumpleaños 75, anunció que ha comenzado a trabajar en una biopic sobre su vida.
Junto a Universal y Eric Roth, ganador del Oscar al mejor guion adaptado por Forrest Gump, será el encargado de escribir el guion del largometraje, así como los productores Judy Craymer y Gary Goetzman, que trabajaron con ella en la secuela de Mamma Mía! Una y otra vez.
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FOTO: Raph_PH, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons