Cuando el mundo aún no estaba gobernado por tantos impulsos, o no tan directos, como lo son los contenidos en los dispositivos móviles y todas las redes virtuales que lo componen; algunas de las virtudes que más sobresalen en nuestra cotidianidad residían en la simpleza de la contemplación y el silencio. 

Sin atribuir juicios confrontativos entre una era y otra, hablemos sobre cómo antes la música y el ejercicio de contemplación era abismalmente distinto al de ahora. No quiere decir que una época era mejor que otra, ni mucho menos. Sin embargo, es verdad que se trata de un cambio contundente en el que nuestra percepción de la misma ha cambiado significativamente. 

Incluso esto ha cambiado dentro de la misma industria. Más allá de todo, económicamente todo cambió. Antes comprar un disco era el pilar para que los compositores y músicos obtuvieran principalmente sus ganancias. Hoy en día, tan sólo cuestiónate, ¿cuándo fue la última vez que compraste un CD? Es decir, a menos de que seas un aficionado y coleccionista, hace mucho que no pasa. 

En este sentido, todo cambió. La música, ese lenguaje perfecto y único del que tanto hablan los poetas. El que tanto defienden críticos literarios y ensayistas y filósofos, como Pascal Quignar, George Stein y demás. Hablamos de cómo el resto de las artes aspiran a ser como este, a convertirse y sublimarse en música. 

Quizá hay un poco de romanticismo en esta sentencia, o bueno, bastante. Sin embargo, es verdad que hablamos de un lenguaje que se ha convertido en uno enteramente universal, tanto así que incluso se ha diversificado en un centenar de géneros. En este sentido, la contemplación y apreciación a esto se ha amplificado en diversas dimensiones. 

Una mirada con nostalgia

Apelar a la nostalgia como estrategia de marketing ha sido algo que se ha mantenido firme desde años atrás. No es la primera vez que la mirada hacia lo vintage o lo antiguo nos reivindica esa idealización del pasado, para otorgarnos confort dentro del presente. Ya sea por una mirada antropológica en donde la incertidumbre del mundo está cada vez más explícita.

Más allá de teorías y discursos, o mera melancolía. ¿Recuerdas cuando la magia de escuchar música radica en comprar CD o, mejor aún, quemar CDs con tus canciones favoritas para reproducirlas en tu walkman? 

Bueno, esa nostalgia puede prevalecer y materializarse hoy en día. La compañía japonesa ha lanzado sus dos últimos reproductores de música, los modelos NW-ZX707 y NW-A306. Con la finalidad, entre otras, de atraer nuevos clientes a este artefacto que reinó durante las décadas de los 80 y 90. 

“Ambos reproductores están diseñados para que los oyentes disfruten de la música de la forma en que el artista la concibió con un sonido de alta calidad con un diseño elegante”, comunicó la compañía. 

Hablamos de una marca de reproductores de audio portátiles que ha existido desde 1979. De hecho, el primer walkman de la compañía fue un reproductor de casetes portátil que transformó su presentación y tecnología a lo largo de los años en CD, minidisco, MP3 y, finalmente, transmisión de música.  

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