“Benedetta”, una cinta que une erotismo y espiritualidad

Entretenimiento Calendario 15 ene 2022 Nora Morales

El cine que busca transgredir, desde la propia construcción, es complicado de encontrar en estos tiempos. Ya sea por la corrección política, o porque simplemente Hollywood ha decidido no dar pie a cintas del tipo desde que el octogenario Verhoeven regresó a Europa. Lo cierto, y muy a pesar de algunos críticos, Benedetta no es la cinta más transgresora de 2021, y tal vez ni siquiera la más de la carrera del neerlandés.

Benedetta no es tan mala como algunos críticos comentan, pero tampoco es tan buena como otras cintas que hicieron incomodar en los festivales del año pasado. Simplemente hay que recordar la ganadora de Cannes, Titane, para asentir sin mucho revuelo.

Esta cinta del director conocido por la mezcla de violencia gráfica y el contenido sexual con la sátira social, sucede al thriller de 2016 Elle, esta vez regresa más cansado y de nueva cuenta con una adaptación de un libro, ahora, jugando con el rigor de una película de época.

Basada en el libro de Judith Brown, Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy, la película de 2021 del holandés tiene una premisa muy explícita que se camufla entre humor de pedos y la duda al misticismo: la negación de la sexualidad humana en nombre de la santidad sólo crea pecadores más terribles en secreto.

Así como el resto de las cintas que lo llevaron al centro del pop subversivo, con RoboCop sobre cómo el capitalismo deforma las ciudades; el brutal desmantelamiento de la guerra por parte de Starship Troopers como mecanismo para fomentar una cultura más fascista; Benedetta es un tratado sobre la cultura de la represión. 

Eso sí, aderezado hasta el último minuto con otros contextos que, desde mi perspectiva, son más contestatarios que lo más blasfemo que se pueda encontrar.

Es muy posible que hablemos de una cinta que no descubre el hilo negro de una institución desmenuzada hasta la médula, sino que recurre a varios clichés vistos desde la ficción hasta el documental, la institución católica es corrupta hasta el tuétano y la peste en Benedetta sí parece ser el castigo de dios.

A pesar de que busca ser transgresor desde la sexualidad de Benedetta (Charlotte Rampling) y la Hermana Bartolomea (Daphne Patakia), me parece más interesante la exploración sobre los llamados poetas místicos.

Posiblemente la más conocida de “la corriente” es Santa Teresa de Jesús, fundadora de una orden que sigue hasta nuestros días, y ampliamente conocida por sus poemas místicos en los que relata los encuentros con Jesús. A pesar de que ha sido sumamente explorado en la literatura especializada, no es usualmente visto en cine y desde el fervor religioso, la inexorable unión entre el dolor, el placer y la divinidad. 

Sólo basta ver la escultura Éxtasis de Santa Teresa para intuirlo, a pesar de que la mística escribió que el conducto de sus encuentros con dios era un ángel perforando su corazón con una flecha ardiente, la magnífica creación de Bernini indica que tan mal no lo estaba pasado la santa.

En el caso de Benedetta también hablamos de una mística que decía tener contacto con dios, y que en la película del holandés sus manifestaciones dan rienda suelta con los avances sexuales de Bartolomea. Incluso, en su infancia al llegar al convento, el primer milagro que observamos termina con la pequeña succionando el seno desnudo de una estatua de la virgen.

Debido a esto, e impulsado por el propio Jesús fornido y que parece sacado de una película clase b de algún canal católico sin presupuesto, la transverberación de Benedetta ocurre gracias al amor y a los encuentros carnales con su joven protegida.

Así, Santa Teresa era apuñalada por un ángel, otros lo alcanzaban con música o en pleno trance por la oración, Benedetta lo alcanzaba con su cuerpo carnal y en actos impúdicos, aún en nuestros tiempos.

Por otro lado, la exploración de Verhoeven acerca de la santidad de su personaje recorre una evolución similar a la del espectador, comienza creyendo fielmente en lo que dice Benedetta, para luego encontrar hoyos en su argumento, hasta el ambivalente final en el que nada queda claro, ni siquiera para Bartolomea.

Con un autor que no le cree a su personaje, y que hasta cierto punto lo vuelve un narrador poco confiable, termina siendo un pastel con una cubierta de absurdo y frases con grandes reveses. Una película que deja de tomarse en serio a los pocos minutos de iniciada, y después de casi tres horas, te preguntas realmente qué sucedió.

Una película con humor negro, escenas casi pornográficas y una realización que va perdiendo presupuesto conforme avanza la trama, hasta parecer un capítulo de Xena, la princesa guerrera.

Así como todas las películas de Paul Verhoeven, Benedetta es el tipo de cinta que detestas o te entretiene (es posible que a muchos les encante) no hay punto medio, y así con todas las palabras que definen a la cinta.

No sorprenden las calificaciones mixtas de la crítica, incluso de los espectadores casuales que escriben reseñas en Google, lo cierto es que Benedetta no es mala, pero tampoco es buena. Pero se defiende dentro de los bodrios que abundan hoy en día que pretenden ser “contestatarios”.

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