Hablar de Osamu Tezuka (1928- 1989), es adentrarse en una producción de cómics monumental y prácticamente irrepetible, páginas y páginas se han escrito de este monstruo del manga, al que si algo le caracterizaba era su constante esfuerzo por adaptarse al momento y evolucionar. Así, el autor nacido en Osaka y radicado en la ciudad de Tokio durante gran parte de su vida, ha sido responsable de obras clave en la historia del cómic japonés e incluso mundial, pero de corte más infantil, es decir el género Kodomo. 

Fuertemente influido por el estilo de los primeros tiempos de Disney, Tezuka publicó a lo largo de su vida un total de más de setecientos volúmenes de manga, sumando más de ciento cincuenta mil páginas. Eso da una media de más de nueve páginas diarias a lo largo de sus más de cuarenta años de carrera, en los que exploró prácticamente todos los géneros habidos y por haber. Así, hizo obras históricas (Adolf ni Tsugu), biográficas (Buda), fantásticas (Apollo's Song), de aventuras (Dororo), fábulas animales (Jungle Taitei) y, por supuesto, ciencia ficción, en Astro Boy. 

Suele creerse que su aporte más importante fue la introducción de los ojos grandes en las ilustraciones japonesas, así como la definición de un género dedicado a los niños, el kodomo. La realidad es que Osamu Tezuka extendió su influencia a muchos estilos y géneros del manga, principalmente al género dedicado a las chicas, el shōjo. Tezuka incursionó dentro de este con una de sus grandes historias, retomando la fórmula de la princesa, utilizada anteriormente por otros ilustradores. 

Todos aquellos que crecimos frente a un televisor disfrutando de las aventuras de Goku en Dragon Ball, las torpezas de Serena en Sailor Moon, los dramas amorosos de Candy, y las peleas de Seiya y sus amigos en Caballeros del Zodiaco, escuchamos o vimos en algún momento la historia de un pequeño robot amigable, Astro Boy.  

Se trata de la visión que tenía Osamu Tezuka de lo que sería el futuro cincuenta años después de empezar a escribirlo en 1952. Robots inteligentes, viajes a la luna (diecisiete años antes de que ocurriera en la realidad), cyborgs, contactos con extraterrestres, autos voladores… la realidad acabó siendo mucho menos emocionante de lo que esperaba, pero no pretendía hacer una predicción de los avances tecnológicos de la humanidad, sino una lectura apasionante, lo cual consigue de sobremanera.  

¿Pero quién es Astro Boy? Como se nos cuenta el primer tomo recopilatorio de las famosas aventuras de Astroboy, que Sólo Sanborns tiene para ti, vemos a un androide creado por un tal Doctor Tenma (cuyo nombre real es Umatarō Tenma), a imagen y semejanza de su hijo Tobio, fallecido en un accidente de coche. El problema es que, a diferencia de un niño normal, Astroboy no crece como lo haría un niño biológico. Tenma rechaza a este “Pinocho cibernético”, y tras una serie de situaciones melodramáticas, es adoptado por el bondadoso profesor Ochanomizu, que en lo sucesivo será su protector. A medida que la narración avance, nos encontraremos con que Ochanomizu crea una familia robótica que normaliza definitivamente la vida del pequeño héroe.  

Como decíamos al principio, estamos ante una de esas escasas obras que han dejado una huella indeleble en la historia del cómic. No sólo es un gran manga, es uno de los mangas más influyentes de la historia, y tiene mérito suficiente para haberse ganado ese puesto. Una obra que deba estar en los libreros de todo lector apasionado del manga.  

Disfruta de estas aventuras con robots inteligentes y viajes a la luna con el extenso catálogo de cómics que sólo Sanborns tiene para ti.