Apuntes sobre “Olimpia”: el movimiento que jamás se olvida

Entretenimiento Calendario 02 oct 2019 Paulina Martínez

 

"Que lo que nos pertenezca sea igual a nosotros: abierto y transparente."

 

2 de octubre no se olvida, ni se olvidará jamás. A vísperas de los JJ.OO. de 1968, cuando México sería el país anfitrión, por primera vez en toda América Latina, de la justa olímpica, movimientos estudiantiles y movilizaciones gubernamentales vivían una época de tensión en la que más importaba “mantener las apariencias” a cualquier precio, que resolver el conflicto de maneras éticas y legales. Y bueno, el precio todos lo conocemos y aún queda registrado en nuestra memoria y el dolor que la acompaña. 

Olimpia, dirigida por José Manuel Craviotto (Mexican gangster), es una obra cinematográfica que relata este evento, pero desde otro ángulo, al que comúnmente se trata este dolor histórico. Para Cravioto era pertinente retratar el punto de vista de los estudiantes y la creación artística. Desde la inquietud por conocer más de este movimiento y cómo se metieron a la boca del lobo sin saberlo, inocentes y con ánimos de cambiar al mundo. 

Vivir la guerra desde el arte, la creación, desde la esperanza, y sobre todo, desde la inocencia… Tres chicos, interpretados por Nicolasa Ortiz (Sueño en otro idioma), Daniel Mandoki (quien debutó en el cine con esta cinta) y Luis Curiel (Narcos) se enfrentan a la crudeza de un gobierno represivo con el único deseo de querer alzar la voz. 

Todos sabemos los hechos históricos que nos llevan a gritar “no se olvida” cada 2 de octubre, pero Olimpia enfocó la atención a lo que sucedía antes. ¿Qué pedían estas movilizaciones estudiantiles? ¿Quiénes eran los líderes? Cada uno de los personajes principales encuentra la trinchera desde la cual quiere pelear y expresarse: la poesía, el cine y el fotoperiodismo. 

Con la técnica de rotoscopía, Craviotto arriesgó una historia memorable para contar. Después de 51 años del trágico evento, el cineasta recupera la voz y el talento de 120 artistas de la UNAM para crear esta película desde el espacio del homenaje y la exigencia por la memoria nacional. 

El director afirma haberse inspirado en Richard Linklater (Despertando a la vida) para implementar esta técnica de rotoscopía. Igualmente, en conferencia de prensa, agradeció a la Filmoteca de la UNAM por facilitarle los materiales originales de El grito, documental de Leobardo López Aretche, para llevar a cabo escenas de su película.

José Manuel Craviotto, con la intención de reflejar la inexperiencia y el talento emergente de los jóvenes, afirmó que parte de su intención fue retratar esta inexperiencia juvenil en todo su conjunto, tanto en los personajes, en la historia y en el formato de esta. Buscó y consiguió la mirada juvenil como testigo de uno de los eventos más atroces de la historia mexicana. 

Basada en un hecho histórico, Olimpia sostiene una historia ficcional inspirada en la vida y perspectiva de los jóvenes estudiantes que vivieron en carne propia dichos eventos. Incluso retomó la emblemática figura, con aire de leyenda, de la poeta uruguaya Alcira Soust Scaffo. 

Alcira se encerró en el baño al momento en el que el motín de granaderos llegó a las instalaciones de la universidad, para salvarse. Durante los seis días que quedó tomada la universidad, Soust Scaffo tuvo que mantenerse cuerda bebiendo agua de los retretes. Si bien, Raquel (Nicolasa Ortiz) está inspirada en este personaje, Craviotto decidió contarla desde la voz de una mujer mexicana con deseos de escribir poesía. 

El director también mencionó la importancia del registro. Anteriormente era más tangible el hecho, cuando como fotógrafo era necesario revelar tu material para mostrarlo. “Hoy más que nunca se registra, se toman fotografías, pero también más que nunca se olvidan al siguiente día”, comentó Craviotto. 

Bajo esta afirmación, Olimpia adquiere un carácter pleno y sincero en el eje informativo y homenaje a la memoria histórica. Los personajes luchan contra la censura. Está el personaje que vive en los barrotes de una familia militar, en la que el padre lo priva de unirse a las movilizaciones, está la joven poeta que se ve reprimida por el miedo y la opresión de un gobierno con aires fascistas. Cada uno lucha contra sus propios muros y limitantes. 

Por otra parte, también vemos el papel de las familias, al ser la madre que se involucra en la movilización del trágico día por la desesperación de no encontrar a su hija, el padre que por temor a que su hijo sea asesinado, no le permite incluirse en estos movimientos y también vemos la ausencia de ellos. 

La necesidad de contar la historia que todos conocemos, pero pocos logramos encarnar, lleva a que Olimpia sea una cinta cinematográfica urgente. Más allá del poco presupuesto con el que se contó, la narrativa y la historia compaginan con armonía, para entregarnos una película catártica y llena de impotencia, pero extrañamente con un sabor de esperanza al final. 

“¿Cómo se combate la violencia? Con amor, y qué mejor muestra de amor que la creación”, afirma Luis Curiel al reflexionar sobre su experiencia en este rodaje. 

Olimpia estará en los cines comerciales a partir del 27 de septiembre. 

 



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