Apuntes sobre “Motherless Brooklyn” y los pútridos engranes del mundo

Entretenimiento Calendario 21 nov 2019 Paulina Martínez

 

Como en los clásicos de cualquier novela policiaca, Motherless Brooklyn retrata la ciudad de Nueva York de los 50 con sus calles sombrías, sus automóviles de hierro más firmes que cualquier conductor y la fusión del blues y el jazz protagonizando las avenidas principales de la emblemática ciudad. Edward Norton por fin logró cumplir su esperado proyecto, llevar a la pantalla grande la novela homónima de Jonathan Lethem, desde la adaptación del guion, la dirección, hasta protagonizar al personaje principal, Norton consigue un filme clásico en la era contemporánea. 

El asesinato del mentor y único amigo de Lionel Essrog (Edward Norton), lo lleva a seguir los cabos sueltos que quedaron en el camino para llegar al meollo del asunto. Marginado, exiliado desde su nacimiento, cuando su madre lo abandonó en un orfanato, Lionel sufre del síndrome de Tourette en un mundo que aún no descubre lo que eso significa. Llamado “fenómeno”, y nunca tomado con seriedad, salvo por Frank Minna (Bruce Willis), amigo desde el orfanato y quien lo lleva a trabajar consigo en una agencia de detectives privados, se ve cara a cara con un desafortunado y truculento destino, en el que las decisiones humanas encarnan un papel importante en las ambiciones que llevamos dentro. 

Un caso que lo llevó a la conclusión de uno muchísimo más grande de lo que esperaba, Lionel se asoma a la rendija de una coladera en la que se esconden todos los deshechos de una sociedad corrupta y manipulada por las grandes compañías. “Una institución es la sombra alargada de un hombre”, mencionó alguna vez el filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, frase que podría englobar el argumento principal de toda la película. 

Una adaptación única, que nos trasladó sin duda a la época de los 50, desde los escenarios, los carros y el vestuario. Aunque el elemento estrella que nos transportó por completo desde la sensibilidad, fue la banda sonora de la película, compuesta por Thom Yorke de Radiohead y Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, con “Daily Battles”. El tema tuvo dos versiones, una con letra y la segunda instrumental en colaboración de Joe Farnsworth, Russell Hall, Isaiah J. Thompson y Jerry Weldon. 

 

 

“Daily Battles” fue una creación a partir del personaje de Lionel, Norton quería que el tema principal de la cinta fuera una extensión de la voz y el mundo interior del protagonista, objetivo que logra, en ambas versiones. La melancólica ruta del jazz nos arroja a los pensamientos de Lionel, quien a pesar de sufrir del síndrome de Tourette, se reconoce capaz y sensato. Sin embargo, la pesadez de una sociedad en la que las apariencias son la tela que cubre el caótico y pútrido sistema, se fusionan con la orfandad de su alma.

“You're on parade/ For daily battles/ The other side/ It has no face” ("Estás en desfile/ Para batallas diarias/ El otro lado/ No tiene cara"), repite Yorke y escuchamos el grito reprimido de Lionel. En cada personaje de la trama se asoma una frustración y desaliento por un mundo dispuesto a hacerte sangrar sin importar nada. 

Las angustias ontológicas que deja entrever la cinta, nos arrojan a la crudeza de una realidad descompuesta desde la raíz. La vida podría, más bien, colorearse de gris, cuando el blanco y el negro no manifiestan su existencia en un mundo difuso, más que en el inconsciente colectivo. Las motivaciones internas de cada quien penden de la historia que hay detrás de cada nombre, ¿qué es la corrupción en un sistema quebrantado? 

Motherless Brooklyn destaca en cada uno de sus aspectos técnicos y discursivos. Desde ser la historia adaptada de un libro al séptimo arte, con una trama excelente narrada y lograda cinematográficamente y el resto de su composición, la cual asoma la experiencia de Norton en el mundo del cine. Además, el elenco compuesto por Willem Dafoe, Bruce Willis, Alec Baldwin, Gugu Mbatha-Raw, Leslie Mann, Bobby Cannavale, Fisher Stevens y Cherry Jones enaltece el nombre de la cinta. 

 

 

Desde la crudeza, la bondad y hasta la ternura, Motherless Brooklyn teje más allá de una época o una historia ficticia sobre detectives y un caso por resolver, nos habla de los rasgos más intrínsecos de los seres humanos. Uno de los diálogos principales del protagonista (Norton) menciona, al justificar su síndrome con las personas: “Me hace decir cosas chistosas, pero no estoy intentando ser gracioso”. Partir de un síndrome para hablar de la completa insanidad de la sociedad es un recurso que, desde el origen de la novela hasta su adaptación, vislumbra grandes rasgos que nos checan como audiencia. 

Todos somos unos fenómenos, es decir, ¿quién podría ser normal? Ni siquiera sabemos qué significa serlo. Más allá de las convenciones sociales que se han decretado para “establecer un orden”, no hay nada que nos exima de la no pertenencia. Motherless Brooklyn habla del exilio de cada uno de nosotros, de cómo somos arrojados a la orilla por no saber “adaptarnos” a la “norma”, sea lo que sea que esto signifique. 

Aparentemente sencilla, la cinta maneja una trama que da un par de giros importantes en cuanto a la evolución y construcción de cada uno de los personajes. Lionel elige el lugar común de “seguir su corazón” para nublar sus ideas políticas, pero nada es gratuito, cada decisión lo acerca a la luz o claridad de un lugar al que no se había animado explorar. Motherless Brooklyn es una película enaltecedora del género policiaco que no puedes perderte, estará disponible a partir del 22 de noviembre en la pantalla grande. 

 

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