Apuntes sobre Malasaña 32, y el terror de lo común

Entretenimiento Calendario 04 mar 2020 Paulina Martínez

Malasaña 32 no sólo se trata de otra película de terror más, incluso cuando la narrativa y la construcción de personajes estén estancados en el abismo del lugar común. La cinta de Albert Pintó (Matar a Dios) propone una historia que juega con la idea de lo maligno y el laberinto sin salida de lo diabólico y el más allá, con bocetos del franquismo y la esperanza de una familia por encontrar su lugar en la ciudad, después de haberse mudado del pueblo. 

Con personajes un poco flojos en su desarrollo y una historia con un hilo bastante dudoso, en el que más allá de los incontables jumpscares que maneja el director, no provoca otra cosa que disfrutar de una película entretenida de terror para un domingo tranquilo. Dos mundos paralelos que se entrelazan con imágenes profundamente metafóricas, en la que el tendedero, el reloj y la televisión son las ventanas por las que puedes quedar atrapado en el más allá si pestañeas. 

Esta obra cinematográfica cuenta la siguiente historia: “Manolo y Candela se instalan en el madrileño barrio de Malasaña, junto a sus tres hijos y el abuelo Fermín. Atrás dejan el pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital de un país que se encuentra en plena transición. Pero hay algo que la familia Olmedo no sabe: en la casa que han comprado, no están solos”. 

A pesar de que la crítica la ha sentenciado como un intento por seguir los pasos de Paco Plaza en su cinta Verónica y El Conjuro de James Wan, lo cierto es que Malasaña 32 consigue pronunciar su propia voz. No podemos omitir el hecho de que cualquier arte siempre se servirá de lo ya existente, pero sin significar eso un intento fallido para esta cinta, Pintó consiguió dibujar su propia historia a partir de referentes claramente conocidos en el mundo del cine de terror. 

De la incertidumbre de puntos claves de la historia, y tensiones que se van dibujando según avanza el guion, al desenlace en el que la cuerda se ha reventado desde las primeras escenas de la película, como espectador vives una auténtica película de terror en la que lo predecible no incomoda. Sin embargo, quizá sí incomoda la inverosimilitud de la historia, los personajes y los escenarios en que se va planteando el misterioso elemento que acosa a la familia una vez instalados en este antigua departamento. 

El dominio y lo manejos de cámara, contribuyen de manera estética a la película. Incluso, el juego de luces y sombras dibujan el contexto que no está explícitamente narrado dentro de la ficción. Es decir, la película está ubicada a finales de los 70 y el momento de transición político que vivió España en aquel entonces, queda a un lado, pero no por eso queda fuera. 

Si bien, no se trata de la mejor película de terror, se trata de una propuesta sincera con su creador y el espectador. En ningún momento pretende alcanzar ninguna clase de estándar o parámetro non plus ultra, es más bien una cinta que funciona dentro de su universo ficcional y que busca entretener y darte un par de sustos con escenas comunes, pero no por eso menos perturbadoras. 

Malasaña 32 estará disponible en la pantalla grande a partir de 6 de marzo. 




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