Poetas, filósofos y artistas han coincidido en que la vida gira a manera de espiral, incluso los científicos han demostrado el movimiento helicoidal que hacen los planetas alrededor del Sol, mientras este los arrastra consigo hacia el centro de la galaxia. La metáfora de caminar en círculos, mientras el desastre va en línea recta y nos arrastra es la que Casa Caracol, dirigida por Jean-Marc Rousseau, utiliza como línea argumentativa para su trama. ¿Cuántas veces hemos querido escapar de algo y terminamos, sin saber muy bien cómo, exactamente en el mismo lugar? Quizá el escenario cambie, pero en esencia todo sigue igual, sino es que peor. 

Desde la Ciudad de México hasta la Huasteca Potosina, San Luis Potosí, y el majestuoso Jardín Surrealista del artista escocés Edward James sirvieron de escenario para protagonizar la historia de Sofía (Rosalba García). Después de la repentina desaparición de su esposo, la espesa nube de la depresión la sumergió en un pozo del que sólo saldría si emprendía una ruta hacia un pueblo lejano de la ciudad, o eso es lo que ella pensaba. 

Al llegar a las ruinas sinsentido de James, Sofía conoció a Nico (Ianis Guerrero), por quien terminó tomando la primera decisión real, después de dos años de que su esposo desapareciera, para su vida. Cuando la cinta parece encaminarse hacia un lugar común en el que el escape a la naturaleza resolvería todo, comienza a tornarse una cruda verdad que arrastra a los personajes a mostrar su verdadera piel. 

Sin la intención de expresar una moraleja, Casa Caracol nos avienta al vórtice de nuestra condición humana y el egoísmo con el que tomamos decisiones, sin reparar en el costo o impacto que tendrá en el resto. Desde lo particular y la sencillez de una historia que habla de un duelo, Jean-Marc compuso una trama en la que los personajes se encontrarán cara a cara con los muros que no les permitían liberarse de lo que estuvieran escapando. 

“Es un paraíso que se va descomponiendo por las acciones de los seres humanos”, mencionó el autor y director de Casa Caracol, Jean-Marc Rousseau, durante conferencia de prensa. También mencionó que su acercamiento personal con el lugar contribuyó a que la historia surgiera de manera más natural, porque incluso se basa en personas reales. 

Dentro de la ficción que se propone en Casa Caracol, podemos encontrar los vestigios de una humanidad que ha perdido la esperanza en los demás. Cuando todo podría pintarse de un tono, la historia sigue girando, a manera de espiral y el desastre y el infortunio arrastra a los personajes en sus distintos matices y tonalidades a un sitio sin salida.

“No se trata de una historia moralista”, recalcó Rosalba García durante conferencia de prensa, “es más de un espejo en el que como espectador puedes verte, y decidir no actuar como los personajes”, agregó. 

A pesar de que el rodaje de la cinta fue en 2014, la vigencia de su tema seguirá prevaleciendo, por tratarse de un tema íntimo en cada uno de los seres humanos, en esto coincidieron el director junto con los protagonistas durante conferencia.

La primera exhibición de este largometraje fue durante la edición 15 del Festival Internacional de Cine de Morelia (2017). Sin embargo, es hasta ahora que llega a la Cineteca Nacional, para ser exhibida a partir del 25 de octubre. 

El guion no tiene piedad de ninguno de los personajes, y la agudeza de la vida queda recalcada en el vórtice en el que las circunstancias que experimentamos nos arrojan al límite en el que una decisión puede cambiarnos por completo de carril. Casa Caracol, ópera prima de Jean-Marc Rousseau, habla del ser y sus atisbos violentos luchando por sobrevivir.