Apuntes del suspenso con “Perdida”

Entretenimiento Calendario 10 ene 2020 Paulina Martínez

 

Cuando pensamos en las relaciones interpersonales, pero específicamente en las de pareja, no hay dificultad en imaginarlas como un laberinto en el que las trampas y los espejos se convierten en personajes secundarios que suelen confundirse con los protagonistas y viceversa. Es fácil perder de vista las fronteras entre lo que uno es y lo que el otro asume ver, y al contrario. Jorge Michel Grau retrata esta metáfora en su quinta obra, Perdida, en la que los contrastes y las revelaciones humanas están constantemente en lucha para intentar definirse. 

Carolina, interpretada por Paulina Dávila, está casada con Eric (José María de Tavira), quien es un famoso director de orquesta que le da cada minuto de su atención a su inefable pasión, que es la música. Carolina decide acompañar a Eric a cumplir su sueño, dejando todo atrás. La trama comienza a dibujar un siniestro giro en el que repentinamente Carolina decide abandonarlo sin ninguna explicación. En la ansiedad y desesperación por no saber qué ocurrió, Eric conoce a Fabiana (Cristina Rodlo), quien en cuestión de días ya está perfectamente instalada en la casa de este afamado director. Cuando la calma parece haber llegado como consuelo, el repentino abandono de Carolina comienza a llevarnos a una trama compleja en la que el suspenso, lo siniestro y las debilidades humanas resplandecen. 

Antes de continuar, cabe la pena recalcar que no se trata de un remake de Gone Girl (2014) de David Fincher, pero sí se basa en la película colombiana La cara oculta de Andrés Baíz (2011). Aunque no termina de ser un remake como tal, sino más bien una fuente de inspiración adaptada a la época y al contexto mexicano. 

Perdida se desarrolla desde un género muy poco explorado para el cine mexicano, y aunque no se eleva a los estándares de lo que podríamos catalogar, con el dedo flamígero de la cultura snob, como “cine de arte”, lo cierto es que es una película que busca entretener y cuestionar, desde la oscuridad y tensión que supone un thriller. 

Al respecto, Jorge Michel Grau explicó su experiencia y sus deseos previos a realizar la película:

“Pensé que me encantaría entrar a un género distinto que en México no se hace mucho, con pretensiones comerciales. Acercar al público a un tipo de cine distinto, con una pretensión de entretenimiento, de diversión, pero que también tuviera cosas personales”. 

Una historia de personajes ordinarios envueltos en una situación extraordinaria, así describe Grau la película. Perdida no retrata buenos o malos, pero recurre a los símbolos para hablar de algo más a fondo. Los elementos del agua, los espejos, los escenarios mismos, se convierten en personajes que dialogan en un código que sólo será percibido por quienes ven más allá de sí mismo. 

Los momentos en los que los personajes deben tomar una decisión, reflejan las motivaciones internas de cada uno, complejizando su psicología. Eric “está tan fascinado con las dulces mieles de su ego que no se da cuenta de lo que está ocurriendo a su alrededor y lo que provocan ciertas decisiones suyas”, explica el director de la trama que se va coloreando en un tono siniestro. Con esto Perdida apunta a una sutil crítica a la masculinidad y sus aristas, en los que podríamos indagar en los conceptos que el machismo ha sembrado y la teoría feminista ha nombrado.  

Aunque es una película de carácter comercial, en la que las intenciones de entretener, divertir y acercar al público al género son claras, lo cierto es que también hay un discurso bien argumentado detrás de cada personaje. La perversidad de esta historia encuentra lugares inimaginables para contarnos lo que habita en lo más profundo de nosotros mismos, el diálogo de la ficción se relaciona de manera directa con nuestra psicología como espectadores. 

El diálogo de la metaficción se interrelaciona de manera directa en la película, pero sobresale en la publicidad de la película. Es la que vemos por toda la ciudad en carteles, en formatos “aparentemente” oficiales, de la cara de Paulina Dávila y la pregunta en letras grandes: “¿La has visto?”. Una estrategia bastante arriesgada, tomando en cuenta el contexto que viven las mujeres en México diariamente y en el que vemos carteles reales al respecto. Sin embargo, apostar por esta clase de publicidad también nos lleva a cuestionarnos sobre diferentes vertientes del tema. Pero antes de iniciar un incendio, la narrativa de Perdida no va por ahí, o al menos no de manera directa. Retrata más a un personaje masculino que ignora a las mujeres de su alrededor, está tan preocupado de sí mismo que se pierde de toda la siniestra trama que se desarrolla justo enfrente de sus ojos y es incapaz de ver. Y por el lado contrario, “retrata a dos mujeres buscando una aprobación constante fuera de sí mismas”, explica Paulina Dávila durante conferencia de prensa. 

Perdida es un thriller que entretiene y cuestiona, los personajes verán su reflejo tarde o temprano, quizá más tarde que temprano. Regresando a la imagen del laberinto y los reflejos, esta cinta nos invita a recorrer un camino en el que seguramente todos nos hemos visto enredados, con su respectivas dimensiones. Al final, es una película en la que “todos son víctimas de su propia soledad”, aclara Paulina Dávila.

 

 

Estará disponible en la pantalla grande el próximo 10 de enero. 

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