La forma de encontrarnos con aquella persona especial ha comenzado a tener una evolución hacia la virtualidad, y lo que en una primera instancia se planteó como un videojuego familiar, ha comenzado a ser el lugar donde los adultos tienen citas.
Animal Crossing: New Horizons fue lanzando en plena cuarentena mundial, el 20 de marzo. Cuando el mundo ya estaba detenido Nintendo tuvo el buen acierto de crear un mundo casi infinito, que regalaba tranquilidad y alentaba a conocer a otros jugadores.
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Por ejemplo, en tu isla sólo hay un tipo de fruta y flor, si quieres tenerlas todas debes ir a otras islas, o si deseas decorar tu isla con cierto color, forzosamente debes de ir a otra habitada, ya que cada isla tiene muebles únicos que no conseguirás en la tuya.
Tal vez los creadores de la novena entrega de la franquicia Animal Crossing, se imaginaban a decenas de niños compartiendo sus códigos en el patio del recreo para así conseguir un mejor precio de rábanos, tal vez a algunos con padres más indulgentes teniendo la suscripción online y conectando con sus amigos en la otra punta de la ciudad.
Es poco probable que imaginaran que su videojuego de simulación social fuera una extensión de Tinder, ya que gracias a la misma situación global, la aplicación de citas liberó la opción más buscada al contratar premium: hacer match con cualquier persona en cualquier parte del mundo.
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Y gracias a ello es que Tinder y Animal Crossing hicieron el combo perfecto para todos aquellos solteros con mucho tiempo (y bastante dinero). Los usuarios de la app de citas han comenzado a poner en su bio si tienen el videojuego de Nintendo, algunos qué fruta nativa tienen, aunque esto puede destruir el intento de romper el hielo de muchos solteros.
Ya que los usuarios hacen match y la confianza es suficiente, alguno invita al otro a su isla con su código de usuario, y ya sea que le muestre su isla, que le comparta recursos que necesite para avanzar en el juego, que se dejen regalos o mensajes, o que simulen una cita con sillas y velas, el cortejo da rienda suelta y tal vez muchas parejas, cuando esto pase, encuentren un espacio más para compartir.
Lo cierto es que no se podría comparar con mirar a alguien a los ojos, ir a un lugar que sea del agrado de los dos, y comer algo real, pero por el momento no hay más.
Algo que llama mucho la atención es que estas prácticas sólo se están llevando a juegos apacibles e íntimos como este, ya que en realidad hay decenas de estos juegos de simulación social, muchos de ellos gratuitos como Habbo o Second Life, y que por años han albergado a personas dispuestas a conocerse, pero tal vez no existen tantos límites como en un videojuego familiar. Y claro que es conocido que en ellos hay gente muy rara, para las que el aislamiento social es una forma de vida.
Tal vez sean los colores brillantes, las caras amigables y los tiernos vecinos antropomórficos que comparten tu isla que crean un aura de seguridad e intimidad. Algo muy cierto, que no han dejado de repetir los partícipes de estas citas, es que cada isla es una demostración de la personalidad del dueño, es como si te dejaran entrar a su cuarto por primera vez, pero aún más fuerte, ya que no existen limitaciones de dinero o espacio.
Así pues, si puedes conseguir una Nintendo Switch, cerca de $1,500 pesos para comprar Animal Crossing: New Horizons, y otra decena de pesos para pagar la suscripción online, puedes acceder a un mundo infinito, en el que es complicado que te aburras y puedes tener citas que en un futuro puedes conocer en la vida real.
O no. Tal vez esto sí se vuelva una forma cotidiana de conocer personas para los ansiosos o perezosos sociales. Sea como sea, es una nueva forma de interrelacionarnos gracias al internet.