Angela Merkel, una líder pragmática y querida

Celebridades Calendario 09 dic 2021 Nora Morales

Alguna vez escuché un comentario que puede herir susceptibilidades, pero que resume el mandato de la ex primera ministra de Alemania: “Angela Merkel logró lo que quería Alemania en la Segunda Guerra Mundial sin disparar una sola arma”. 

Mediante un estilo pragmático y de bajo perfil construyó un sólido camino que culminó en la cima del liderazgo en Europa, siendo una pieza imprescindible para soportar los sacudones y divisiones dentro de la Unión Europea.

Cuando hablamos de política pocas veces podemos hablar de figuras cuasi angelicales, más bien rozan los grises más oscuros de la escala moral de algunos. 

Basta recordar que en 2010 dos diputados alemanes que pertenecían a la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel dijeron que “Grecia debería considerar la posibilidad de vender algunas de sus islas como una opción para reducir su deuda”.

Es cierto que no lo dijo Merkel, pero en el primer mundo podemos hablar de que la política es más unitaria que en otros lados del mundo. Sea como fuere, y que podemos encontrar artículos hablando de que la ex mandataria es la mujer más odiada de Grecia, Angela Merkel se va del poder con buena cara y una aprobación alta en su país. 

 
 
 
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Hija de Horst Kasner, un pastor protestante algo izquierdista que arrastró a su familia fuera del cómodo Hamburgo para ejercer en una parroquia de la Alemania comunista. E hija de Herlind, una maestra de inglés hasta los 90 años, quien transmitió a Angela Dorothea Kasner (Hamburgo, 1954) la perseverancia y la capacidad de trabajo. 

No era una familia común del Este, sino gente llegada de la Alemania Occidental. Vivían en las afueras de Templin, en una colonia tutelada para discapacitados psíquicos, personas que fueron parte de la normalidad de Angela Dorothea y sus dos hermanos menores.

Los estudios de Merkel iban a un rumbo distinto, lejos de la actividad gubernamental al que terminó arribando. Estudió Fisicoquímica en la Universidad de Leipzig y con un doctorado en química cuántica en la Academia Alemana de Ciencias de Berlín, su sendero se desvió a la política en 1990, cuando ingresó en la Unión Cristianodemócrata (CDU), cuando cumplió 35 años.

En ese año avanzó sus primeros casilleros al entrar en el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento, y al siguiente se transformó en la ministra de la mujer de Helmut Kohl, canciller alemán de 1982 a 1998. Ocho años después se erigió como presidenta del CDU.

Mucho de ella es atípico, como su cambio abrupto de profesión, su origen, e incluso el apellido que usa “Merkel”, no usa el apellido de soltera, Kasner, ni el de su actual marido, el catedrático Joachim Sauer, sino el de un ex esposo, el compañero de estudios con quien se casó en 1977 y del que se separó cinco años después. 

A pesar de esto, Merkel se encargó, por 16 años, de cuidar un perfil “bajo” y minimalista. Comenzando con la raute, el rombo que forma con las manos, como marca personal, hasta la colección de sacos idénticos, salvo el color. 

Tal vez su vestimenta reflejaba su personalidad política: Merkel nunca se ha comportado como una líder visionaria, sino que se ha caracterizado por la reacción ante las crisis. 

A la de la zona euro reaccionó con la austeridad que desangró a los socios del Sur y minó el tejido social y laboral alemán; en 2011 aceleró el apagón nuclear bajo el impacto de Fukushima.

Fue en 2015 que conocimos a la Merkel solidaria que no cerró sus fronteras a los refugiados. Alemania recibió ese año un millón de refugiados. La ultraderechista AfD se convirtió en la tercera fuerza nacional.

 
 
 
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Una publicación compartida por Peter Bristotte (@peterbristotte)

Su perfil tiene como rasgos distintivos tomar las posturas de consenso y las decisiones analizadas sin apuro y asesoradas, sin estridencias, con una gran reacción en las crisis.

Cuando se habla del pragmatismo de Merkel se hace referencia a su disponibilidad para pensar de una manera y actuar de otra o directamente modificar su pensamiento según amerite el contexto. Así pasó, por ejemplo, en 2017 cuando se legalizó el matrimonio igualitario en Alemania.

En este sentido, y con 16 años que no hemos abarcado en este pequeño perfil, Merkel se retira de la escena con una abrumante aprobación popular del 70% que alcanzó picos de casi 90 en abril del año pasado, siendo casi un hecho su continuidad si así lo hubieses dispuesto. 

Unos zapatos extremadamente grandes que parecen complicados de igualar para la CDU, Alemania e incluso la Unión Europea.


FOTO: Alexander.kurz, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

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