Muy pocas veces reparamos en el acto de despertar, y es que algo que todos los días sucede por mera inercia natural, debería ser considerado con más valor de lo que lo hacemos. Es decir, el inicio de nuestros días es radicalmente importante, pues casi siempre esto define cómo vivimos un día completo, y por ponernos radicales, hasta toda una vida.
Al que madruga, dios lo ayuda. Así dice el dicho, y más allá de las convenciones sociales religiosas, se enfoca más en una filosofía de vida. Valoramos muy poco la importancia y las virtudes que tiene madrugar, y con ello las maneras en las que las personas inician su día a día.
Una de las cosas fundamentales para mejorar el desempeño del día, es poder administrar nuestro tiempo. Ahora te damos unos tips para que el ritual de tus mañanas sea distinto, refrescante y motivante para que el resto de tu día se vea con una mejor energía.
Estiramientos
Algo básico, antes de cualquier práctica meditativa, espiritual o lo que sea, es estirar el cuerpo. Algo tan básico, pero tan necesario. Además, no tienes que levantarte de la cama para iniciar.
Primero intenta estirar una pierna desde la cadera hasta el pie, en dirección de este último, y deja la otra pierna y el resto del cuerpo relajados, de manera que ayuden al estiramiento. Luego cambia de pierna.
Otro estiramiento se basa en colocar los brazos relajados y alargados junto a la cabeza. Se estira un brazo desde el hombro y hasta los dedos de la mano, en la dirección que marcan estos últimos. El resto del cuerpo permanece suelto de manera que ayude al estiramiento. Seguidamente se cambia de brazo. Es muy importante no estirar las dos piernas o los dos brazos a la vez sino cada extremidad en solitario.
Quizá te estés preguntando, ¿para qué sirve exactamente estirar el cuerpo? Básicamente para abrir el diafragma y provocar un fuerte bostezo. Esto será completamente relajante y reparador, además estimula tu respiración, sistema nervioso y la oxigenación de tu cerebro.
Hidrata tu cuerpo
Otro gran consejo es beber agua, inmediatamente después de despertar y antes de ingerir algo más. Para empezar, el agua activa reacciones químicas vitales en el organismo. Esto ayuda a que el cerebro se active por la mañana y se mantenga alerta el resto del día. Igualmente, ayuda a los riñones a eliminar los residuos del cuerpo. Así, al tomar un vaso de agua por la mañana activaremos nuestro cuerpo mucho más rápido.
Además de esta reactivación natural, beber agua por la mañana ayuda a la prevención de enfermedades, al cuidado de la piel, mejora tu digestión y te brinda más energía durante el día.
Contemplación matutina
Contemplar los detalles hacen la diferencia en nuestros días, y sobre todo en nuestras vidas. De acuerdo con el científico Jorge Wagensberg, buscar diferencias, por pequeñas que sean, entrena la observación, mientras que buscar similitudes entrena el entendimiento.
Para esto basta con no tener siempre prisa, observar desde la ventana, la terraza o el balcón, y contemplar aquello que cambia continuamente. Esto me hace recordar al famoso poema de Fernando Pessoa, “Tabaquería”, que básicamente se trata de una disertación que hace observando desde la ventana, sobre el existencialismo y el sentido de la vida. Hasta el punto en el que el poeta desaparece por completo al universo, para regresarlo a su existencia a través de la sonrisa del dueño de la tabaquería de enfrente, la cual observa, durante todo el poema, desde su ventana.
Igual no tienes que volverte tan metafísico para este consejo, pero basta con observar nuestro alrededor y así apreciar aquellos pequeños instantes de luz, sonidos, aromas y demás escenas.
Respira
Como han dicho los budistas, la respiración es fundamental para la sanidad mental y física. Así que si reparamos en ella al momento de despertar, ayudaremos a que nuestro día se vea con mejor cara. Unos ejercicios recomendados es ponerse de pie, escuchar nuestra respiración, sentir cómo al inspirar se abren los brazos en cruz y al espirar se dejan caer ligeramente hacia abajo iniciando la caída por el codo, después las muñecas y finalmente las manos, como si fueras un pájaro.
Para esto, puedes visualizar como con cada inspiración la luz del día llega desde el cielo por la cabeza, atraviesa el cuerpo y sale por los pies hacia la tierra. Con la exhalación imagina todo al revés. Ahora sólo repítelo cinco veces.
Para finalizar, deja caer la cabeza y el tronco por delante del cuerpo, con los brazos relajados. Dobla un poco las rodillas hasta que las manos toquen el suelo y se llevan los dedos de las manos por debajo de los pies tocando las plantas.
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