Desde Malí en África occidental, el dúo de guitarristas y vocalistas Amadou Bagayoko y la vocalista Mariam Doumbia son los exponentes de la música maliense. Su fusión de ritmos tradicionales con toques contemporáneos, generan una atmósfera sónica en la que el afro pop adquiere un significado completamente novedoso y fresco. 

Con más de 40 años de trayectoria, han consolidado una nueva faceta para la música africana. Desde la exploración de nuevas plataformas, sintetizadores y formas de componer, ambos han proyectado un sonido que camina del blues al rock, y del indie al pop, para concluir en un clímax completamente auténtico. 

Ambos son ciegos y se conocieron en el Instituto para ciegos en 1980 y, desde entonces, no dejaron de producir y crear música de gran calidad, con un discurso político fuerte, pero sobre todo, con el mensaje de hacer bailar al mundo entero. Su relación profesional y de pareja, los ha mantenido en la armonía que reclama cualquier género de música, destacando la comunicación y disposición a siempre caminar hacia una misma dirección sobre ambas carreteras, la de su vida privada y su vida pública. 

La evolución de su música ha estado, claramente, influida por figuras como Fela Kuti, el legendario padre del afrobeat y quien fue multiinstrumentista y cantautor, y además un importante activista de los derechos humanos. 

La estética que ha demandado el afrobeat ha creado un legado de música vibrante y arriesgada, pero intrínsecamente arraigada a las raíces de su origen. Además, este crecimiento también se ha reflejado en los nuevos públicos que lo consumen, como los nuevos escenarios a los que aterriza. 

Su discografía se sirve de 14 álbumes, más algunos sencillos y EPs que continuaron con la exploración de su sonido. El éxito de este dúo ha sido tal, que fue parte del soundtrack de AVA (2017), película de Léa Mysius, para una de las escenas más emblemáticas de la cinta. 

El sonido ancestral que trae consigo la música africana es, sin duda, uno que encontramos en casi todos los géneros. Incluso, hoy por hoy, la música sigue deambulando en la carretera de los sonidos y sus géneros, que cada vez son menos clasificables. Y no por esto es un punto negativo a la industria, sino más bien se trata de una mutación discursiva en la que las fronteras se diluyen desde diferentes aristas. Algo que deja claro el sonido y la energía de Amadou & Mariam.