“Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”, una frase que cambió la historia de la humanidad hace más de 30 años. Exactamente un 20 de julio de 1969, cuando la misión estadounidense Apolo 11 alunizó en nuestro satélite natural. Fue entonces cuando el astronauta Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en dar un paso sobre la quieta arena de nuestra brillante Luna.
Mientras todo sucedía y la televisión todavía era la adiestradora número uno de la industria del entretenimiento, el alunizaje se transmitió en vivo, y al menos en Londres se transmitió con sencillo “Space Oddity” de David Bowie de fondo.
“Ground control to Major Tom/ Ground control to Major Tom/ Lock your Soyuz hatch and put your helmet on”.
Al ritmo de uno de los mayores éxitos de la década, el ser humano conmovió a toda una multitud de personas aficionadas a las ciencias, al cambio, a la astronomía y demás materias en conjunto. Este evento trascendió la materia científica, para pasar a convertirse en un hecho histórico que nos inspiró, y sigue haciendo, para desarrollarnos como personas y civilización.
Vernos capaces de llegar más allá de nuestro propio cielo nos abrió un centenar de puertas, tanto metafóricas como literales, para la creación de nuevas tecnologías y avances científicos, como también un montón de apertura filosófica y artística.
El ser humano dejó de ser una especie meramente soñadora, para convertirse en una hacedora de sueños; definitivamente este fue el punto de no retorno hacia una imaginación expansiva que no dejaba lugar a fronteras.
O bueno, nunca nada es blanco o negro absoluto. A decir verdad, mientras unos limpiaban sus ojos de lágrimas de entusiasmo, otros veían muros y fronteras en lo que suponía ser un horizonte en perpetuo movimiento.
Sospechas, rumores y desacreditaciones comenzaron a ser parte del panorama. Entre tanto entusiasta, no podía faltar el pesimismo o la incredulidad ante lo imposible. ¿Cómo es que lo imposible se ha materializado? Murmuraron voces que sin darse cuenta, también tomaron gran parte de aquella inspiración que dejó la estela de este magno evento, para comenzar a desarrollar grandes discursos, discusiones, debates y teorías sobre el por qué todo este evento había sido una absoluta y completa falsa.
Sin miedo al escrutinio deliberado, grandes mentes se sirvieron de argumentaciones que parecían bastante lógicas y precisas en cuanto a temática científica, para desacreditar este alunizaje. Fue entonces, que las teorías conspiracionales sobre el alunizaje se dieron vuelo para poner en duda este magno logro.
Estados Unidos ha montado todo un espectáculo televisivo, para vencer a Rusia y demás países en la carrera espacial. La bandera se mueve, las sombras y su simetría. La arena de la huella, y más y más cosas empezaron a resonar e intrigar a la población entera y a levantar sospechas genuinas.
Entonces, ¿fue cierto o no que el ser humano llegó a la luna en 1969? ¿Por qué no regresó desde entonces? ¿Por qué ahora, después de tantos años, han decidido volver? ¿Qué hay para hacer en la Luna?
A propósito del reciente despegue de la Artemis I, misión de prueba para regresar a la humanidad a la Luna, los cuestionamientos resurgieron y todo ha empezado a tomar revuelo. Después de haberse pospuesto unos meses, la misión que servirá como prueba para que el humano regrese a la Luna, por fin ha despegado del planeta para comenzar su expedición y ver que todo marche en orden.
No obstante, la intriga, sospechas y conspiraciones no podían faltar como arlequines de un espectáculo que no deja de suceder, sobre todo ahora que la carrera espacial ha tenido un repunte desde la última década.
Por eso hoy hablaremos de cómo la ciencia ha desmentido aquellas acusaciones que señalan que todo esto es falso, y sin el afán de ofender susceptibilidades, narramos un recuento breve sobre cómo la ciencia ha comprobado que en efecto la humanidad ha llegado a la Luna y no una sóla, vez, sino más.
¿Por qué la incredulidad en eventos de esta magnitud? Más allá de una convicción, ideales o creencias, muchas de estas dudas también surgen a raíz de las pseudociencias que deambulan en la cultura popular, y sobre todo ahora que el internet se ha convertido en la enciclopedia de la sabiduría, pero también del engaño y sensacionalismo.
Primeramente, expliquemos el principal fenómeno de la bandera ondeante. Se trata de una de las teorías más fuertes para desacreditar este logro. Cuando los astronautas Armstrong y Aldrin colocaron la bandera estadounidense y lo grabaron con la cámara de televisión que habían configurado previamente, parece que esta ondea en una brisa lunar inexistente. Sin embargo, y sin atmósfera en la Luna, ¿cómo es que puede haber brisa que provoque este movimiento?
Para empezar, la bandera colgaba de una varilla telescópica a lo largo de su parte superior para mantenerla extendida, pero no se extendía por completo. Y al plantar el asta de la bandera, los astronautas tuvieron dificultades para clavarlo en la superficie lunar. Después de unos pocos centímetros chocaron con roca sólida. Mantener la bandera en pie para la sesión fotográfica fue una tarea bastante complicada, y esto dio lugar a un gran movimiento.
La Luna no tiene atmósfera (aparte de algunos iones y polvo escasamente dispersos), pero sí tiene gravedad. No todas las ondulaciones de las banderas tienen que ser debidas a la fuerza ejercida por una corriente de aire. En este caso, en el momento en que clavan la bandera en el suelo, el palo principal está rotando de un lado a otro para lograrlo, como cuando cualquiera de nosotros intenta clavar algo en la tierra. Así, la propia fuerza hace que aparezcan "ondulaciones", que además se van propagando por la superficie y perdiendo fuerza
También se habla de porqué no se miraban las estrellas en las fotografías. Bueno, todo tiene que ver con el ISO y el tiempo de exposición de las fotografías. La prioridad era fotografiar la superficie lunar y no tomar fotografías de las estrellas.
Ya que capturar estrellas en las fotos, tendrían que exponerlas ante la cámara, lo que habría resultado en una superficie lunar muy borrosa. Además, los astronautas no llevaban tripies para largas exposiciones. Incluso en la actualidad, los astronautas de la Estación Espacial Internacional toman regularmente fotografías de la Tierra que muestran un fondo completamente sin estrellas; es el mismo problema de contrastes.
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