El escenario en el que los robots tomaron el control de la civilización y nos sometieron a sus propias leyes, para gobernarnos en una dictadura dictada por la Inteligencia Artificial se ha visto mucho. Tanto en las películas como en los libros de ciencia ficción, por lo que no hablamos de un planteamiento nuevo, es más, hablamos, quizá, de uno de los mayores miedos del ser humano en la era de la posmodernidad. 

Asimismo, la gobernanza por inteligencias artificiales no es más que otro síntoma de nuestra era. Porque más allá de que sea un escenario grandilocuente en donde las máquinas se apoderan de nuestras libertades y derechos, es verdad que de una u otra forma estamos atados a un imaginario digital en donde nuestras vidas se ven alteradas por las máscaras que este universo nos ofrece. 

¿Qué tanto es real lo real? ¿Hasta qué punto lo irreal se convierte en una “verdad”? Estas preguntas de corto ontológico, hoy en día se convierten en atisbos de tesis antropológicas en donde el estudio de las masas y sus comportamientos nos revelan hacia dónde estamos evolucionando en la sociedad. 

Es decir, la tecnología puede hacer tanto por nosotros como llevarnos a Marte y hasta galaxias a miles de millones de años luz en imágenes, pero también ha alterado la forma y el sentido de nuestras comunicaciones tanto individuales como en conjunto. Aquí es en donde las redes sociales han adquirido un papel relevante en el contexto que vivimos actualmente. 

De hecho, se ha convertido en un gran debate como la Inteligencia Artificial puede ser un punto flojo en el que nuestra privacidad se vulnera. Las tendencias de todos los filtros en Instagram, TikTok, Snapchat y demás redes, parecen haberse convertido en más un almacén de datos de rasgos faciales personales, como en la misma identidad de los diversos usuarios. 

Por mucho que esto suene a teoría de conspiración, tampoco estamos muy alejados de la verdad, pues hace sentido que el panorama de hoy en día esté cada vez más “vigilado” o con un gran baúl de datos sensibles de cada ciudadano del mundo, mucho más que nunca en toda esta era moderna. 

Más allá de las conspiraciones que involucran espionajes entre naciones, y las diferencias gubernamentales que existen en el mundo, por ejemplo, la gran desconfianza que muchos usuarios aún le tienen a redes sociales como TikTok, por el único hecho de tratarse de una de origen chino; los nuevos mecanismos en los que se involucran la IA y las nuevas tecnologías, han dado salto impresionantes en nuestro avance como civilización, pero también han flaqueado nuestra seguridad en diversos ámbitos y sentidos. 

Sin profundizar en estas reflexiones, que más que eso pareciera tratarse de desconfianzas grandilocuentes que nos hacen entrecerrar los ojos y suponer un mundo casi como de ciencia ficción, hablemos de la nueva IA que está en nuestras manos: AI Green Screen. 

¿De qué se trata todo este alboroto?

Se trata de un filtro que se ha apoderado de la plataforma TikTok ya desde hace un tiempo. Esta es una de las manifestaciones de la Inteligencia Artificial en su máxima potencia, pero ¿de qué va exactamente?

No es nada nuevo ver el alcance que tiene esta red social para convertir todo en una tendencia viral, o bueno casi todo, pero ahora se trata de algo que involucra la IA que crea obras de arte, sí, obras de arte, a partir de un mensaje de texto. Se trata de AI Green Screen. 

Para usarla solo basta abrir la app y elegir el filtro: IA Green Screen, después escribes tu nombre para que esta tecnología cree una imagen original y utilice el nombre como guía. Algunas imágenes son claras, mientras que otras son realmente raras y extrañas. El hashtag #AI Green Screen ya cuenta con más de 7 millones de visitas en la plataforma, pues los usuarios han inundado TikTok para ver qué arte hará esta AI desde el nombre de cada uno. 

Decía por ahí una cultura nórdica, no des tu nombre pues al darlo darás el dominio de tu espíritu, ¿será esta una advertencia real? ¿Será que ahora le estamos dando más poder real a las redes que sólo nuestros datos sensibles y rasgos faciales, sino ahora estamos otorgando nuestros nombres (espíritus)? 

Quizá el párrafo es grandilocuente y exagerado, bastante conspirativo y hasta de toque supersticioso, pero lo cierto es que cada vez la tecnología avanza de maneras inimaginables, ¿será esta una nueva forma de arte? ¿Peligra el verdadero artista ante esta creación?

Se trata de una gama de posibilidades que sólo el tiempo nos dirá en qué lugar de la historia se acomodará, mientras es divertido reír con estos filtros y sus posibilidades materiales. 

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