Si hablamos de rock urbano, además de Alex Lora, tenemos a otro referente directo, con menor impacto pero también obligado. Se trata de aquel que, si buscáramos la definición de “rock urbano” en un Real Diccionario del Rock Mexicano Ilustrado, aparecería en primer lugar: Charlie Monttana.
De tez morena con cabellera platinada, era el “rockstar” de Tenochtitlán. Un hombre que pareciera atrapado en los años ochenta por su peinado alborotado, vestimenta glam y estilo alocado. Desde Neza para el mundo, su vestimenta de Glam Rock y estilo se convirtieron en un ícono del barrio.
Y como habrán escuchado, el afamado músico mexicano, originario de Ciudad Nezahualcóyotl, falleció ayer jueves 28 de mayo, a los 58 años de edad. La noticia fue publicada en redes sociales. Minutos después, Cherrie Monttana, pareja del músico, confirmó la muerte y escribió lo siguiente a través de sus redes sociales.
“Queridos Cinco Fans del Patrón Monttana. Las estrellas son infinitas y por donde pasan dejan su camino con huella imborrable… Hoy su luz se apaga, pero brillará infinitamente en mi corazón y estoy segura que en el de cada uno de ustedes también; así como nuestra memoria sonarán esas por siempre inigualables melodías… ÚNICO, ETERNO e INFINITO Charlie Monttana. Su corazón dejó de palpitar rock para estar en total paz… Descansa en paz mi showman favorito”.
Charlie Monttana tenía problemas de diabetes, y llegó a un hospital particular con problemas derivados de dicha enfermedad y así falleció, según el periodista Chava Rock.
Carlos César Sánchez Hernández, nombre real de Charlie Monttana, inició en el rock urbano con su grabación con el grupo Vago en 1984 producido por Alejandro Lora, después se incorporó al grupo Mara, donde llegó a tocar en los llamados “hoyos funky”, allí se desarrolló como uno de los consentidos del rock urbano.
Monttana se burlaba del rock más pasteloso de la época de los Teen Tops y pues si Angélica María era en su momento la novia del país, Charlie Monttana se autodenomina el “Novio de México”, ese chavo de barrio peligroso que seguramente provocaría el temor, enojo o hasta deseo de una madre chapada a la antigua: “Tu mama no me quiere, tu madre me odia y por más que le diga, le insista y le repita que te quiero, que yo sí te quiero, eso nunca nadie lo va a creer”.
Este Vaquero Rocanrolero se ganó el respeto dentro del rock urbano, fue uno de los protagonistas de las bandas sonoras de innumerables barrios de nuestro país.
Desde el undergroud surgió en la década de los ochenta Discos y Cintas Denver, un sello discográfico mexicano que le dio espacio a los rockeros que ni de chiste iban a sonar en las estaciones comerciales. De ahí surgió Lira N' Roll, la Banda Bostik, Heavy Nopal y el propio Charlie Monttana. A esas generaciones nacidas de la crisis les ofrecía una forma de música libre de etiquetas y envolturas plásticas; cantarle a la marginación no como una pena sino como una voz del barrio que dice: “nosotros también contamos”.
También se burlaba de Mötley Crüe (mucho antes de los Moderatto) y mientras los californianos le cantaban a los excesos de la fama, nuestro Vaquero Rocanrolero decía yo soy el ídolo de los toquines masivos, mucho antes del Corona Capital o del Vive Latino, Charlie piso infinidad de centros cívicos, así como la tarima del legendario Tianguis Cultural del Chopo en la CDMX.
Y no solo en el ámbito musical marcó historia, también se dejó seducir por el séptimo arte. El pasado mes de febrero fue el eje de Soy Yo, Charlie Monttana (2020) documental de Ernesto Manuel Méndez presentado en la sección Ahora México, competencia mexicana del magnífico Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM). Se trataba de un retrato honesto y directo sobre su vida cotidiana Monttana, un personaje alejado de los grandes reflectores, amado por varias generaciones de seguidores del rock en México y con más de tres décadas de deambular por la escena del rock nacional.
¡Adiós vaquero rocanrolero! Descansa en paz.