Abrimos los ojos, un día más se dibuja en nuestras ventanas. El mundo allá afuera se mantiene, la gente camina, los carros cruzan la avenida, los perros ladran: la vida sigue, siempre sigue, y aunque a veces nos da la sensación de que se ha detenido, en realidad hace todo lo contrario.
De hecho, podríamos decir que corre, corre a pasos agigantados y parece ser que la meta final no es ninguna nueva era tecnológica interestelar en donde los seres humanos viajamos entre galaxias, sino más bien una nueva era en la que muy posiblemente nuestra especie no exista más, o solo algunos cuantos: los sobrevivientes del apocalipsis. El fin del mundo nunca estuvo más cerca que ahora.
Hace 75 años un grupo de personas del Proyecto Manhattan, originado para el desarrollo de armas nucleares, crearon el conocido “Boletín de Científicos Atómicos”. Se trata de un grupo que tiene la finalidad de alertar al público general, pero sobre todo a grandes líderes políticos y científicos de las amenazas que estas generan hacia nuestra especie.
De manera metafórica, cada año ajustan un reloj imaginario que anuncia el fin del mundo, todo en relación a las amenazas de la creación de armas nucleares, el cambio climático y las tecnologías disruptivas. Una vez más se ajustó el reloj bajo estos parámetros y nunca habíamos estado más cerca del apocalipsis, a cien segundos de la medianoche, para ser exactos.
Hank Green, uno de los científicos invitados en esta ocasión, advirtió que esto “no es una buena noticia”. Mientras tanto, Rachel Bronson, presidenta y directora ejecutiva de este Boletín de Científicos Atómicos expresó lo siguiente: “El reloj continúa recordándonos cuánto trabajo se necesita hacer para garantizar un planeta más seguro y saludable. Debemos seguir alejando las manecillas del reloj de la medianoche”.
“Cien segundos reflejan que estamos atrapados en un momento peligroso, uno que no trae ni estabilidad ni seguridad. Los desarrollos positivos en 2021 no pudieron contrarrestar las tendencias negativas a largo plazo”, apuntó la copresidenta de la Junta de Ciencia y Seguridad del grupo y profesora de investigación en el Instituto de Política Internacional de Ciencia y Tecnología de la Universidad George Washington.
La vida sigue, los aviones van y vienen, los programas de chismes siguen aumentando su ranking, el nuevo hit de reguetón suena hasta en los sueños. Las catástrofes no son tan atractivas, no generan muchos views. Aceptémoslo, apenas vemos una noticia sobre la amenaza y pasamos a la siguiente publicación. Foto de un paisaje hermoso, like, foto de una supermodelo, doble like, video sobre el cambio climático, swipe, continuamos con el reality de nuestras vidas. Una nueva storie en instagram. Cualquier parecido con Don’t Look Up, la reciente película de Netflix, es mera coincidencia.
El panorama es una catástrofe segura, una amenaza que, como en la película protagonizada por Leonardo DiCaprio, viene a una supervelocidad lista para impactar contra nosotros y, por fin, destruirnos. El planeta seguirá bien, por eso no te preocupes, pero es nuestra especie la que peligra.
Sin afán de llenar estás líneas con tonos moralinos, es un hecho que el famoso “fin del mundo” del que tanto nos contó Hollywood ya está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el planeta gira y la vida y sus problemas con ella. Además de estar justo en medio de este clima apocalíptico, los intentos por disuadir a Putin de una intervención militar en Ucrania se ha convertido en uno de los principales objetivos de las potencias occidentales.
“El riesgo de un conflicto es real, las señales de nuevas carreras armamentistas son claras”, expresó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. A esto se le suma las tensiones con China, Venezuela y Corea del Norte.
Definitivamente no iniciamos el 2022 con noticias alentadoras, pero también es verdad lo que expresó Stoltenberg, quizá debamos dejar de perder tiempo en enojarnos entre nosotros (países con grandes sueños bélicos) y mejor enfocarnos en “trabajar juntos para salvar el mundo”.
Hollywood nos prometió un héroe, e incluso un ejército de estos, pero la vida real nos ofrece científicos y grandes propuestas en donde las energías renovables y los importantes esfuerzos por buscar una manera más amigable de existir sin hacer tanto daño alrededor.
Es así que #TurnBlackTheClock (retrasa el reloj) nace como una campaña para alentar a las personas a usar las redes sociales para compartir historias sobre algunas acciones que los inspiren y estrategias para evitar este fatídico destino.
Desde 2007 la frase: Cambio Climático, se hizo presente y se enmarcó como un peligro grave para nuestra especie. A partir de entonces, la manecilla del reloj no ha dejado de acercarse simbólicamente a la medianoche, o al fin de nuestra especie.
Suena desalentador el panorama, pero quizá aún exista una forma de revertirlo. Será cuestión de esperar, pero mientras esperamos quizá podemos ver más allá de las pantallas y disfrutar de esta roca azul flotante en el espacio.
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