Mientras la naturaleza siga girando nuestras cabezas hacia la inmensidad de preguntas que residen en el brillo de los astros que se encuentran a miles de millones de años luz, nuestro ímpetu por llegar a donde nuestros ojos no pueden ver, pero nuestra mente imaginar, no cesará. 

Antes de que Galileo construyera el primer telescopio en el mundo, nuestras miradas al cielo eran parte de nuestra cotidianidad, de la que tanto reflexiones como misterios y miedos, se alimentaban de nuestro firmamento. Sobre todo del cielo nocturno, cuando los seres celestes aparecen a manera de preguntas y misterios parpadeantes. 

En pleno siglo XIX, año 2021, miles de preguntas siguen sin resolverse y, de hecho, más y más de miles de preguntas seguirán apareciendo con el tiempo. Sin embargo, y por fortuna de varios, aquellas mentes inquietas que se han dedicado a la ciencias, no quitarán el dedo del renglón, hasta resolverlas, o por lo menos acercarse.

De esto hemos sido testigos en la historia de nuestra humanidad, pues el universo se ha convertido en un campo de estudio en el que filosofías espirituales y ciencias se han unido, para caminar hacia la misma dirección en búsqueda de cuestiones ontológicas como, ¿a dónde vamos?, ¿de dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí? Y demás preguntas que golpean nuestros pechos como mosquitos ansiosos por salir.

El aniversario

Desde que nuestra especie se hizo consciente de su existencia, hasta el día de hoy, no hemos podido llegar a la orilla, en donde creemos que residen las respuestas del misterio de la vida. Aunque muchos guías espirituales pudieran afirmar lo contrario, o, de hecho, contradecir que esa sea la meta, nuestro espíritu curioso sigue navegando entre las dudas para ir cada vez más lejos. 

Tal y como sucedió el 12 de abril de 1961, cuando el cosmonauta Yuri Alekseyevich Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio exterior. A bordo de la nave Vostok 1, completó una vuelta completa a nuestra órbita, para convertirse en un ícono tanto internacional  como, claro, nacional, pues también recibió el reconocimiento de Héroe de la Unión Soviética. 

Hoy se cumplen 60 años exactos de este evento histórico, en el que el vuelo espacial de Gagarin, de 108 minutos, nos demostró que la curiosidad humana despegará tan alto, como su intriga se lo permita. 

“For here, Am I sitting in a tin can. Far above the world. Planet Earth is blue and there's nothing I can do”, quizá no fueron estas las primeras líneas que enunció Gagarin, pero, en nuestro sutil catálogo de cultura popular, queremos imaginar que este verso de Bowie del tema “Space Oddity”, refleja, quizá, un poco lo que sintió cuando sus ojos atestiguaron por primera vez a nuestro planeta visto desde afuera. 

La misión, ya peligrosa de por sí, elevaba su grado de dificultad al demandar que le diera una vuelta completa a nuestro planeta. Más allá de las preguntas filosóficas, la misión se propuso a resolver preguntas que nos ayudarían, en algún futuro, a resolver aquellas cuestiones con preguntas como: ¿puede el ser humano sobrevivir al espacio? ¿Puede la nave espacial sobrevivir? ¿Podremos comunicarnos de manera efectiva con la Tierra, y así garantizar un aterrizaje seguro? 

Hoy podemos contestar afirmativamente cada una de esas interrogantes, y aunque el primer viaje al espacio se lo llevó Rusia y no Estados Unidos, como hubiera querido, esto mereció un importantísimo avance en la ciencia y las posibilidades de estudio en diversas áreas. Tanto, que ahora estamos pensando, más allá de nuestras novelas favoritas de ciencia ficción, la posibilidad de poblar Marte en menos de 20 años. 

Además, cabe mencionar que aquella diminuta nave que acompañó a Gagarin a esta misión experimental y de alto riesgo era, sin duda, un artefacto completamente improvisado que, por fortuna, dio resultado. Incluso el reconocido ingeniero Boris Chertok, quien de hecho participó en la misión, medio siglo después afirmó: “Si la nave espacial Vostok se presentara a los científicos de hoy, nadie votaría a favor de lanzar una cosa tan improvisada como esa al espacio".

Más allá de los riesgos, hoy celebramos el exitoso vuelo que cambió por completo la narrativa de nuestro mundo, porque fue entonces que el ser humano se adjudicó el título de viajero espacial, para entonces no dejar de soñar con algún día llegar a la orilla del universo y sus misterios.

Redescubre el universo AQUÍ.