Hoy hace diez años, partió del mundo terrenal uno de los empresarios más evocados a nivel mundial: Steve Jobs, quien además fue el cofundador y presidente ejecutivo de la reconocida marca Apple y también fue un importante accionista individual de The Walt Disney Company.​ 

A estas alturas hablar de Steve Jobs es hablar de alguien que, probablemente, muchos van a reconocer. Su legado no solo radica en los impecables artefactos minimalistas que le dio al mundo, ni mucho menos; su legado trasciende cualquier producto que podamos imaginar. Jobs se dedicó a cosechar entusiasmo y pasión para futuras generaciones. 

Steve Jobs es una figura legendaria que ha servido como fuente de inspiración para los grandes objetivos que nos podamos proponer. En este sentido, pensamos en cómo la narrativa actual se ha construido a partir de puntos de referencia aspiracionistas, y no lo menciono en un mal sentido, pues realmente nos invitan a salir de nuestra zona de confort para lograr edificar nuestras metas. 

El informático empresario nació en San Francisco el 24 de febrero de 1955 y partió del mundo un cinco de octubre de 2011, debido a un cáncer. 

En sus inicios, el empresario mostró curiosidad por la informática. Desde muy temprana edad asistió a charlas y talleres organizados por Hewlett-Packard. De esta manera, consiguió que le dieran una beca de verano. Después fue contratado y conoció a Stephen Wozniak, quien en un futuro también sería cofundador de Apple. 

Para 1972, Jobs ingresó en la Universidad Reed College de Portland, Oregón, y aunque solo permaneció oficialmente durante seis meses, continuó clases como oyente. Durante esa época, Jobs y Wozniak se unieron para fabricar y comercializar su primer ordenador. Desde el garage de Jobs en Cupertino comenzaron a crear el primer ordenador personal de Apple I. Fue entonces que la semilla de su ahora enorme legado nació. 

Para 1976, vendieron una furgoneta y utilizaron el dinero para fundar la Apple Computer Company. Para el siguiente año, este ordenador ya tenía mejoras y abría paso a Apple II. Esto es únicamente un recapitulación breve de los inicios de Jobs. Sin embargo, su historia es una gran fuente de inspiración, sobre todo para aquellos que buscan convertirse en líderes financieros, o de cualquier otro sector, en el mundo. 

En este sentido y como homenaje a su aniversario luctuoso, hoy recordamos tres consejos primordiales para alcanzar nuestros sueños que nos dejó Jobs antes de morir.

Sigue tu intuición

Con el riesgo de sonar un poco a cliché, esta frase la repetía mucho Jobs desde la raíz más honesta. Pensaba que hacer lo que nos atrae y nos gusta, aunque no sepamos bien qué hacemos, es importante para conocernos y reconocer el camino. 

Para Jobs, todo lo que tuviera que ver con creatividad en un sentido extenso, sin importar el área, era una fuente importante de aplicación para el futuro. Por eso, escuchar nuestra intuición nos despierta pasiones y nos encamina. 

“Puedes preguntarle a los clientes qué es lo que quieren y después intentar dárselo. Para cuando lo tengas construido, ellos querrán algo nuevo”, decía Jobs.

Plantilla reducida

Al respecto del mundo empresarial, Jobs decía que cuando uno inicia es mejor tener todo controlado y reducido, en cuanto a número de empleados, para poder así mantener una relación más cercana con ellos. 

Cuando inició Macintosh, la plantilla de empleados era de 100 personas, si tenía que contratar a alguien nuevo tenía que despedir a otro, pues era su medida inicial. De esta forma lograba tener una relación más directa con cada uno de los trabajadores. 

El mejor momento es ahora

¿Quieres emprender? El mejor momento es ahora, Jobs hablaba de que las condiciones nunca serán 100% favorables, por lo que no había tiempo que perder e iniciar de una buena vez. Pensaba que comenzar dando el paso te llevaría cada vez más cerca de tus sueños. 

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