Corría el año 2000, Christian Bale fue llamado por la cineasta Mary Harron para darle vida a Patrick Bateman en la cinta American Psycho. Hoy en día, es uno de los papeles más destacados y conocidos del actor británico. La película logró conquistar a la mayoría de los críticos, quienes consideraron que encuentra su propia mezcla de horror y humor, en parte, gracias a una actuación gozosamente espeluznante de Bale. 

A 20 años de su estreno, se mantiene como una de las películas más representativas de su género, compartiendo peldaño con otros grandes largometrajes que giran en torno a psicópatas como: La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), y Psicosis (Alfred Hitchcock 1960). 

American Psycho nos transporta hasta un Nueva York de los años ochenta que cuenta la historia de Patrick Bateman (Christian Bale), un joven neoyorquino de clase media a quien su vida no parece estimularlo demasiado hasta que descubre su gusto por la sangre. Entonces, todo cambia: Patrick se convierte en un asesino en serie y nadie sospecha de él debido a su estatus social.  

Antes de establecer el precedente para los reboots de los superhéroes interpretando a Batman en la película de Christopher Nolan de 2005, Christian Bale firmó un contrato que muchos creían supondría un suicidio profesional, claro el papel de Patrick Bateman, el asesino en serie y antihéroe ochentero de la icónica novela de Bret Easton Ellis publicada emn 1991.  

Todos sabemos lo que sucedió después, ya que la película se convirtió rápidamente en un clásico de culto. Por lo tanto, para celebrar que se cumplen 20 años desde el estreno de esta ya emblemática película, queríamos compartir una selección de curiosidades que quizás desconocías.  

Leonardo DiCaprio, la primera opción. En el Festival de Cannes de 1998, los ejecutivos de Lionsgate anunciaron que DiCaprio, tras su éxito en Titanic, sería el protagonista de American Psycho, algo que era noticia tanto para Harron como para Bale. En consecuencia, Harron se negó a reunirse con DiCaprio. “No tenía ningún sentido pensar en Leonardo para el papel”, dijo Harron a The Guardian. “Había algo muy juvenil en él. Traía demasiado equipaje con él; no quería tratar con alguien que tenía muchos fans adolescentes. Ni siquiera deberían ver la película gente de la edad de sus fans. Nos podría haber metido en muchos problemas”.  

Profesionalidad. Para meterse en personaje, Bale hizo la rutina de belleza diaria de Patrick Bateman: fue al dentista para tener perfecta su sonrisa y entrenó tres horas al día, seis veces a la semana, con un entrenador personal. Esto demostró su entrega al oficio y marcó el principio de los tantos cambios de cuerpo que tuvo en su carrera. Según la realizadora, se inspiró en Tom Cruise para darle vida a Bateman tras verlo en el programa de David Letterman (“es como un amigo sin nada en los ojos”, dijo de él). 

Buena música y azul celeste… dicen por ahí que el que quiera azul celeste que le cueste.  El mayor gasto del filme fue en el derecho de las canciones que suenan a lo largo de toda la película, ya que Bateman es un obsesivo melómano (en el libro mucho más que en la película).  

Aunque la cinta tenía canciones de David Bowie, The Cure, New Order, Katrina and the Waves, Genesis, Phil Collins y Simply Red, fueron las de Whitney Houston y Huey Lewis and the News las que le causaron los mayores dolores de cabeza a los productores.

Huey Lewis, cantante y líder Huey Lewis and the News no se sintió cómodo con que su canción apareciera en el soundtrack oficial de la película, por lo que demandó que “Hip to Be Square” fuera eliminada de todas las copias. Ante la petición, el sello retiró más de 100 mil copias del álbum American Psycho: Music from the Controversial Motion Picture y las destruyó. 

La moda. Algunas marcas que acompañaron el lujoso estilo de vida de Patrick también se manifestaron en contra de aparecer en la película. La marca francesa Cerruti autorizó que Bale usara su ropa, excepto cuando este cometiera algún asesinato. Aunque en el libro, Bateman es famoso por su frase “Don’t touch the Rolex”, la marca de relojería no permitió que el personaje utilizara ninguna de sus piezas. Al parecer la marca relojera aplicó un “Don’t touch the Rolex”. 

A veinte años de su primera proyección comercial, American Psycho nos demuestra que continúa vigente. Ahora existe una sociedad globalizada, que aún se preocupa por demostrar ser más que otro individuo no como entonces, en exclusivos bares de Wall Street, sino a través de las redes sociales, ya que a diario las redes son una arena de batalla superficial y de apariencias, una competencia por externar quién es la mejor persona, ¿lo son en realidad?