La literatura mexicana consta de un extenso bagaje en el que cientos de nombres de autores, títulos de obras y firmas editoriales, han edificado las bibliotecas de nuestra cultura. Desde las miradas externas, hasta las internas, en materia literaria, México se ha posicionado, desde siglos atrás, entre las altas estanterías globales que representa el mundo intelectual.
Mientras nuestros monumentos literarios se alzan con nombres en los que figuras como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Rulfo y demás se rebosan entre los clásicos check list y musts de cualquiera que se considere intelectual, una subcultura se ha ido construyendo todo un camino en el que la literatura se enfrente desde la rebeldía académica y estándares sociales, para contar el lado B de la historia.
En este sentido, conmemoramos cómo hace 17 años una de las editoriales independientes más destacadas de México, Almadía, abrió sus puertas a miles de historias con ediciones únicas que cualquier ávido lector, desde entonces, ama tener.
Fue en 2005, en la ciudad de Oaxaca, que Almadía nació. A lo largo de estos 17 años transcurridos, el catálogo de esta editorial se ha expandido en distintos territorios, desde narrativa, poesía, ensayo, crónica e ilustración, teniendo, hoy en día, más de 300 títulos.
Almadía se ha dedicado a consolidar talentos tanto de escritoras como escritores emergentes en México, Latinoamérica y países como Angola, Mozambique, Sudáfrica, Finlandia, Francia, España, Estados Unidos y Canadá.
No cabe duda que la literatura mexicana se ha mantenido en diversos ejes, pero sobre todo se ha distinguido en dos principales: literatura auspiciada por becas y premios gubernamentales, como el imperio independiente que se ha forjado desde las diversas posibilidades en cuanto a editoriales ya sea underground y las prestigiosas existentes.
En este sentido, pensamos en el origen de aquellas rutas construidas para la publicación de voces emergentes y demás desde las profundidades del underground. Asimismo, pensamos en las publicaciones independientes que dedican sus contenidos a tópicos de interés para ciertos grupos contraculturales específicos.
A mediados de los 70, aparecieron publicaciones o fanzines como La Piedra Rodante o El Conecte, en México y fungieron como fuentes de información para quienes estuvieran interesados en el rock. Esto por nombrar un ejemplo, pero hablamos de un tipo de publicación que se hizo valer por su variedad de temáticas, cada una con sus públicos específicos.
Por otra parte, la literatura también tuvo lugar en este lado B de la historia narrativa, y por lo mismo con un peso contracultural relevante. Tal es el caso del Galimatías o Generación, del recientemente fallecido Carlos Martínez Rentería, quien incluso habiendo sido apoyado por el FONCA, mantenía un espíritu underground.
Se trata de otras rutas de publicación que han buscado miles de voces mexicanas y universales por expresar un arte que no sólo habita en las grandes estanterías de las prestigiosas librerías, sino también en los más impensables rincones del mundo.
Si bien, hoy Almadía ha crecido considerablemente, como para pensarse como una editorial underground, no podemos negar que sus orígenes y su espíritu aún mantienen viva la llama y el sueño de impulsar talento emergente desde una independencia editorial y artística.
Descubre más literatura sólo en Sanborns.